En la
anterior lectura sobre la “Trilogía de la crisis” –de la que el mismo Petros
Márkaris nos ha anunciado un epílogo, es decir que no serán tres sino cuatro
novelas– comentábamos que el esquema de las mismas era algo que ya habíamos
visto en alguna de las anteriores y quizá sea esta misma, Ο Τσε αυτοκτόνησε (Suicidio
perfecto), el modelo seguido por las novelas de la crisis, aunque con alguna
salvedad como veremos.
Aprovechamos,
pues, su reciente edición en bolsillo para comentarla y así acercarnos a esos
primeros pasos y casos de Kostas Jaritos y de la sociedad griega antes de caer en
esa deriva hacia no se sabe dónde en que se ha convertido el país en los
últimos años y en las últimas novelas de Márkaris. Y los antecedentes de esa
situación se pueden encontrar en las novelas precedentes sin ir más lejos. Pues
si algo caracteriza a la narrativa policiaca de este autor es que refleja como
un pulido espejo los avatares políticos y sociales en los que se ve envuelta la
sociedad griega, dándoles, eso sí, esa dosis de intriga para que el veneno –damos
a esta palabra su antiguo y ambiguo significado de medicina y droga a la vez–
que nos está inoculando por sangre apenas se note y vaya entrando sin
paliativos alternos en nuestro organismo a ver si consigue sanarnos
definitivamente o si no es así, al menos saldremos con la sensación de que
queremos más de lo mismo, en este caso más de las novelas de Kostas Jaritos.
Pues
Kostas Jaritos es, en ellas, el guía. Siempre con la coloquialidad y
cabezonería de su primera persona a cuestas nos sumerge en dos estadios, el de
la vida cotidiana y el de la investigación constante para poder explicar lo
inexplicable. Y eso que en esta novela parte de la convalecencia –de un disparo
recibido en la novela previa, Άμυνα ζώνης (Defensa cerrada)– y de una baja prolongada que le ha mantenido
durante más tiempo del que él mismo pudiera soportar bajo el mandato de su
mujer, Adrianí, y así se ha convertido en un ser sin personalidad, decaído,
abúlico, de la cama a la mesa, un paseíto y vuelta a la cama, y poco más,
apenas alguna que otra conversación por teléfono con su hija Katerina, que hace
el doctorado en Salónica, y las visitas de su médico y pareja de su hija, Fanis.
Menos mal que esa monotonía y esa falta de voluntad vienen a romperla un
suicidio emitido en directo por la televisión.
El
suicidio del empresario Iásonas Favieros que mientras está siendo entrevistado
saca una pistola, se la mete en la boca y mancha de sangre y de sesos a todos
los televidentes, entre ellos al propio Jaritos. Sólo la búsqueda de la razón
por la que ha podido hacer algo así saca al comisario de su baja mental y con
ella, y en el transcurrir de la novela, también de su baja médica para
reincorporarse en su antiguo puesto, que ya veía peligrar.
Pero no
es todo tan sencillo. Porque a la muerte del empresario Favieros, pronto se va
a unir el asesinato de dos de sus trabajadores, dos kurdos, en las obras de la
Villa Olímpica –recordemos que esta novela se publicó en el 2003 y está
ambientada en los años previos a la celebración de los Juegos Olímpicos de
Atenas del 2004– cuya muerte reivindica una agrupación ultraderechista, la
“Organización Nacional Helénica Filipo el Macedonio”. Y poco después se produce
otro suicidio en pantalla, la del político y diputado de izquierdas, Lukás
Stefanakos.
Un
empresario, un político y, posteriormente, en la fiesta de celebración de su
santo, un periodista, Apóstolos Vakirtzís, de los que hacen daño, de los que
tienen poder, el poder que da la información y la posibilidad que da de
manipularla y amoldarla y conducirla. Es decir, que los suicidas son gente
poderosa en su ámbito y además conocidos entre sí –con intereses económicos
compartidos–, no sólo en la actualidad, sino que fueron en su día encarcelados
por la junta militar por su lucha subversiva contra la dictadura de los
coroneles. Pero de aquel momento a este ha pasado mucho tiempo y, sobre todo,
ha habido un cambio sustancial, el cambio de papeles y con ello del poder y el
poder del dinero.
Y lo que
pudiera indicar un ajuste de cuentas con el presente va a tener más que ver con
su pasado. Porque lo que castiga en definitiva a estos poderosos no es tanto lo
que están haciendo en el presente sino la traición que cometieron en el pasado,
la traición a unas ideas, a una ideología, a otros compañeros, a los que con
sus actos, con su vida, han dado la espalda, pese a quien pese, y pisando a
quien sea, sólo para convertirse en aquello contra lo que en su día lucharon.
Por eso, no hay mejor forma, parece, que ese asesinato contra uno mismo que es
el suicidio, y aquí el suicidio se convierte en un acto en cierto modo
simbólico.
Y
mientras todo esto se va descubriendo, la vida personal de Jaritos también cambia, de un estado de muerte en vida en la que se había convertido su
convalecencia pasa a un estado de normalidad en el transcurso de esta
investigación paralela y no oficial que ha ido haciendo, con la aportación de
Guikas, su jefe, que incluso le ha cedido a su secretaria, Kula, para que le
ayude –ya que sus dos subalternos, Vlasópoulos y Dermitzakis, se deben al que
ahora había ocupado su cargo, Yanutsos–, poco a poco, y a pesar de los intentos
del poder político de llevar las aguas a su molino, se irán atando los cabos
que le acerquen a la solución. Y para ello cuenta, cómo no y más en un caso
como éste, con la ayuda inestimable de Zisis, aquel prisionero comunista que se
ha convertido en su mejor confidente e, incluso, amigo. Pues cuando la
izquierda se ha convertido en derecha uno ya no sabe qué mano es la que dirige
la trama, quizá porque siempre ha sido esta mano la que manda y así nos va, suicidándonos tan perfectísimamente y en directo para todos los televidentes.
1995. Nυχτερινό
δελτίο (Noticias de la noche).
1998. Άμυνα
ζώνης (Defensa cerrada).
2003. Ο
Τσε αυτοκτόνησε (Suicidio perfecto). Lectura
2006. Balkan blues (Balkan blues). [9 relatos]
2006. Βασικός
Μέτοχος (El accionista mayoritario).
2008. Παλιά,
Πολύ Παλιά (Muerte en Estambul).
2010. Ληξιπρόθεσμα
Δάνεια (Con el agua al cuello). [Trilogía de la crisis, 1]
2011. Περαίωση
(Liquidación final). [Trilogía de la crisis, 2]
2012. Ψωμί, Παιδεία, Eλευθερία (Pan, educación, libertad). [Trilogía de la
crisis, 3] Lectura
Esta serie cumple porque su lectura engancha y nos muestra un poco de la realidad griega pero debo decir que la mujer de Jaritos es insoportable.
ResponderEliminarTienes razón, pero a medida que avanza la serie, sobre todo en la Trilogía de la crisis, su carácter es más aguantable, tanto para nosostros como para Kostas Jaritos.
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