Terroristerna
es la última novela de la serie de diez de “Novela sobre un crimen”. Así
llamaron los autores a la serie completa. Pues bien, Los terroristas (traducción
de Elda García-Posada para RBA serie negra) es la peor novela de las diez. Pero
una buena novela.
Al ser
la última los personajes habituales ya están trazados, no acabados, pero sí de
alguna forma construidos. No hay sorpresas por ese lado. Martin Beck, después
de la ruptura con su mujer, ha encontrado una nueva y mejor pareja: Rhea.
Kollberg, el escudero principal de Beck, en El asesino de policías ya había firmado
su carta de despedida de la policía y aquí aparece trabajando para un museo de
armas y, simplemente, como amigo de Beck. En cambio, otros de los policías que
solían aparecer en los casos anteriores, sobre todo, Gunvald Larsson, se
desarrollan mucho más e incluso toman el papel pseudo protagonista. Su carácter
brusco y nada amigable con respecto a Beck en esta novela cambia y se vuelve más
cercano.
Gamla Stam. Estocolmo Foto: Archivo personal |
Pero la
trama no engancha y los casos no son llevaderos. La secuencia sería como sigue:
primero Rebecka Lind es juzgada por un atraco a un banco que en ningún momento
se ha producido. Debido a la incompetencia de unos en el episodio narrado, y al
sarcasmo de los autores al contar el desarrollo del juicio, nos lleva a reírnos
de la desastrosa y autocomplaciente sociedad sueca que describen los autores.
De la incomprendida joven –versus sociedad incomprensible– pasamos al atentado
terrorista, que podríamos considerar la trama principal de la novela. Son dos
historias desgajadas, que incomprensiblemente se unen al final porque la
desahuciada Rebecka decide vengarse cometiendo un magnicidio que en ningún
momento la novela ha anunciado ni previsto. De ahí la falla de la obra. Sabemos
las causas de ese asesinato pero los lectores no lo han podido esbozar ni
seguir casi por ningún lado en el desarrollo de la obra. En cuanto a los
terroristas, después de que la realidad del siglo XXI nos los han presentado
como nuestros nuevos vecinos, no podemos dejar de pensar que su construcción
deja algo bastante que desear. Y su caza también. Si bien la detención de los
dos japoneses nos ha recordado episodios parecidos ocurridos tanto en España
como en otros países europeos, la necesaria inyección de adrenalina no ha llegado
a nuestro cerebro. No vamos a entrar en
la psicología de los terroristas porque brilla por su ausencia.
¿Por qué
decimos, entonces, que la novela es buena? Por cómo se narra. Si algo nos han dejado
la pareja de autores suecos es su limpieza en la estructura de la frase, su
lenguaje lavado y expresivo. Su sutileza, en definitiva, a la hora de
mostrarnos el lado negro con un lenguaje blanco, limpio. Podríamos decir puro
si no fuese por que lo que describe es el lado culpable, tanto de los
individuos como de la sociedad. Esa atrayente y repulsiva sociedad del
bienestar.
1965. Roseanne. (Roseanna)
1966. Mannen som gick upp i rök. (El hombre que se esfumó)
1967.
Mann epa balkongen. (El hombre del balcón)
1968.
Den skrattande polisen. (El policía que ríe)
1969.
Brandbilen som försvann. (El coche de bomberos que desapareció)
1970.
Polis, Polis, potatismos! (Asesinato en el Savoy)
1971.
Den vedervärdige mannen fran Säffle. (El abominable hombre de Säffle)
1972.
Det slutna rummet. (La habitación cerrada)
1974.
Polismördaren. (El asesino de policías)
1975.
Terroristema. (Los terroristas) Lectura
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