No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.
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lunes, 21 de octubre de 2013

Pan, Educación, Libertad, de Petros MÁRKARIS



Las novelas del comisario Kostas Jaritos –de Petros Márkaris– son eminentemente políticas, sin dejar de ser policiacas. Y no puede ser de otra forma si pensamos de dónde vienen ambos términos: de Πολις (polis). Y este término no significa únicamente ciudad (Atenas), que también, sino al conjunto de aldeas (barrios) que la forman, al conjunto de casas (viviendas) que integran estas aldeas y al conjunto de familias que viven en éstas y, por tanto, al conjunto de individuos que integran estas familias. Porque como decía Aristóteles, allá como veinticinco siglos atrás, el hombre es un ser social por naturaleza. Es decir, no podemos dejar de ser entes comunitarios, vivimos en comunidad, y como tales, tenemos que organizarnos dentro de esa comunidad y esa forma de organizarnos es la política. Ya hemos llegado a donde queríamos y a donde llega Márkaris con sus novelas –y sin consultar el Dimitrakos–.


Ψωμί, Παιδεία, Eλευθερία (Pan, Educación, Libertad) es la tercera y última novela de la “Trilogía de la crisis” que ha escrito Petros Márkaris con Kostas Jaritos como vertebrador de los relatos. Los títulos de ésta, como los de la primera entrega, Ληξιπρόθεσμα Δάνεια (Con el agua al cuello) –literalmente, Préstamo vencido–, y la segunda, Περαίωση. (Liquidación final), son explícitos a la hora de informarnos de lo que tratan las tres obras: la economía.

La crisis, los chanchullos, la corrupción, el fraude ocuparán, pues, el primer lugar, el papel protagonista en las tramas y serán los condicionantes y los motivos que provocarán en cada una de ellas los asesinatos que se van a producir y que Jaritos investigará.

Además, si ya de por sí en todas las novelas policiacas de Kostas Jaritos el entorno familiar y los problemas cotidianos de la familia Jaritos tienen un papel destacado, en éstas tres últimas se torna ineludible, porque son un ejemplo palmario de la familia media griega y de cómo la crisis económica que está padeciendo el país heleno se está llevando por delante todas las bases que la sustentaban desde que se instalaron en la democracia.

Por tanto, cuando hablamos de economía, hablamos de política y cuando hablamos de ambas, hablamos de políticos y de empresarios, que van a ser las víctimas propicias de los que ya no tienen nada que perder porque lo han perdido todo y sólo queda el sentimiento de venganza.

El esquema en las tres es bastante parecido, en eso copian en cierto modo a otras novelas anteriores, como, sobre todo, Ο Τσε αυτοκτόνησε (Suicidio perfecto) (ver lectura) pero también Βασικός Μέτοχος (El accionista mayoritario) e, incluso, Άμυνα ζώνης (Defensa cerrada) –las que más se alejan de este esquema serán la primera, Nυχτερινό δελτίο (Noticias de la noche), y la quinta, Παλιά, Πολύ Παλιά (Muerte en Estambul), situada en Turquía como refleja su título en su edición española–, donde una sucesión de asesinatos tienen sus raíces en motivos de corrupción tanto política como empresarial y en cómo el comisario Jaritos va indagando a medida que van ocurriendo los asesinatos hasta que encuentra por fin al causante o causantes de las muertes.

En Con el agua al cuello los bancos serán los asediados, en concreto sus representantes. El primer asesinado será un director jubilado del Banco Central, Nikitas Zisimópulos, al que le seguirán un inglés, también director en activo del First British Bank en Atenas, un holandés, con cargo en la Agencia de calificación Wallace and Cheney, y, por último, un empresario de una empresa de “servicios de cobro” de prestamos no devueltos, todos ellos decapitados con una espada a manos de un cómplice del llamado “guerrillero antibancos”. En Liquidación final, en cambio, será “El Recaudador Nacional” quien se encargue primero de amenazar mediante cartas y después de matar a los defraudadores de impuestos que no satisfagan sus pretensiones para devolver a la Hacienda pública lo que han defraudado. Así escenificará en distintos cementerios o recintos arqueológicos la muerte, envenenados con cicuta, como Sócrates, del médico Azanasios Korasidis y de Stilianós Lasaridis, profesor de universidad y director ejecutivo de la empresa Global Internet Systems. Y, visto que su empeño no le ofrece recompensas del gobierno, se encargará también de políticos o de aquellos beneficiados por sus contactos en esas esferas, como el sindicalista y luego diputado Lukas Zisimatos y el propietario de distintas academias Zeódoros Karadimos, ambos con una flecha envenenada.

Y en la que nos ocupa, Pan, Educación, Libertad, serán unos antiguos estudiantes de izquierdas, participantes en los “Hechos de la Politécnica” contra la dictadura, pero que ahora son un empresario poderoso, como Yerásimos Demertzis, que contrata a inmigrantes sin papeles para sus obras, “no tenemos pan”, o un profesor de derecho penal en la universidad, Nikos Zeologuis, que devalúa la educación con sus chanchullos, “no tenemos educación”, y un destacado sindicalista de la Unión General de Funcionarios, Dimos Lepeniotis, “para nosotros la libertad es emigrar”, los que morirán tiroteados. Y serán sus propios hijos, que ven la injusticia y la depravación a la que se ve condenada la sociedad griega, debido a estos ejemplares, los que intentarán poner coto a eso. Porque serán precisamente los hijos de éstos los que tendrán que empeñar sus vidas en esta deriva hacia el hundimiento en la que se ven envueltos los países del sur de Europa con los continuos recortes, devaluaciones de sueldos, privación de pensiones… 

Y mientras Kostas Jaritos, que sigue siendo el mismo comisario de policía, sin ascensos y con cada vez menos sueldo –y también sin aquella jocosidad de las primeras novelas y sin esas peleas constantes con su mujer Adrianí, pero sí con su diccionario el Dimitrakos en su regazo–, intenta resolver todos estos asesinatos, que incluso podríamos calificar de “justos”, su hija Katerina, casada con Fanis en la primera escena de Con el agua al cuello, ejemplifica el intento de sacar la cabeza del estanque a pesar del más que probable ahogamiento, primero trabajando con drogodependientes por una miseria, luego desechando un trabajo en el extranjero para quedarse en Grecia luchando con los demás y después montando un negocio con Maña, una psicóloga, ella abogada, para ayudar a esos que cada vez más lo necesitan.

Pan, Educación, Libertad se sitúa en el 2014, Grecia ha vuelto al dracma, abandonando el euro, y es todo como un nuevo inicio desde lo más profundo cuando todavía no se ha dejado de caer.   





1995. Nυχτερινό δελτίο (Noticias de la noche).
1998. Άμυνα ζώνης (Defensa cerrada).
2003. Ο Τσε αυτοκτόνησε (Suicidio perfecto). Lectura
2006. Balkan blues (Balkan blues). [9 relatos]
2006. Βασικός Μέτοχος (El accionista mayoritario).
2008. Παλιά, Πολύ Παλιά (Muerte en Estambul).

2010. Ληξιπρόθεσμα Δάνεια (Con el agua al cuello). [Trilogía de la crisis, 1]
2011. Περαίωση (Liquidación final). [Trilogía de la crisis, 2]
2012. Ψωμί, Παιδεία, Eλευθερία (Pan, Educación, Libertad). [Trilogía de la crisis, 3] Lectura