No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.
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miércoles, 28 de agosto de 2013

Hasta la cima de la montaña, de Arne DAHL

Acaba de salir recientemente en español la tercera entrega de la serie del Grupo A: Upp till toppen av berget (Hasta la cima de la montaña) –sólo tres de once y toda la serie va con más de una década de retraso respecto a su sueco original–. 

Y ha dado tiempo en sólo tres actos a que los actores que conforman el Grupo A se unan, se separen y se vuelvan a unir, como ocurre en esta última. La excusa es un caso con muchos testigos que no son tales pues están implicados en otro caso mucho más complejo y ramificado que envuelve a una facción de neonazis, a una red de narcotraficantes procedentes de la antigua Yugoslavia y a pedófilos sin miramientos ni para sus propios hijos. Es decir una trama compleja que se va extendiendo a medida que los siete antiguos componentes del Grupo A se van agregando a la investigación. La frase simple, el párrafo corto, el ritmo ágil vuelven a dominar el estilo de contar de Arne Dahl, como en las anteriores, pero en este caso en una trama mejor estructurada quizá.

Antes fue Ont blod (El que siembra sangre), la primera de la serie sobre el grupo A. Primera publicada por el autor, pero no la primera dentro de la cronología del grupo de investigación criminal, que será la siguiente Misterioso. En ésta se arma el equipo que será el protagonista de las siguientes entregas. Aunque en un principio Paul Hjelm parece el principal, después nos vamos dando cuenta de que el autor utiliza las historias de todos ellos para dar una visión nunca aislada y sí heterogénea de las vidas particulares enmarcadas dentro de una sociedad sueca moralmente en decadencia.  

El que siembra sangre es una trama compleja en la que se importa a un asesino en serie directamente del país de donde nacen: USA. Y que se va engarzando a medida que avanza la novela, para dar un giro imprevisto en el último cuarto de la obra, con una inesperada en principio lucha entre el capitalismo egocéntrico norteamericano y el fundamentalismo de corte islamista. La primera guerra de Irak del primer Bush y sus enmascarados motivos aparece como fondo.

Se podría leer la novela en clave política aportando precisamente ese trasfondo que desencadenará en los atentados del 11 septiembre, aunque no es precisamente ese el interés de la misma. Por ahí quedaría ciertamente coja y no creo que sea la intención del autor.

Si algo tienen las novelas de Arne Dahl es su fácil lectura. Se mantiene un ritmo ágil constante, con cambios de perspectiva a medida que Hultin, el comisario jefe del Grupo A, va repartiendo las tareas a los distintos investigadores y estos se van haciendo cargo de las mismas. Pero desgraciadamente le sobran páginas, como suele ser norma en algunos autores de este género. La perspectiva psicológica no deja de ser ciertamente superficial, no hay profundidad en la acera de los asesinos ni en la de los policías.      

Gamla Stam. Estocolmo.
Foto: Archivo personal
Pero engancha, aunque a veces la verosimilitud esté reñida con la realidad y cierto humor tenga que sustituirla. Los policías se nos hacen accesibles cuando penetramos en su vida que en ningún caso se acerca a lo convencional o establecido, sino que como en la vida misma cada uno se mueve como en aguas movedizas, intentando salvarse de algo como buenamente pueden. Y de ahí nos podemos agarrar para continuar con la serie, ya que los del otro lado no presentan rasgos que nos haga empatizar con ellos, son malos y ya está: ambiciosos, crueles y con todos los defectos que uno se pueda llevar a la cama; en fin: asesinos y ladrones. Y entremedias están los malos menos malos, ni lo uno ni lo otro, que se quedan en eso, aunque el autor se empeñe en salvarlos de alguna forma.






1998. Ont blod. (El que siembra sangre)
1999. Misterioso. (Misterioso)
2000. Upp till toppen av berget. (Hasta la cima de la montaña) Lectura
2001. Europa Blues.
2002. De största vatten.
2003. En midsommarnattsdröm.
2004. Dödsmässa.
2005. Mörkertal.
2006. Efterskalv.
2007. Himmelsöga.
2008. Elva.