Demonens død o, como se ha traducido aquí, El hijo único
–evidentemente sin guardar fidelidad al título original, que se traduciría como "La muerte del demonio"–, es la tercera novela de la serie de la subinspectora
del Grupo de Homicidios de la comisaría de Oslo Hanne Wilhelmsen. Hasta ahora
se habían publicado en español las dos primeras y la última –de la que hice una
lectura cuando salió su traducción en el 2013–, aunque ésta se sitúa bastante
alejada de las siete primeras –ver bibliografía– tanto en el tiempo de su
escritura como en la trama en sí, ya que Wilhelmsen ya había dejado de ser
policía y se encuentra en una silla de ruedas y por tanto el caso tiene que ver
más con la casualidad de que se encuentre en el tren y después en el hotel donde
ocurren los hechos que con la necesidad de investigarlos, que en un principio
brilla por su ausencia, como ya comenté en su momento.
Volviendo a la novela que nos ocupa, El hijo único se publicó
originalmente en 1995 y se sitúa detrás de Blind gudinne (La diosa ciega) y de
Salige er de som torster (Bienaventurados los sedientos), primera y segunda de
la serie respectivamente. Y aunque apenas se aleja uno y dos años de las
anteriores, su trama sí que tiene alguna diferencia con ellas, como iremos
viendo.
La diosa ciega le sirvió a su autora para introducir a los
personajes principales de la serie. Aquí por primera vez nos encontramos con la
subinspectora Hanne Wilhelmsen y también con el fiscal adjunto Håkon Sand. La
primera una persona hermética, muy celosa de su intimidad, que no sabemos muy
bien si es debido a su homosexualidad, que por otro lado tiene perfectamente
asumida, aunque se supone que es con respecto a los demás, en un ámbito, el policial,
quizá donde pudiera estar no muy bien vista esa tendencia sexual, pero todo
esto son apenas elucubraciones, pues da a entender la novela y la serie en
general que el problema es más bien de la propia protagonista y su miedo a
expresarse más que a otra cosa. En cuanto al fiscal adjunto, Håkon Sand, su
carácter o su tara, si es que hablamos de esto, es más bien su cortedad, es
decir, que no es un hombre con grandes dotes, y quizá comparado con los que le
rodean, sea esa precisamente la característica que se destaca. Y más si tomamos
en cuenta a Karen Borg, amiga de éste –que luego será algo más–, también
abogada, pero en su caso estudiante ejemplar y con éxito en su carrera de
abogada, aunque no en el ámbito de lo penal, que no es el suyo. A ellos habría
que añadir a personajes algo secundarios como Billy T. o la pareja de Hanne,
Cecilie, una médico, que en cuanto a personalidad se aleja bastante del
hermetismo de su chica y de ahí algunos conflictos que se van a ir viendo en la
serie.
Como decimos, la trama de La diosa ciega es bastante enrevesada,
con una serie de muertes, la primera de un drogadicto, posiblemente ocasionada
en un principio por la mula, un holandés llamado Han van der Kerch, pero que
luego se va a complicar con el asesinato de un abogado, Hans A. Olsen, cuya
conexión va a ser lo que les va a llevar a Hanne y a Håkon hacia una trama muy
bien organizada y que se dirige hacia altos cargos de la justicia del país, y
cuyo final no deja de resultar un tanto rocambolesco.
Algo más sencilla es la trama de Bienaventurados los sedientos,
novela más corta, con menos aspiraciones, podríamos decir, y que tiene el tema
de la violación de mujeres y del racismo como elementos vertebradores, aunque
quizá éste último esté menos desarrollado. Unos escenarios cubiertos de gran
cantidad de sangre, tanto humana como animal, pero sin víctimas, que aparecen todos
los sábados, unido a la “errónea” violación de Kristine Haverstad, también
ocurrida un sábado por la noche, hará que Hanne poco a poco vaya atando cabos y
relacione ambos sucesos. Siguen trabajando codo con codo Wilhelmsen y Sand,
aunque el fiscal adjunto tiende a tener menor protagonismo que en la primera de
la serie.
Y todavía más, o menos, en El hijo único donde ni siquiera aparece. Hanne
Wilhelmsen ha sido ascendida, ha pasado de ser una mera investigadora a ser
subinspectora –aunque ya lo era antes, no sé si por algún error de traducción–,
el caso es que su labor actual debería ser la de coordinar y dirigir a sus
investigadores, entre los que se encuentra el grandullón Billy T., que ya había
aparecido en las anteriores, pero simplemente como compañero de promoción y
amigo –es el único que sabe de su homosexualidad–, y como miembro de los
antidisturbios, mas ahora está bajo las órdenes de Hanne como investigador de
homicidios, junto a Erik Henriksen y Tone-Marit Steen.
Pero, como decíamos anteriormente, esta novela se separa algo de
las dos previas y no sólo por la no participación de Håkon Sand, sino porque el
protagonismo adquirido por las víctimas-asesinos es mayor. En este caso el
hogar de acogida donde se cuida a los niños huérfanos o con problemas
familiares, el entorno de la casa, los trabajadores de ella, los propios niños
tienen un desarrollo aparte, están más trabajados, intentando la autora dar
mayor realce a estos elementos de la trama, incluso hay capítulos donde es la
madre de Olav la que nos va narrando la infancia de este, como dándonos las
bases de su carácter conflictivo. Es decir, que el elemento policial corre
paralelo a este otro. Eso no quiere decir que en las anteriores no hubiese
también un desarrollo de esa parte, pero quizá se le daba menor protagonismo
que en esta, destacándose más la labor policial.
Y a lo mejor es por eso por lo que el final de la novela nos
deja un poco, como diríamos, insatisfechos con los policías, con Hanne y con el
resto, pero quizá eso no es achacable a esta novela, quizá no lo es porque en
realidad si tenemos en cuenta todos los finales de las anteriores, el llegar siempre
tarde o a destiempo, el que la casualidad juegue un papel demasiado importante,
el que a pesar de descubrir finalmente todo el embrollo, eso no sirva de nada o
de casi nada, en fin, todo eso nos deja la impresión de que, por mucho que se
resalte en las sucesivas novelas la pericia de Hanne Wilhelmsen, ésta no sea
tan destacable como parece.
A lo mejor –y estamos buscando una explicación alternativa–, a
lo mejor, decimos, los finales son así porque la justicia, si es que la hay, termina siendo, como rezaba el título de la primera de las novelas de la serie,
termina siendo total y absolutamente ciega: La diosa ciega o, en su noruego original, Blind gudinne.
(1) 1993. Blind gudinne (La diosa ciega).
(2) 1994. Salige er de som tørster (Bienaventurados los sedientos).
(3) 1995. Demonens død (El hijo único). Lectura
(4) 1997. Løvens gap (En las fauces del león). Lectura
(5) 1999. Død joker.
(6) 2000. Uten ekko. Escrita con Berit Reiss-Andersen.
(7) 2003. Sannheten bortenfor.
(8) 2007.
1222 (1222). Lectura
2006. Presidentens valg (Una mañana de mayo). [Pertenece a la serie de la profiler Inger Johanne Vik y del policía Yngvar Stubø, pero aparece Hanne Wilhelmsen, ya retirada de la policía y en silla de ruedas, como amiga de Vik. Ver lectura de la serie]
2006. Presidentens valg (Una mañana de mayo). [Pertenece a la serie de la profiler Inger Johanne Vik y del policía Yngvar Stubø, pero aparece Hanne Wilhelmsen, ya retirada de la policía y en silla de ruedas, como amiga de Vik. Ver lectura de la serie]