No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.

jueves, 20 de noviembre de 2014

En las fauces del león, de Anne HOLT y Berit REISS-ANDERSEN




Cuarta novela de la serie, esta de Løvens gap, traducida como En las fauces del león, por una nueva traductora para Roja & Negra, que en este mismo año también publicó la tercera, El hijo único, de la que ya hicimos una lectura en su día. Parece que tienen intención los de la editorial de publicar todos los que quedan, si no, no se explicaría esa urgencia repentina por desempolvar una serie que en su lengua original se escribió y editó casi en su totalidad en los años noventa del siglo pasado y que en español se empezó a publicar tardíamente hace unos pocos años por Roca editorial y de la que ha tomado el relevo Roja & Negra.

Decimos que es la número cuatro de ocho –ver bibliografía abajo–, pero con esta son cinco las traducidas ya, puesto que la última de la serie, 1222 –ver lectura–, también se editó aquí hace muy poco, en concreto en el 2013, también en la colección de Roja & Negra. Pero como ya comentamos en su día, allí la protagonista Hanne Wilhelmsen ya no está en la policía, más aún, se encuentra en silla de ruedas, debido a los hechos ocurridos en Sannheten bortenfor, algo así como “Más allá de la verdad” –de la que, viendo como van las cosas, pronto tendremos traducción– y lo que sucede en la novela, en 1222, y por lo que se ve implicada Wilhelmsen, es por encontrarse en un momento y en un lugar inadecuados cuando ocurren los hechos.

Mas volviendo, o empezando, con En las fauces del león –novela escrita por Anne Holt en colaboración con Berit Reiss-Andersen, como luego también ocurrirá con Uten ekko, literalmente, “Sin eco”–, la protagonista, la subinspectora del Grupo de Homicidios de la comisaría de Oslo, Hanne Wilhelmsen en realidad no está en primer plano, ese lo va a ocupar su compañero Billy T., ya que se encuentra en una excedencia de un año y viviendo en Estados Unidos junto a su pareja, la doctora Cecilie Vibe. Y, por tanto, su implicación en los hechos vendrá provocada con el transcurrir de la novela por la trascendencia de los mismos.


Porque lo primero que nos encontramos nada más comenzar la novela es la muerte de la primera ministra noruega, Birgitte Volter, del partido laborista, en su despacho de gobierno, con un tiro en la cabeza con una pistola desaparecida pero de calibre pequeño. Eso ocurre concretamente el viernes, 4 de abril de 1997, en el gabinete de la primera ministra, a las 18:47 de la tarde. Y recalcamos esto porque la novela está sustentada precisamente en la precisión temporal y de lugar, pues todas las escenas se inician precisamente facilitando tal dato y cada capítulo corresponde a cada uno de los días que van pasando hasta que por fin se descubren los hechos, y se descubren de forma un tanto rocambolesca el día 25 de abril en una fiesta organizada por Billy T. y Håkon Sand en casa de éste con motivo del nacimiento del segundo hijo, en este caso una niña, de este fiscal –a pesar de que en la novela se le nombra como inspector, quizá por culpa de la nueva traductora–, que ahora ya vive en pareja con Karen Borg, y que es uno de los pocos amigos de Hanne.

Akersgata, Oslo,
donde se sitúan los edificios más importantes del gobierno noruego

La novela es un tanto compleja, como el asesinato de un primer ministro de cualquier país debe provocar. Y así esta novela se aleja un tanto de las anteriores no sólo porque Hanne no sea la protagonista principal, aunque luego aparezca, como hemos dicho, sino porque el entramado que provoca el posible magnicidio, con no sólo el Grupo de Homicidios implicado sino también los servicios secretos del país, los posibles sospechosos, que pueden ser desde grupos ultraderechistas hasta terroristas de algún tipo, o, incluso, personas cercanas al ámbito de la primera ministra, ya desde el punto de vista político, las intrigas políticas también están, ya desde el punto de vista más estrictamente personal, porque, además, a esto se añade que el asesinato se produce en un sitio cerrado donde se supone que nadie ha entrado y donde los posibles sospechosos de los que se encontraban cerca, la secretaria o el guardia de seguridad, al principio no cuadran que sean los culpables, sino simples testigos. Y, más aún, a eso se une un caso que se está empezando a investigar recientemente, incluso por la prensa, que atañe al ministerio de sanidad –ocupado por una ministra, Ruth-Dorthe Nordgarden, dibujada  como eminentemente incompetente, y adalid de las conspiraciones políticas–, un caso de más de treinta años atrás donde se produjo un considerable aumento de muertes de bebés por muerte súbita durante el transcurso de un año y que atañe de alguna forma a la propia primera ministra y a un juez, Benjamin Grinde, encargado de su investigación, y que precisamente es el último que ha visto con vida a la primera ministra y, además, era amigo personal de ella en los años en los que se produjeron las muertes de los bebés.

Como vemos, un caso complejo y una novela también distinta a las anteriores de la serie y en la que descubrimos un poco más de la vida de Billy T., el compañero de Wilhelmsen, porque va a ser él el elemento vertebrador del relato, es él uno de los encargados de investigar el caso de la primera ministra y de interrogar a los sospechosos, y él el que luego acoge a Hanne en su casa cuando ésta decide venir desde Estados Unidos porque no puede estar alejada de un caso tan importante y que atañe al propio país, aunque no pueda ejercer oficialmente al encontrarse fuera de servicio.

Pero dentro de los entresijos de esta novela de ritmo ágil pero con demasiados flecos, quizá, lo que de alguna forma la salva sea precisamente y a pesar del tinte un tanto lacrimógeno del final, sea, decimos, ese elemento personal y emotivo con el que se cierra la misma, ese elemento de culpa, una culpa llevada a cuestas durante mucho tiempo, demasiado tiempo y que al final por su propio peso es el motivo principal de todo el desarrollo posterior. Porque la culpa, el sentimiento de culpa, es el peor enemigo que nadie puede tener, y el que, sin más, siempre termina ganando.        






(1) 1993. Blind gudinne (La diosa ciega).
(2) 1994. Salige er de som tørster (Bienaventurados los sedientos).
(3) 1995. Demonens død (El hijo único). Lectura
(4) 1997. Løvens gap. (En las fauces del león). Lectura
(5) 1999. Død joker.
(6) 2000. Uten ekko. Escrita con Berit Reiss-Andersen.
(7) 2003. Sannheten bortenfor.
(8) 2007. 1222 (1222). Lectura

2006. Presidentens valg (Una mañana de mayo). [Pertenece a la serie de Inger Johanne Vik e Yngvar Stubø (ver lectura), pero aparece Hanne Wilhelmsen, ya retirada de la policía y en silla de ruedas, como amiga de Vik]

4 comentarios:

  1. Si has leído las otras de la serie está hay que leerla también, había un vació hasta llegar a 1222 en que ya no es policía, espero que publiquen en castellano las que aún quedan en medio.
    Como bien dices es diferente respecto al protagonismo intercambiado de los personajes pero la trama te va enganchando y me ha gustado como las otras que he leído de Anne Holt.

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    1. Sí, me da a mí que sí, que van a completar la serie. Y además no creo que tarden mucho. De todas formas de esta autora tambien hay otra serie de la que sí están traducidos todos sus titulos. Si echas un vistazo al blog, hay una entrada sobre ella.
      Gracias por tu comentario.

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  2. He leído la Serie Vik y Stubø que me gustó como para leer todos los publicados en castellano aunque la de la presidenta de los Estados Unidos me pareció demasiado rebuscado, pero bueno es novela!!!

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  3. Si, hasta aparece Wilhelmsen, ya en silla de ruedas, como su amiga salida de la nada, en fin. Pero parece que hay algo es esta autora que no está mal, a pesar de algunos pesares.

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