La
lectura de una cualquiera de las novelas de Harry Hole, independiente, sin
seguir el hilo de la serie, entre ellas la que nos ocupa, es absorbente, te
atrapa y te lleva, tiene un ritmo ágil y una sucesión de escenas y
acontecimientos que van pasando con fluidez, y la intriga, el misterio te
hipnotiza con facilidad. Pero cuando lees la sucesión de novelas de la serie,
desde las primeras –aún no traducidas– hasta ésta, la séptima, caes, en cambio,
en lo ya dicho, en lo repetido, en la copia del esquema, cayendo en que los
distintos argumentos en realidad son casi casi el mismo, siempre.
Snømannen se publicó en
su lengua original –noruego– en 2007 y su traducción al español como El muñeco
de nieve en 2013. Dentro de la serie de Harry Hole ocupa el séptimo lugar de
las diez que ya forman parte de la misma, como hemos mencionado ya. De ellas
sólo se han traducido la mitad, cinco de diez, pero para este mismo año se
espera una nueva novela de Jo Nesbø, aunque no en la Serie Negra de RBA como hasta ahora, sino en Roja & Negra de Random House: El leopardo
–siguiendo la traducción inglesa del título, aunque la traducción del noruego
de Panserhjerte sería más o menos “Corazón blindado”–. Aparte de la saga de
Hole, el autor tiene editadas dos novelas policiacas independientes, Headhunters,
ya traducida al español, y en este año 2014 Nesbø ha publicado Sønnen. Pero para
los seguidores de la serie es de agradecer que aparezca una más, prevista para
el mes de octubre, que en la cronología de la serie es la octava, quedando por
traducir todavía las dos primeras y las dos últimas –ver bibliografía abajo–.
Pero entrando en lo que
nos interesa, El muñeco de nieve de alguna forma retoma un tema, el de la
búsqueda de un asesino en serie, que ya apareció precisamente en la primera de
las novelas de este policía alcohólico, Flaggermusmannen –que traducido el
título sería algo así como “El hombre murciélago”, aunque no tenga nada que ver
con el famoso Batman–. Ya en esa primera novela, como decimos, ambientada en
Sidney –junto a Kakerlakkene
(que se traduciría como “Las cucarachas”), la segunda, que se sitúa en Bangkok, las dos
únicas que ocurren fuera de Oslo–, Harry
Hole es el encargado de encontrar al asesino de una mujer rubia, Inger Holter,
de 23 años y, por supuesto, noruega –de ahí que Hole entre en escena–, y que
terminará siendo un asesino en serie de mujeres rubias a las que violará
primero y estrangulará después. De la misma forma en El muñeco de nieve la
propia trama de la novela alude a esa trágica persecución de “The murri”, el asesino
aborigen australiano.
Pero no es la única
repetición que nos vamos a encontrar en las novelas de Hole, ni mucho menos.
Podríamos decir, incluso, que todas ellas se basan en una continua y continuada
repetición de tics, situaciones, personajes, enredos, borracheras,
enamoramientos trágicos o desastrosos y, sobre todo, sospechosos erróneos.
Porque al final todo se basa en ir descartando a sospechosos de los que se da
por hecho que son los culpables y asesinos, incluso la novela –en realidad las
siete de las que vamos a hablar–, tiene un momento donde todo parece que acaba
porque ya se ha encontrado al culpable y resulta que al final no, que todo
necesita de un reset –que normalmente ocurre cuando ya se llevan transcurridas
unas trescientas o trescientas cincuenta páginas de la novela–, un volver a
empezar que lo que hace es acumular páginas y páginas a las distintas tramas. Y
es que el propio estilo de escritura de Nesbø peca de lo mismo, infinidad de
capítulos finalizan con una frase o un párrafo ambiguo que da a entender
siempre algo distinto de lo que de verdad es, pero provocando continuamente un
cierto suspense, que de tan manido y manoseado termina siendo hasta cierto
punto agotador.
Harry Hole es el protagonista y el eje sobre el que giran todas las novelas de su serie. Y tal es así, que según han ido pasando las novelas, el único personaje que queda desde el principio es él. El resto han ido desapareciendo de una forma u otra. Y hablando de los personajes, Harry Hole, que en esta novela ya tiene cuarenta años, pero sigue siendo el mismo que en la primera, apenas ha evolucionado, apenas se ha profundizado en él, desde el principio tiene sus episodios de borrachera, que no dejan de suceder de una novela a otra, y que suelen provocar paradójicamente no el derrumbe sino el esclarecimiento del misterio. En cuanto a los otros personajes, han variado pero al final son también los mismos. Así, Ellen Gjelten, su primera compañera, fue asesinada en Rødstrupe (Petirrojo) –quizá la mejor de todas con su trama de nazis noruegos–, pero después podríamos decir que la sustituyó Beate Lønn, que apareció en la siguiente, Sorgenfri (Némesis), que ocupa un lugar destacado hasta la nuestra, El muñeco de nieve, donde casi ha desaparecido de escena, y donde ha aparecido Katrine Bratt. En cuanto a otros compañeros y jefes, su joven compañero Halvorsen ha tenido el mismo recorrido, más o menos, que Beate Lønn, cayendo en la anterior, Frelseren (El redentor), mientras que su primer jefe Bjarne Møller, ha tenido un lugar destacado, como amigo y salvador de Hole hasta Marekors (La estrella del diablo), pero ya en El redentor se ha medio jubilado en Bergen y allí opta por desaparecer, implicado en el caso del policía corrupto Tom Waaler, inductor del asesinato de Ellen, su primera compañera, y cabeza visible de la trama de corrupción organizada dentro de la propia policía que Hole a lo largo de las novelas ha ido desvelando y que al final ha implicado a su propio jefe Møller, y del actual, Gunnar Hagen, que ya lleva un par de novelas, podríamos decir que tiene una relación ambigua, como no podía ser menos en unas novelas donde todos son sospechosos de algo. Y eso es precisamente lo que las va vinculando unas novelas a otras, a lo que se añade los altibajos amorosos con Rakel Fauke, que apareció en Petirrojo y por ahora no ha abandonado la serie, aunque antes Hole ya tuvo un enamoramiento que terminó malamente en Flaggermusmanenn –la primera de la serie– con la sueca Birgitta Enquist o luego dentro de los bajos con Rakel, alguna escaramuza como en El redentor, pero aquí, en El muñeco de nieve vuelve a escena y de una forma protagonista Rakel y su hijo Oleg, ella porque a pesar de tener una nueva relación que va camino de casamiento con el médico Mathias Lund-Helgesen, no deja de engañarlo con su verdadero amor, Harry Hole.
En fin, que El muñeco de
nieve es más de lo mismo, y lo mismo a veces gusta y a veces cansa, depende del
momento de la lectura, donde a veces buscas lo mismo porque gusta y a veces
necesitas cambiar porque estás cansado de lo mismo. Así es Harry Hole o las
novelas de Jo Nesbø, que gustan o cansan dependiendo del momento. Porque en
definitiva en El muñeco de nieve nos vamos a encontrar asesinatos cada vez más
macabros, sospechosos casi culpables que luego dejan de serlo, el momento
alcohólico de Hole que propicia el descubrimiento, la persecución final en este
caso con Rakel de protagonista sufriente, como la prueba final que tiene que
pasar el héroe y que siempre supera, el castigo del culpable y todos todos los
ingredientes típicos de una novela de Hole, como no podía ser menos y que
suponemos se repetirán en El leopardo. En octubre lo sabremos.
El muñeco de nieve (traducción de Carmen Montes y Ada Berntsen), RBA, 2013.
El muñeco de nieve (traducción de Carmen Montes y Ada Berntsen), RBA, 2013.
(2) 1998.
Kakerlakkene.
(4) 2002.
Sorgenfri (Némesis).
(5) 2003.
Marekors (La estrella del diablo).
(6) 2005.
Frelseren (El redentor).
(7) 2007. Snømannen (El muñeco de nieve). Lectura
(8) 2009. Panserhjerte (El leopardo). Lectura
(9) 2011. Gjenferd.
(10) 2013. Politi.
Acabo de leer la última (que es la primera de la serie): "El Murciélago" y aunque es muy entretenida - como todo lo de Nesbo - se nota alguna bisoñez en la trama y en su resolución. ¿Que es repetitivo?. Pues claro, como todas las series de policías o detectives, desde S. Holmes, Poirot, Maigret, Marlowe etc etc. Es lo que el lector espera. Lo verdaderamente importante es que entretenga, que no puedas dejar el libro ni para comer y que las piezas, al final, encajen con razonable verosimilitud. A mi juicio Jo Nesbo lo borda. Gracias por tu blog, muy interesante.
ResponderEliminar