Händelse om hösten (Huesos en el jardín) es la última
novela de Kurt Wallander, pero ni es la última ni es propiamente una novela,
aunque sí que nos encontramos de nuevo con Wallander y con su hija Linda, pero
tampoco con un caso propiamente dicho.
Empecemos. Sí es la última novela publicada de Kurt Wallander
escrita por Henning Mankell traducida al español, aunque ni por su cronología
externa, fue publicada por primera vez en el 2004 en Holanda, ni por su
cronología interna es la última. Si tenemos en cuenta el orden temporal interno
de toda la serie de Wallander, la que nos ocupa estaría situada entre Brandvägg
(Cortafuegos), cuyos acontecimientos se sitúan entre octubre y noviembre de
1997 y la última novela de la serie, Den orolige mannen (El hombre inquieto),
que se desarrolla una década después, entre enero del 2007 y mayo del 2010,
aunque entre Cortafuegos y Huesos en el jardín podríamos introducir la única en
la que el personaje principal es Linda Wallander, la hija de Kurt, que protagonizó
Innan frosten (Antes de que hiele), siendo su padre un personaje secundario, y
que se sitúa en su cronología interna entre agosto y noviembre del 2001 y que a
su vez fue publicada en el 2002.
Y no es una novela porque en realidad es una nouvelle, es
un relato largo de algo más de cien páginas que ni por asomo se acerca ni en
extensión ni en complejidad al resto de la serie, donde priman novelas de ritmo
pausado, muy prolijas en la descripción de los acontecimientos, pero también de
los estados de ánimo, sobre todo del protagonista y, como decimos, con una
complejidad en el desarrollo de las tramas que ni por asomo encontramos en
ésta.
Pero lo que nos complace de ella es que rellena un poco la
laguna de unos diez años entre los acontecimientos de Cortafuegos situados en
1997 y los del fin de la serie en El hombre inquieto que empieza su andadura en
enero del 2007.
Y en ese interin, Wallander ha decidido por fin mudarse
de su piso del centro de Ystad en la calle Mariagatan a una casa con jardín en
las afueras y también ha decidido tener perro. Y como su compañero Martinsson
lo sabe, le ha ofrecido una casa de un familiar de su mujer que ya es demasiado
mayor para vivir allí y en donde Wallander en una primera visita se va a
encontrar con unos huesos enterrados en su jardín que provocarán el desarrollo
de su trama. Y donde Wallander empieza a plantearse una serie de cuestiones
personales que tienen que ver con el paso del tiempo y la proximidad de la
vejez, que es precisamente la excusa principal de El hombre inquieto.
Porque El hombre inquieto se puede leer en dos
vertientes, como en general toda la serie. Una, la de la investigación, en este
caso una investigación más o menos personal de la desaparición de los suegros
de su hija Linda, primero la del suegro Hakan von Enke, un antiguo capitán de
fragata de la armada sueca, ya retirado y que acaba de cumplir setenta y cinco
años y después la de su mujer Louise, profesora de alemán y antigua saltadora
de natación, unos años más joven que su marido. Y esas desapariciones derivarán
en una trama de espionaje, donde se ven envueltas las dos grandes potencias de
la guerra fría y que tiene como centro las profundidades de las aguas
territoriales suecas y sus escudos estratégicos de defensa. Y cuya metáfora son
los submarinos de unos y otros que surcan esos mares en una suerte de
trayectorias ocultas que semejan la de los espías, ya soviéticos o del bloque
del este ya norteamericanos u occidentales, que actúan en Suecia bajo una
apariencia que sólo Wallander puede llegar a desenmascarar.
La otra vertiente es la personal, la de la vida de Kurt,
la del declive, podríamos decir, de cómo uno mismo se va dando cuenta y a su
vez se va ocultando a sí mismo esa deriva del cuerpo hacia un descampado al que
no queremos llegar. Porque al Wallander ya diabético se le suma el Wallander
con lagunas de memoria, el Wallander que olvida su arma reglamentaria en un
restaurante, el Wallander que pierde la noción de dónde se encuentra, el Wallander
que se va metiendo en ese agujero repleto de sombras, de intervalos vacíos, de
huecos, que al final derivarán en un enorme espacio oscuro que será el
Alzheimer.
Y en eso Henning Mankell es especialista y quizá lo que
ha llevado a la serie de Wallander a su gran éxito, pues siendo novelas
policiacas, lo que las caracteriza es precisamente ese desarrollo del mundo
interior del protagonista, de su trayectoria vital, pero no como un ser
excepcional que desentraña casos misteriosos, sino como un simple policía de
Ystad, una pequeña ciudad en la región de Escania, al sur de Suecia, con cierta
tendencia a la soledad, separado de Mona, la madre de su hija Linda, con apenas
algún escarceo amoroso como el de Baiba en Hundarna i Riga (Los perros de Riga)
–que por cierto en El hombre inquieto termina muriendo ya enferma de cáncer,
porque esta novela es en cierto modo un colofón donde se cierran o intentan
cerrar todos los cabos sueltos que se han ido dejando a los largo de todas las
novelas de la serie–, con sus relaciones conflictivas con estas mujeres o con su propio padre,
el pintor de un único motivo, ya muerto también en otra de las novelas, aunque siempre presente en su mente, y con
sí mismo, en diálogo constante consigo mismo y con sus miserias, que no dejan
de ser las miserias de todos.
En resumen, Huesos en el jardín es una nouvelle de
lectura fácil y reencuentro ansiado con Wallander, en un momento intermedio
antes de su declive final, pero que a sus lectores habituales se les debe hacer
corta, acostumbrados a otro ritmo y a otras anchuras. Es como una pequeño punto
de luz en esa década perdida de Wallander, porque después de ocho novelas,
desde Mördare Utan ansikte (Asesinos sin rostro) hasta la ya mencionada
Cortafuegos, una por año, que ocupan casi entera la década de los noventa, más
un libro de relatos, Pyramiden (La pirámide), que habla de la prehistoria de
Wallander, en la década posterior, la de los años dos mil, nos tenemos que
contentar con una novela donde la protagonista es su hija, con la novela
colofón de El hombre inquieto y con esta pequeña pildorita para nuestra
ansiedad de Wallander que es Huesos en el jardín.
1991. Mördare Utan ansikte (Asesinos sin rostro).
[Enero-agosto de1990]
1992. Hundarna i Riga (Los perros de Riga). [Febrero-mayo
de 1991]
1993. Den vita lejoninnan (La leona blanca). [Abril-junio
de 1992]
1994. Mannen som log (El hombre sonriente).
[Octubre-diciembre de 1993]
1995. Villospar (La falsa pista). [Junio-septiembre de
1994]
1996. Den femte Kvinnan (La quinta mujer).
[Septiembre-diciembre de 1994]
1997. Steget Ester (Pisando los talones). [Junio-octubre
de 1996]
1998. Brandvägg (Cortafuegos). [Octubre-noviembre de
1997]
2004. Händelse om hösten (Huesos en el jardín).
[Octubre-diciembre de 2002] Lectura
2009. Den orolige mannen (El hombre inquieto). [Enero de
2007-mayo de 2010]
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1999. Pyramiden (La pirámide). [Relatos de la juventud de
Wallander. Entre 1969 y 1990]
2002. Innan frosten (Antes de que hiele). [La protagonista es Linda, la hija de Kurt Wallander. Él aparece
de forma secundaria. Agosto-noviembre de 2001]