No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.

martes, 30 de abril de 2013

Asuntos internos, de Ian RANKIN

The Complaints es la primera novela de una nueva serie de Ian Rankin, la protagonizada por el inspector Malcolm Fox del departamento de Asuntos Internos, en la unidad de Ética Profesional. A estas alturas Rankin ya ha publicado otras dos novelas más de esta serie, aún no traducidas al español, si bien en la última aparece de nuevo John Rebus, aquel inspector heterodoxo y un tanto bebedor que se jubiló en Exit Music (La música del adiós, en traducción española), y por el que Ian Rankin ha obtenido la fama.

La música del adiós era la novela número diecisiete de John Rebus –acaba de salir ¿inesperadamente? la número dieciocho, Sobre su tumba (ver lectura), por tanto su autor no está empezando de cero para crear a Malcolm Fox, todo lo contrario, ya tiene construidos de alguna forma todos los efluvios tóxicos y farmacológicos necesarios para que el ambiente nos acoja y nos traslademos con total confianza a la Edimburgo húmeda, fría, hostil y atrayente donde se desarrollan la mayoría de sus casos, también éste de Malcolm Fox.

Foto: Archivo personal
Todo esto nos genera una pregunta: ¿qué hay de novedoso en Malcolm Fox o de verdad es una nueva serie o hemos cambiado algo excepto el nombre del protagonista o era necesario el cambio o por qué ha cambiado a John Rebus o …? Esta o estas preguntas generan a su vez una nueva: ¿es necesario responderlas? Es decir, ¿no sería el propio Ian Rankin el que debería responderlas? Aquí podríamos intuir alguna de las razones que le han llevado al cambio: el agotamiento del personaje, tanto en la vida ficticia de John Rebus como en la creativa de Rankin, al que se puede unir el posible agotamiento del lector, que ya ve ciertas repeticiones, en las tramas, en los personajes, en el protagonista. Pero no vamos a entrar en ello, ya habrá ocasión.

Aquí la trama vuelve a ser compleja, como ya nos tiene acostumbrados Rankin, sobre todo desde su Black & Blue. Lo que en principio parece una ayuda a otro departamento en la investigación de otro policía por asuntos de pederastia en Internet se va complicando a raíz de la muerte de la pareja de su hermana y las relaciones que van surgiendo a partir de una investigación personal en la que en principio no está invitado. La red tejida por Rankin nuevamente nos atrapa en un trasfondo de corrupción complejo y de altos vuelos con la burbuja del ladrillo que ya ha hecho boom, sí, también en otros lares, en este caso Escocia.

También Malcolm es un solitario, también en su investigación los malos no sólo están al otro lado, sino de nuevo en el que no deberían estar –precisamente el que pertenezca al área de Asuntos internos ya nos da una clave de lo que se puede esperar de esta nueva serie–, también los mafiosos escoceses, como el Cafferty de Rebus, aparecen, también los pubs, como antes el Oxford, y su ambiente oscuro sirven de ambientación. Pero Rankin ha querido que Fox no sea un bebedor, sino un ex bebedor, ni un amante de la música sesentera y setentera, eterno seguidor de los Rolling, que por ahora no tenga un alter ego, como Rebus tenía en Siobhan Clarke, que le ayude y complemente, que no tenga mala leche y se lleve mal con todos –aunque esto al final no le ha salido del todo bien, como se ve en el desarrollo de la novela–, sino que sea un tanto sosegado, pero, eso sí, persistente hasta el final. En fin que Rankin ha intentado crear algo a partir de algo y de ahí vienen los posibles peros que se le pueden poner.

Edimburgo
Foto: Archivo personal
En cuanto al resto, el oficio no ha desaparecido, el saber llevar la trama hasta al final, su ambientación que tanto nos atrae en ese Edimburgo lluvioso, viejo y nuevo a la vez, la complejidad que nos va envolviendo, el desarrollo de los acontecimientos, el ritmo que nos guía, con sus cambios, lento, lento, rápido o breve breve larga, como los pasos del hexámetro dactílico de la épica clásica, todo ello está de nuevo aquí y por eso lo leemos con gusto, aunque novedoso, novedoso no lo sea y será por eso que…






2009. The Complaints (Asuntos internos). Lectura
2011. The Impossible Dead.
2013. Saints of the Shadow Bible. [con John Rebus] Lectura

lunes, 29 de abril de 2013

Lo que esconden las nubes oscuras, de Anne HOLT

Las casualidades son elementos que juegan un papel en cierto modo importante en las novelas policíacas. Los accidentes de todo tipo forman parte de las casualidades. Pero cuando los accidentes son el elemento primordial que caracteriza el final de la novela, el elemento con el que de algún modo se resuelve la trama: algo falla. Algo importante falla. No es cuestión de que la novela deje de sorprender o que el misterio se resuelva de una forma impactante o no esperada. El problema se encuentra en la tergiversación de la verosimilitud. No es que un accidente o una casualidad no formen parte de la realidad que nos envuelve y que somos, y en la realidad que se inventa la novela en cuestión, lo son, forman parte, es decir, no dejan de ser reales y verosímiles, pero no cuando algo chirría, cuando al leer el desenlace, te dices, pero por qué razón nos asalta con esto, por qué demonios estropea el autor una trama hasta ese momento bien trabada, organizada, con unos personajes creíbles, con unos protagonistas con los que nos identificamos, con un asunto bien solucionado.

Iguales o parecidos problemas me encontré con Det som aldri skjer –o como la han traducido aquí: Crepúsculo en Oslo (sin ningún sentido, por cierto)– y es que la trama no termina. No es el mismo problema que me generó Castigo, la primera de la serie que protagonizan el inspector Yngvar Stubø y la que será ya su pareja en esta que nos ocupa. En Castigo el error es evidente, la casualidad se torna protagonista al final de la novela cuando se estrellan en un accidente de tráfico los dos perseguidos. Es tan preponderante que derrumba el final, que lo sustrae, nos lo roba, o, mejor, asesina, de alguna forma.

Aquí, en Crepúsculo en Oslo, el asesino se nos queda pendiente, no porque no lo conozcamos, sino porque, según propone la novela, es el asesino perfecto: inalcanzable, todopoderoso, sin castigo.

Otra novela también fallida es Una mañana de mayo. En una trama que envuelve a la presidenta de EEUU, secuestrada no sabemos por quién en Noruega, y que resulta que la han abandonado en un sótano de la casa de Hanne Wilhelmsen –la protagonista de su serie anterior (hasta ahora se han publicado en español los tres primeros [ver lectura] y el último de la serie [ver lectura])–, donde aparece tampoco sabemos cómo Inger Johanne Vik.

Excluyo, aunque no del todo, Noche cerrada en Bergen. Es la mejor trabada en todos los sentidos, pero esa amiga de hace veinte años que aparece para darle a Inger Johanne la clave del grupo homofóbico estadounidense…

Junto a ella, la última es la mejor de las cinco. El tema es lo suficientemente concreto y preocupante: el maltrato de los niños, como para sostener él solo la novela. Y está bien, muy bien llevada, aunque Yngvar Stubø no aparezca en ella, demasiado ocupado por la masacre de la isla de Utoya. Pero no.

No. A Skyggedod (Lo que esconden las nubes oscuras) le sobran los últimos cuatro párrafos, sin más. También le podría sobrar ese encuentro a lo Poirot en la casa del suceso de los incriminados, pero, en fin, se puede aceptar. Pero lo que le sobra, sí o sí, es ese accidente final sin sentido (excepto para continuar en una nueva novela con un nuevo inicio o terminar con la serie protagonizada por Inger Johanne Vik y su marido Yngvar Stubø, que parece ser la pretensión de la autora).






(1) 2001. Det som er mitt. (Castigo)
(2) 2004. Det som aldri skjer. (Crepúsculo en Oslo)
(3) 2006. Presidentens valg. (Una mañana de mayo)
(4) 2009. Pengemannen. (Noche cerrada en Bergen)
(5) 2012. Skyggedod. (Lo que esconden las nubes oscuras). Lectura

viernes, 26 de abril de 2013

No mires atrás, de Karin FOSSUM

Se deg ikke tilbake! (traducida como No mires atrás) es una de las cinco novelas de Karin Fossum que se han publicado en español –ya seis–. En ellas el maduro y solitario inspector Sejer vuelve a ser el protagonista junto al joven Jacob Skarre. Pero –y esto es lo característico de las novelas de Fossum– su protagonismo no es tal, o al menos, lo comparte junto a los del otro lado, los malos, los malogrados, los que padecen alguna enfermedad psiquiátrica y no controlan lo que hacen, los jóvenes con problemas familiares o, simplemente, los que se encuentran en lugares equivocados en momentos inoportunos y no saben cómo salir de esa situación ni en el momento ni después de ese momento. Es decir, que si Sejer siempre aparece para intentar encontrar la culpabilidad de unos u otros, son estos unos u otros los que ocupan las páginas de las novelas de Karin Fossum para hablarnos de por qué ocurre lo que ocurre, cuáles son los antecedentes psicológicos, familiares, sociales que hacen posible que el crimen, los crímenes tengan lugar en una sociedad que se cree del bienestar.

En Varsleren (Presagios), la penúltima de las serie, el crimen, el verdadero crimen, es cometido al final y el presunto criminal, el que la trama argumental nos ha ido llevando para considerarlo como tal, no está claro que haya sido el verdadero causante de la muerte de un niño de ocho años, si bien su desarraigo familiar, el odio a su madre borracha y con problemas depresivos, le hace cometer una serie de bromas de mal gusto que provocan el terror en la pequeña comunidad donde vive. Como vemos de ejemplo en esta obra, los criminales a veces no son tales, o si lo son –la ambigüedad queda en el ámbito del lector– su bagaje psicológico los justifica de alguna manera.  

La novela que nos ocupa es la segunda de la serie de diez –ya once– que tiene al inspector Sejer como el guía de la misma. A falta de que se disponga en español de las otras cinco que faltan (acaba de salir Svarte sekunder en la colección Roja & Negra traducida como Segundos negros –ver lectura–), se puede considerar la mejor de todas. Siendo la segunda, como digo, ya nos está dando de sí todo lo que Karin Fossum aporta a la novela policial, esa giba, esa chepa, esa carga que todos llevamos y que asimilamos de una u otra forma según nuestra personalidad, según nuestras fortalezas y debilidades y según los pocos o muchos asideros que podamos encontrar en nuestro camino. Y los desencadenantes pueden ser muchos y están instalados en nuestras sociedades desde hace años, décadas, siglos: el sexo y el odio. El sexo: prohibido, su falta, su deseo, su in- o descontrol; el odio: al otro, al diferente o al feliz, al establecido o a lo establecido, por lo contrario.

No mires atrás en el fondo aporta el problema de los malos tratos a los niños. Pero está tan al fondo y tan al final de la novela que llega a ser casi indiferente para la trama en sí. En realidad nos estamos sumergiendo en los silencios de una comunidad donde todos se conocen y nadie se conoce en realidad, en la soledad que nos cerca y en los despropósitos que nos envuelven. Los personajes se van dibujando a medida que Sejer los va descubriendo y desnudando y lo que al principio era el posible secuestro de una niña, Ragnhild, se convertirá al final en el secuestro de nuestra buena conciencia, en su destrucción, más bien, y con ella, de la confianza en lo más cercano a nosotros mismos.





1995. Evas oye. (El ojo de Eva)
1996. Se deg ikke tilbake! (No mires atrás) Lectura
1997. Den som frykter ulven. (¿Quién teme al lobo?)
1998. Djevelen holder lyset.
2000. Elskede Poona. (Una mujer en tu camino)
2002. Svarte Sekunder. (Segundos negros) Lectura
2004. Drapet pa Harriet Krohn.
2007. Den som Elster noe annet.
2008. Den onde viljen.
2009. Varsleren. (Presagios)
2013. Carmen Zita og doden.