Un
accidente de tren. El huracán Olga. Dos asesinatos. Y cerca de doscientas
personas encerradas en un hotel de montaña. Todos sospechosos.
Y Hanne
Wilhelmsen para desenredar el nudo.
Sí. Es
Hanne Wilhelmsen de nuevo. La que había sido disparada y condenada a una silla
de ruedas para el resto de su vida en la anterior novela Sannheten bortenfor
(hasta ahora sin traducir al español), con la que se suponía que se había
acabado la serie de esta policía noruega, homosexual, distante y esquiva.
Después
apareció tangencialmente en Presidentens valg (Una mañana de mayo) sólo para
ayudar a Inger Johanne Vik (ver lectura de su serie) a salvar a la presidenta de Estados Unidos de las
manos de sus propios compatriotas. Pero aquí, en 1222, reaparece, mas reaparece
como una pasajera más de tren con destino Bergen que descarrilará y propiciará
todo el embrollo posterior.
Y
nuevamente nos encontramos a la Hanne Wilhelmsen metida en su caparazón. Ahora
es un caparazón con ruedas que hace que las distancias con el resto de la
humanidad se amplíen y que nadie la pueda tocar; antes era debido a su carácter
y a su condición de homosexual lo que hacía que sus antiguos compañeros
policías y también los fiscales adjuntos que trabajan codo con codo con ellos
no consiguiesen penetrar ni siquiera rozar ese caparazón (excepción de su
corpulento compañero de promoción Billy T.).
En esta
novela la trama dista mucho de ser como las anteriores, pues Hanne hace tiempo
que se ha retirado de la policía, pero muy a pesar suyo y debido a las
circunstancias se ve embarcada en el esclarecimiento de los asesinatos de dos
religiosos. Todo ocurre en unas circunstancias excepcionales, en Finse 1222, a
treinta grados bajo cero en el exterior, sin posibilidad de salir debido a los
vientos huracanados y a ese frío intenso, con los otros supervivientes del
accidente de tren con los nervios de punta, con los pocos que son capaces de
ayudar y de dirigir todo este desbarajuste. Y nieve, mucha nieve.
Y ahí
tenemos nuestro reencuentro con Hanne Wilhelmsen, ya no aquella policía ágil, de las
primeras novelas –sólo dos traducidas al español Blind gudinne (La diosa ciega)
y Salige er de som torster (Bienaventurados los sedientos). (En 2014 acaba de aparecer Demonens død, traducida como El hijo único [ver lectura])–, sino con una mujer de cerca de cincuenta años, aislada
en su entorno familiar y sin ningún interés de inmiscuirse en asuntos que
considera fuera de su incumbencia. Hasta que el gusanillo de la investigación,
de la búsqueda, penetra en ella, ayudada, eso sí, por los pocos que deja que
estén a su alrededor.
En
realidad a la obra le falta un poco de intensidad, sobre todo al final, pero el
contexto no propiciaba que la tuviese, la invalidez tiene estas cosas.
Como
suele ocurrir con Anne Holt, a la intriga principal se le añade una secundaria,
que es un guiño y un pasatiempo. Cuando se habla de terrorismo o de
terroristas, el protagonismo lo toman los Estados Unidos y sobre todo el hombre
más buscado hasta hace poco por éstos. Probablemente sea prescindible o sobre ese hombre de la
barba subiendo al helicóptero en la escena final, pero estas cosas a veces
también ocurren con Anne Holt.
Suelen sobrar algunas cosas en sus novelas.
(2) 1994. Salige er de som tørster (Bienaventurados los sedientos).
(3) 1995. Demonens død (El hijo único). Lectura
(4) 1997. Løvens gap (En las fauces del león). Lectura
(5) 1999. Død joker.
(6) 2000. Uten ekko. Escrita con Berit Reiss-Andersen.
(7) 2003. Sannheten bortenfor.
(8) 2007. 1222 (1222). Lectura 2006. Presidentens valg (Una mañana de mayo). [Pertenece a la serie de la profiler Inger Johanne Vik y del policía Yngvar Stubø, pero aparece Hanne Wilhelmsen, ya retirada de la policía y en silla de ruedas, como amiga de Vik. Ver lectura de la serie.]
Gracias!!!
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