No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.

jueves, 30 de mayo de 2013

Sobre su tumba (Standing in another Man’s Grave), de Ian RANKIN

John Rebus vuelve a escena.


Por informaciones que ahora me doy cuenta de que no debería de haber dado crédito, la primera noticia que tuve de esta obra, antes de adquirirla y leerla en su versión original, fue que era una novela de Malcolm Fox (ver lectura) en la que también reaparecía después de cinco años desde su retiro John Rebus. Al degustarla uno –porque uno a Rebus lo degusta y lo saborea como un buen reserva, en realidad, se da cuenta de que es de John Rebus y de que si no apareciese Malcolm Fox en ella no pasaría absolutamente nada porque su papel es perfectamente suprimible.

Nos podríamos preguntar por qué el autor hace que John Rebus vuelva cuando ya le había jubilado en Exit Music (La música del adiós). Pero no nos lo vamos a preguntar por la sencilla razón de que tendríamos que entrar en la psicología de Ian Rankin, cuando nuestra labor si acaso es entrar en la psicología de John Rebus. Y si intentamos penetrar en ésta nos damos cuenta de que su justificación no es en ningún modo necesaria, es que simplemente John Rebus no puede dejar de hacer lo que lleva haciendo los últimos veinticinco años –vamos desde que se publicó por primera vez Knots and Crosses (Nudos y cruces)–.

¿Y qué hay de John Rebus? Pues poco o nada realmente nuevo, excepto que ya no es policía, aunque trabaje para la policía, y que eso le genera unos cuantos problemas más de los que ya de por sí siempre ha llevado a cuestas. Qué sería de John Rebus sin todas esas antipatías que constantemente iba creando alrededor suyo. Y de todos esos, mal vistos, contactos con los criminales como el sempiterno Cafferty –aquí también aparece– o en este caso el, finalmente, desahuciado Hammel o el nuevo e inexperto mafioso Darryl. Y de sus, esta vez, todavía más complicadas relaciones con los de su bando, donde la DI Siobhan Clarke será como siempre su único verdadero asidero con ellos, a pesar de los perjuicios que eso le podrá suponer para su propia carrera policial. En fin, que todo está como debería estar, hasta Edimburgo sigue siendo el Edimburgo de John Rebus, aunque en este caso las desapariciones –que es el verdadero punto de partida y referencia de todo el entramado de la novela–, ocurridas ya hará unos años, se sitúen en las afueras de la ciudad, yendo por la A9 y la A832 y que la primera de ellas sea una desaparición por voluntad propia y no ajena, como serán las otras cuatro restantes.

Osford Bar. Edimburgo
Foto: Archivo personal
No, no nos sorprende, claro. Ya ha dejado de provocarnos eso desde hace mucho. Porque lo que buscamos en John Rebus y en sus casos no es sorpresa –aun siendo complejos y entreverados y con finales estresantes y al filo–. No. Lo que buscamos en John Rebus es a John Rebus y ese mundo de mentiras y complicidades y de muertes y soledad y el castillo y el Oxford Bar –aunque aquí no apareciese– y la atmósfera, esa atmósfera y ese frío. Quizá sobre todo el frío y la humedad. Y eso no, no nos sorprende, claro.





1987. Knots and Crosses (Nudos y cruces).
1991. Hide and Seek (El escondite).
1992. Tooth and Nail (Uñas y dientes).
1992. Strip Jack (Jack al desnudo).
1993. The Black Book.
1994. Mortal Causes.
1996. Let it Bleed.
1997. Black and Blue (Black and Blue).
1998. The Hanging Garden (El jardín de las sombras).
1999. Dead Souls.
2000. Set in Darkness (En la oscuridad).
2001. The Falls (Aguas turbulentas).
2002. Resurrection Men (Resurrección).
2003. A Question of Blood (Una cuestión de sangre).
2004. Fleshmarket Close (Callejón Fleshmarket).
2006. The Naming of the Dead.
2007. Exit Music (La música del adiós).
2012. Standing in another Man’s Grave (Sobre su tumba). Lectura 
2013. Saints of the Shadow Bible. [También con Malcolm Fox] Lectura

lunes, 27 de mayo de 2013

Expediente 64, de Jussi ADLER-OLSEN

Cuarta novela de la serie traducida al español de las cinco que hasta ahora ha publicado Jussi Adler-Olsen en su danés original. Novela que sigue la estela de las tres anteriores. Bien trabada, con personajes creíbles aunque exagerados –luego analizaremos esto, porque es uno de los rasgos que más destacan en su obra–, casos complejos que se entremezclan, cierto humor –elemento que no suele estar presente en este tipo de obras– y finales siempre, siempre ridículamente heroicos, donde los dos mayores protagonistas siempre, siempre están a las puertas de la muerte.

Carl Morck es el subcomisario que lleva el mayor peso en el desarrollo de las tramas. Es un policía del que todos se empeñan que está traumatizado por lo que les ha ocurrido a sus anteriores compañeros –uno muerto y el otro postrado en una cama sin apenas ninguna movilidad– en su presencia, pero tanto su desidia en el comportamiento como sus pensamientos y comentarios sarcásticos en muchos momentos nos lo acercan y empatizan. Assad es su compañero, de procedencia siria, apareció en la primera novela (Kviden i buret o La mujer que arañaba las paredes, como atrozmente se la ha traducido aquí) como el que limpiaba las dependencias del sótano donde fue reciclado Carl Morck como el responsable de poner en marcha el nuevo Departamento especial Q encargado de casos antiguos sin resolver. Pero, Assad, como decimos, va a ser mucho más que eso, va a ser un inspector más sin placa, pero con mucha intuición, extremadamente trabajador (como que vive en la comisaria) y experto en el cuerpo a cuerpo, pero sobre todo sin historia: no sabemos de dónde viene exactamente ni cómo ha aparecido como ayudante de Morck. En cuanto a Rose (o Yrsa) que apareció como la secretaria en la segunda novela (Fasandreaberne o Los chicos que cayeron en la trampa) es una mujer excéntrica con muy mal humor y que sufre de doble personalidad que cambia cuando le viene en gana (en la tercera novela Flaskepost fra P o El mensaje que llegó en una botella se convertirá en su hermana Yrsa). Pero a pesar de ser todos ellos ciertamente extravagantes, nos sumergimos en los casos con su misma pasión.

Lo malo son los malos. Todas las novelas tienen el mismo estilo de alternancia entre los capítulos llevados por Carl Morck y los suyos y los capítulos que se centran en los que cometen los asesinatos o fechorías. En la primera novela es un secuestrador vengativo que rapta a una prometedora política, en la segunda son una serie de hombres de la influyente y alta sociedad que desde su adolescencia han cometido atrocidades simplemente para que la adrenalina fluya por sus venas, en la tercera es un difuso y oculto personaje que rapta y asesina a niños que pertenecen a sectas o corrientes religiosas demasiado estrictas y que tienen que pagar por ello como él pagó en su infancia. Y en esta que nos ocupa (Journal 64 o Expediente 64) es una mujer vejada durante la primera parte de su vida y que busca venganza y, sobre todo, son los racistas del partido Ideas Claras y sus atrocidades contra las personas más desfavorecidas con la sola intención de lavar y limpiar la sociedad de lo que no es como ellos quieren que sea. Pero el problema de los malos en todas ellas es que son tan extremadamente malos sin ningún atisbo de otra cosa que no llegan a ser creíbles del todo.      




2007. Kvinden i buret. (La mujer que arañaba las paredes)
2008. Fasandraeberne. (Los chicos que cayeron en la trampa)
2009. Flaskepost fra P. (El mensaje que llegó en una botella)
2010. Journal nr 64. (Expediente 64) Lectura
2012. Marco Effekten

lunes, 6 de mayo de 2013

Tres segundos, de Anders ROSLUND & Börge HELLSTRÖM

Tempo. Ritmo. El ritmo es algo primordial en una novela policiaca. No estoy hablando de si es rápida, lenta, trepidante, exhaustiva, veloz o asmática. Estoy hablando de que la novela, cada novela tiene un ritmo que la caracteriza –incluso podríamos decir que cada autor lo tiene, pero no es este el caso, o no de lo que vamos a tratar aquí–, el ritmo de Tres segundos es tan propio que nos lo transmite, nos lo contagia, nos hace a nosotros partícipes de él, nos rodea de tal forma que nos colocamos en el centro, que nos metemos dentro del vehículo de la trama y vamos a donde nos lleve sin mirar atrás en ningún momento, sin preguntarnos en qué momento nos hemos subido en él, en qué momento hemos llamado al taxi y le hemos dado la dirección, y no nos lo preguntamos porque nosotros no lo hemos llamado ni sabemos la dirección hacia donde se dirige, simplemente nos hemos subido a él desde el principio y nos ha llevado, nos lleva hacia donde sea el final, sea cual sea el final, hacia allí nos vemos llevados desde el principio, desde la primera palabra de la novela.

Tres novelas –ya cuatro– se han traducido al español de las seis que esta pareja de periodista y exdelincuente, Anders Roslund y Börge Hellström, han publicado en su sueco original. Hasta ahora Box 21 en su título original, la segunda de la serie protagonizada por el malhumorado Ewert Gens y su cándido compañero Sven Sundkvist, era la de mayor reconocimiento aquí, y siendo buena, la que nos ocupa, Tre sekunder, la supera con creces. Mientras Estocolmo, Estación Central una traducción de Box 21 un tanto alejada del título original, por decirlo sin mayor hincapié (no sabemos por qué esto ocurre tan a menudo en las traducciones de las novelas policíacas)– se centraba en el tráfico de personas para la prostitución procedentes de países bálticos, aquí, en Tres segundos, el argumento nace del tráfico de estupefacientes y su origen vuelve a ser de países de aquella zona, en este caso Polonia.

Vista desde Gamla Stam. Estocolmo
Foto: Archivo personal
La novela está dividida en cinco partes. En la primera que dura de domingo a miércoles se nos presenta Paula o Piet Hoffmann, el infiltrado, el que nos lleva de Polonia a Suecia y de la libertad a la cárcel, el que presencia un asesinato y el asesinado posterior, el que tiene miedo y no se deja dominar por el miedo, el que habla sueco y polaco, porque es sueco y polaco, el delincuente y el policía, el padre de dos niños y una mujer, Zofia, que serán, son la luz al final del túnel, la única luz para salir del humo negro de la oscuridad final. En la segunda Paula tiene treinta y ocho horas para preparar su ingreso en prisión para seguir con su doble misión de introducir y dirigir el nuevo poder de la droga dentro de los muros, pero también para preparar su posible salida de la misma. La tercera parte va de lunes a viernes, el tiempo que dura la misión fracasada de Paula y donde, junto a él, el inspector Grens, como el que ordena el disparo final que dura tres segundos, empieza a tener protagonismo, en realidad el protagonismo se alterna entre el de dentro y el de fuera. Muy bien llevado. En la cuarta parte, el fin de semana posterior, sábado y domingo, Grens es el encargado de desenmascarar todo el entramado que ha llevado a ese injusto disparo y detonación final. 

Västmannagatan, Estocolmo
La quinta y última es la más rápida porque todo está ya hecho y resuelto en realidad, resuelto el primer homicidio del policía infiltrado danés de Västmannagatan 79 cometido por los malos y resuelto el segundo homicidio del policía sueco infiltrado, llamado Paula o Piet Hoffmann, del centro penitenciario de Aspsas cometido por los buenos.

Como suelen decir en las contraportadas o en las fajas a modo publicitario: “Engancha”.  





2004. Odjuret (La bestia).
2006. Edward Finnigans upprättelse (Celda número 8). Lectura
2007. Flickan under gatan.
2009. Tre sekunder (Tres segundos). Lectura
2012. Tva soldater. Próxima Lectura