Si hay una característica que tengan en común el Brigada de la Guardia Civil Rubén Bevilacqua y el pergeñador del mismo, autor Lorenzo Silva, esa es sin lugar a dudas la minuciosidad con la que uno se toma y desmenuza los casos y el otro los describe y desarrolla los argumentos. Y esa cualidad se ha ido acentuando a medida que avanzaban las novelas que el primero protagoniza y el segundo escribe, sobre todo a partir de la tercera de la serie. Y a eso se añade el esquema autoimpuesto por el autor de que todas las novelas tengan sus veinte capítulos –aunque en las dos últimas cierre con un epílogo que es otro capítulo más– y que sea precisamente ahí, en el último, donde tanto en el título del capítulo como en el interior del mismo encontremos el título de cada una de las novelas, a veces, incluso, llega al extremo de que ese mismo título aparezca en la última frase de la obra, como ocurre en El lejano país de los estanques, La niebla y la doncella y La reina sin espejo.
Seis
novelas hasta ahora –aunque ya está anunciada la séptima de próxima lectura, ver bibliografía–
forman la serie del perenne brigada Rubén Bevilacqua y de la sargento Virginia
Chamorro, ambos investigadores de homicidios de la unidad central de la Guardia
Civil. Seis novelas que suponen dentro de la cronología interna de la serie
entre trece y catorce años transcurridos desde El lejano país de los estanques,
donde Bevilacqua o Vila, para abreviar y no confundir, tiene 35 años y todavía
es sargento, y donde la guardia primera Chamorro es una investigadora primeriza
de apenas 24 años, hasta La marca del meridiano donde frisan uno el medio siglo
y la otra se acerca al final de la década de los treinta. Y en ese interin,
hemos ido conociendo, sobre todo en esta última novela –como veremos–, las
vicisitudes personales de ambos personajes. Rubén, divorciado y con un hijo,
aunque de esto la primera noticia que tengamos se produzca en la tercera de la
serie, La niebla y la doncella, donde también presenciamos uno de los escasos
episodios personales de Virginia, cuando abandona a un violento novio
antidisturbios. Porque aunque aparezcan, siempre están en un segundo plano, ya
por su escasa vida personal, ambos son tendentes a una vida tirando a solitaria,
ya por que lo que en realidad llena su vida son los casos de los que se encargan,
que terminan por absorber casi todo el tiempo del que disponen. Y eso tiene que
ver con el puesto que ocupan en la unidad central de la Guardia Civil que les
obliga a estar dispuestos a desplazarse a cualquier lugar de la geografía
española, si es allí donde les reclaman.
Así –y
este es otro elemento a resaltar en las novelas–, los lugares también toman un
lugar destacado en cada caso, el primero transcurre en Mallorca, aunque la
muerta, la bella Eva Heydrich, sea austriaca y a ello se refiera el título de
la novela, El lejano país de los estanques –patria de Freud, citado junto a
otros psicoanalistas o psicólogos por Bevilacqua, recordemos sus estudios de
psicología, antes de ser guardia civil–, pero todo empieza y termina en la isla
balear. Allí entre el lujo y la buena vida de los yates y las discotecas
mallorquinas, sin olvidarnos de las playas, se desarrolla una trama donde las
relaciones de pareja nunca son convencionales, y lo que pudiera en un principio
ser un crimen por encargo se convierte al final en una rocambolesca historia de
pasiones cruzadas y de casualidad.
El
alquimista impaciente, en cambio, transcurre entre cierta zona de la alcarria
de Guadalajara, donde hay una Central nuclear, y donde trabaja la víctima, el ingeniero Trinidad Soler, y Madrid. En este caso la doble vida del muerto es el elemento
que se va destapando a medida que avanza la novela, y que termina por
descubrirnos las malas artes empresariales como las culpables sin escrúpulos a
la hora de competir por el euro. También en Madrid y en un pueblo de su
provincia, Ciempozuelos, transcurrirá la quinta –y estamos dando un salto–, La
estrategia del agua. Quizá es en cierto modo la más anómala, ya que el caso
casi está resuelto desde el comienzo, a pesar de que las primeras pesquisas
apunten a un asunto de drogas, porque de lo que se trata aquí no es tanto el
descubrimiento del malo o la mala, sino de lo injusta que es la justicia y de
las trampas que se le pueden poner, y más cuando se trata de un caso de la
custodia de un hijo. Quizá sea una novela ideológicamente partidista, no en
vano el propio Bevilacqua está divorciado y tiene un hijo, aunque ya cerca de
los dieciocho años, pero la minuciosidad que hemos resaltado como la
característica más importante de este autor y personaje aquí es llevada al
extremo. El caso en sí se resuelve en apenas cinco días, de miércoles a lunes
y, en una novela de algo más de 400 páginas, al primer día del caso se le
dedican las primeras 182. Pero la muerte, por medio de un asesino profesional, de
Óscar Santacruz no quedará impune y su hijo, de tan solo ocho años, vivirá
sabiendo quién ha sido el culpable.
Retrocedemos
a la tercera, La muerte y la doncella y volvemos a una isla, en este caso
canaria, La Gomera, con el contraste entre su zona semidesértica y su selva de
Laurisilvas, y nos encontramos con que Bevilacqua tiene que recuperar y
resolver un caso que en su día no quedó del todo claro y donde hubo un juicio
del que el presunto culpable salió inocente. La muerte de Ivan, un chico de
veinte años, hijo de una madre un tanto extravagante, Margarethe van Amsberg, y
metido en líos de drogas, se quedó en el aire cuando se exculpó al principal
sospechoso, el político canario Goméz Padilla. Pero lo que de verdad nos
encontramos en la obra es una trama de corrupción que envuelve a la propia
Guardia Civil –motivo, el de la corrupción dentro del cuerpo, que volverá a
aparecer en la novela que nos ocupa– y también uno de los escasos escarceos
amorosos del irónico Rubén con la cabo Anglada destinada allí, en Canarias, y antigua compañera de Virginia.
Un
pueblo zaragozano y Barcelona serán los paisajes que nos encontremos en La
reina sin espejo, y será también la novela donde aparecerá por primera vez
aquel subteniente Robles, que será el asesinado en La marca del meridiano, pero
que aquí simplemente funciona para el reencuentro con su pasado de Bevilacqua
ya que estuvo destinado durante tres años en Barcelona y Robles ejerció de
maestro y cicerone. Pero en realidad la trama se aleja un tanto de esto, que se
desarrollará muy ampliamente en nuestra novela, y nos sumerge en un asunto oscuro de una red de prostitución que sólo se descubrirá muy avanzada la novela
y unas relaciones de pareja algo fuera de lo normal, pues la muerta, la
presentadora de televisión, Neus Barutell y su marido, el escritor Gabriel
Altavella, tienen, estando juntos, unas vidas sexuales totalmente
independientes. Y de ahí viene el primer acercamiento al caso que en realidad es
un cierto alejamiento. No podemos dejar de destacar las constantes referencias literarias con las que se juega en la obra y que tienen su culminación en el carácter simbólico de Alicia a través del espejo.
Decimos
que esta novela, siendo totalmente independiente, es como una anticipación de la
última –hasta el momento–, La marca del meridiano, porque una serie de
personajes se repiten, por ejemplo el mosso d’esquadra Riudavets, y, sobre todo,
se desenmascara aquel secreto de la vida personal de Bevilacqua, que aquí está
anunciado o, más bien, apenas sugerido. Porque La marca del meridiano aparte
del descubrimiento de por qué han matado y antes torturado al ahora ya jubilado
subteniento Robles, es el descubrimiento de esa vida pretérita, que le ha hecho
como es, de aquel incipiente investigador Bevilacqua por las calles de
Barcelona –aunque en el presente la novela también se mueva por La Rioja y Cantabria–. Como en una novela anterior, La niebla y la doncella, esta también
habla de la corrupción dentro del propio cuerpo de la Guardia Civil, pero sólo
como metonimia de la corrupción que dentro de nosotros mismos también se da, un
demonio o un animal, como se le llama en la novela, que algunos no pueden
dominar y otros sólo mal que bien.
Castelldefels, localidad al sur de Barcelona donde transcurre parte de la trama. |
Por
último sólo mencionar dos elementos que no quiero dejar sin comentar, los
diálogos se sostienen constantemente por la propia idiosincrasia irónica de
Ruben, pero esos diálogos sin un gran interlocutor, Virginia, no se sostendrían
y no se sostendría ninguna de estas novelas. Todas ellas están hechas a través
de ellos, como así se construyó el Quijote. Por eso, posiblemente, las relaciones de
pareja no tienen por qué ser siempre del mismo modo, de ahí que aquí, como no podía ser de otro modo, haya una
relación de pareja y como se observa en una de las últimas escenas en una playa
barcelonesa, una relación de pareja donde los protagonistas se funden en un abrazo que supone, quizá, que esta sea
una batalla ganada y no perdida como aquella última del ingenioso hidalgo.
2000. El alquimista impaciente.
2002. La niebla y la doncella.
2005. La reina sin espejo.
2010. La estrategia del agua.
2012. La marca del meridiano. Lectura
2014.
Los cuerpos extraños. Lectura
2004.
Nadie vale más que otro. [Cuatro relatos]
2013. "Antes de los dieciséis". [Relato online]