No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.

jueves, 16 de enero de 2014

El hermano pequeño, de J. M. GUELBENZU



Las novelas policiacas de J. M. Guelbenzu son eminentemente literarias. Y el autor lejos de ocultarlo lo muestra constantemente. No sólo lo muestra, sino que lo exhibe. Le gusta exhibirlo al igual que a su protagonista principal le gusta exhibirse tanto como mujer como como investigadora o detective, aun no siéndolo. En realidad Mariana de Marco es Juez de Primera Instancia e Instrucción. Es decir, es la que toma las primeras diligencias para, una vez establecido el caso, pasárselo a otro Juez para que lo juzgue.

La novela que nos ocupa, El hermano pequeño, es la quinta de la serie de seis que hasta ahora ha publicado el autor. Y seguramente la más conseguida. Y quizá lo sea porque precisamente su entramado literario, que no deja de serlo y mucho, se ajusta en muy buena medida a la posible realidad y le da al lector esa necesidad de verosimilitud que en otros casos resulta más difícil de detectar.

La serie empezó en el 2001 con No acosen al asesino. Novela coral, donde los distintos personajes nos hablan desde sí mismos y donde la Juez Mariana de Marco en principio no deja de ser una más dentro de esa sociedad de nivel económico y social alto que vacaciona en un pueblecito cántabro llamado San Pedro del Mar y donde ella tiene su destino como Juez. La novela empieza con un remedo de “Continuidad de los parques”, el cuento de Julio Cortázar, donde Carlos Sastre degolla al magistrado retirado Medina. Después se desarrolla entre las intrigas propias del género dentro de ese pequeño núcleo de veraneantes exclusivos y las muestras del, al principio escaso, arrepentimiento del autor del crimen que se van acrecentando, como en el Raskolnikov de Dostoievski, a medida que transcurre la novela. Entre Mariana de Marco y su secretaria del juzgado Carmen Fernández, más el aporte de la Guardia Civil en la persona del capitán López, se terminan por descubrir los motivos del asesinato y con ello al asesino.

Portada de La muerte viene de lejos
Portada de No acosen al asesino

Una vez tenemos los personajes principales, recién citados, en la siguiente novela, La muerte viene de lejos, volverán a aparecer ya con un protagonismo mayor. Después de su acceso a la judicatura por el tercer turno, Mariana de Marco ahora ha conseguido un puesto en Villamayor, un pueblo algo más grande que el anterior. En esta novela su personaje empieza a tener mayor enjundia, mujer atractiva de 42 años, dispuesta a algún affaire amoroso, pero sin compromiso, y cuyos gustos se centran en personajes un tanto dados a las maldades, como en este caso. Rafael Castro es como el doctor Jekyll y mister Hyde, atractivo y atento por un lado, hasta conquistar a la misma Juez, y por el otro... Sólo la insistencia de su anterior secretaria del juzgado en San Pedro del Mar, con la que sigue teniendo amistad, conseguirá descubrir lo que se mantiene oculto en esta historia de herencias y suplantaciones de la personalidad.

Portada de El cadáver arrepentidoLa tercera novela, El cadáver arrepentido, del 2007, al igual que la última, Muerte en primera clase, del 2012, tienen un rasgo en común, que la juez no ejerce de tal, es decir, se encuentra  lejos de su jurisdicción, pero no puede evitar elucubrar constantemente en los misterios que en ambos se van a presentar. En El cadáver arrepentido viene a una boda, invitada por una amiga de la adolescencia, ahora en la cuarentena como ella, en una finca de Toledo, La Bienhallada. Allí se encontrará con ciertos personajes de su pasado, pero también con un cadáver desenterrado en posición de pedir disculpas y la muerte de la madre de la novia un par de semanas antes de celebrarse el enlace. En una trama más bien de novela de aventuras que de policiaca que empieza por allá a principios del siglo XX y que desemboca aquí a finales del mismo, 1998, la mente intrigada de Mariana descubrirá los misterios del oro y de la herencia recibida por la familia de su amiga. En Muerte en primera clase, Mariana se va de viaje turístico por Egipto con su nueva amiga Julia Cruz –que apareció en la novela anterior, El hermano pequeño– y la trama homenajea esta vez a la misma Agatha Christie en su Muerte en el Nilo, pero en este caso el clan, el séquito, es la familia Montesquinza y el misterio es la desaparición de su matriarca Carmen.

Elogio del Horizonte, de Eduardo Chillida. Gijón

Entre medias de estas dos, se encuentran quizá las dos mejores de la serie: Un asesinato piadoso y El hermano pequeño. En ambas el argumento se sitúa en la ciudad de G…, próxima a Vetusta –recordando a Clarín–, es decir, (y siguiendo con el juego literario con el que Guelbenzu trata al mecanismo de la novela policial o de crimen y misterio como se tildaba en la tradición inglesa, de la que Guelbenzu se siente seguidor) Gijón y Oviedo, donde nuevamente se ha desplazado la Juez Mariana de Marco al haber una vacante en esta ciudad.

Portada de Un asesinato piadosoAl dejar la anodina Villamayor, también deja las amistades y affaires amorosos que ocurrieron allí, como la corta aventura con el capitán López que tiene al final de El cadáver arrepentido. Aunque Carmen Fernández, su antigua secretaria del juzgado de San Pedro del Mar, siga apareciendo y en cierto modo ayudando, ya se nota un cambio en las relaciones personales que se profundizará en la siguiente novela, con el cambio de cromos de Carmen por la arquitecta Julia Cruz como amiga más íntima. En Un asesinato piadoso el argumento se inicia con la llegada a la escena del crimen de Mariana a la casa de Cristóbal Piles –el muerto– y Covadonga Fernández, donde también se encuentra el padre de ésta, Casio, que se ha pasado toda la noche desde el momento de la muerte de Cristóbal preparando el escenario para presúntamente autoinculparse hasta llamar a la policía. Dos elementos son un tanto efectistas en esta novela: el inspector Alameda, siempre con su abrigo puesto y su bigote, que recuerda a los sabuesos ingleses en una mezcla de Sherlock Holmes y Hércules Poirot, y esa trampa final para cazar al asesino… Aún así, no deja de ser de las mejores de Guelbenzu, pues los elementos judiciales de la investigación empiezan a ocupar un lugar más importante en la trama.

Ciudad de G... (Gijón, Asturias, España)

Lo mismo pasará con El hermano pequeño, la mejor como ya hemos dicho. El argumento incluso es hasta más actual, la asesinada Elena Sánchez Vega, Jessica Vega, ha ejercido de modelo porno en su pasado. El cadáver también aparece al principio de la historia, un cadáver tirado en una cuneta con las manos cortadas cerca de la casa donde vivía con su marido Jacinto. Hay nuevo inspector, Quintero, y un nuevo círculo de amistades que como hemos dicho se inicia con Julia Cruz. También el ámbito laboral está más desarrollado, con su secretario Pelayo o con jueces de alguna forma enemigos, como el Juez Carbajo. La trama le llevará a relacionarse con los altos próceres de la ciudad, que están envueltos en la intriga, como el empresario Montclair, de cuya relación de una noche saldrá escaldada. Y es esa introducción en el ámbito de la novela social o de lo malo de la sociedad, muy dado en la novela policiaca actual, lo que le da quizá mayor empaque a esta novela con respecto a las otras, aunque para el autor quizá no sea una deriva que le guste en demasía. Más para no caer del todo en esto, la trama presenta al hermano pequeño de Mariana, Antonio, como el elemento clave de la misma, siendo precisamente lo más artificial de la misma sin tener en cuenta su ambigüedad sexual , es decir, lo más literario.

Como decimos, pues, la literatura está por encima de todo, no sólo en la artificiosidad que es en sí una novela de crimen y misterio que constantemente está en primer plano, sino también en las continuas menciones a títulos y autores a los que Mariana de Marco lee en cada una de las novelas. Quizá lo que nos empuja a seguir a Mariana sea la misma Mariana, más que las tramas, el atractivo de una mujer de cuarenta y cinco años que ella no deja de admirar constantemente cuando se mira al espejo, pero que se convierte en la atracción a su vez por dos elementos indisolubles, pero que terminan siendo uno: el sexo y el mal, esto es: el peligro, como dice el propio autor.        





(1) 2001. No acosen al asesino. [La trama posiblemente se sitúa en 1996-97]
(2) 2004. La muerte viene de lejos. [Posiblemente 1997]
(3) 2007. El cadáver arrepentido. [El tiempo interno se desarrolla en 1998, aunque hay referencias a todo el desarrollo del siglo XX]
(4) 2008. Un asesinato piadoso. [Se sitúa en 1999]
(5) 2011. El hermano pequeño. [En el 2000] Lectura
(6) 2012. Muerte en primera clase. [En el 2001, justo antes de la 2ª guerra del golfo, que se menciona explícitamente]
(7) 2014. Nunca ayudes a una extraña. [Julio de 2004] Lectura

lunes, 6 de enero de 2014

The Gods of Guilt, de Michael CONNELLY


The Gods of Guilt, literalmente “Los dioses de la culpabilidad o de la culpa”, es decir los que juzgan si alguien es culpable o inocente, es decir el juez o el jurado. Así se titula la última novela de Michael Connelly, publicada en el 2013 y aún no traducida al español, y que, como su nombre ya nos sugiere, tiene como protagonista al abogado Michael Haller.

En los últimos años este abogado defensor ha tomado un protagonismo similar o, diríamos, equivalente al del detective Harry Bosch (ver lectura de su serie) en las sucesivas novelas publicadas por Connelly. Desde The Brass Verdict (El veredicto), donde por primera vez aparecen los dos compartiendo en cierto modo protagonismo, se han repartido tres novelas cada uno –en las que uno u otro aparece aunque sea en pequeñas escenas– más otra: The Reversal (La revocación), que es el culmen de esta conjunción, como ya dijimos en la entrada sobre Bosch, pues la trama se va desarrollando y sosteniendo a través de capítulos alternos y paralelos entre ambos personajes.

Centrándonos en Haller todo empezó en realidad en el 2005 con The Lincoln Lawyer (El inocente), novela que le ha dado mucho juego a su autor y al personaje, pues luego se llevó al cine haciendo Matthew McConaughey del abogado Michael Haller, hecho que se menciona dentro de sus novelas, como un inciso de la realidad dentro de la ficción o de la ficción dentro de la realidad. En El inocente descubrimos cómo una trama policial se puede desarrollar desde un punto de vista distinto e incluso enfrentado, ya que la labor del abogado defensor no es llevar al presunto criminal entre rejas, como la de los policías, sino la contraria, intentar no llevarle, y buscar cualquier posibilidad para que eso no ocurra. Pero, claro, esa labor sería contraproducente en una trama policial, en la que el fin casi siempre es que el malo pague y para eso el bueno, el policía, tiene que ganar.

Portada para: El veredictoY ese problema, que parece un problema del autor con el lector, el de cómo lograr la empatía con el personaje, el de cómo ver a Michael Haller –para ello ayuda la utilización de la primera persona como la voz narrativa en sus novelas–, se convierte en un problema intrínseco en el desarrollo de las tramas sucesivas que va a protagonizar, pues también está en juego cómo el personaje se ve a sí mismo y cómo lo ven los demás, incluidos los policías, como su hermanastro Harry Bosch, pero también sus más allegados, su ex pareja, la fiscal Maggie McPherson y, sobre todo, su hija Hayley.

Santa Monica Blvd, Los Angeles, CA, EE. UU.Y para ello Connelly, ya desde esta primera novela, necesitaba en cierto modo presentar a un abogado atípico, un abogado sin oficina propiamente dicha, que se gana la vida en las calles de Los Ángeles desde el asiento de atrás de sus Lincoln Town Cars. Y eso tan aburrido que puede ser un juicio, la vida en los tribunales de justicia, el autor nos lo presenta en todas ellas como un work in progress, como un trabajo en una continua fase de desarrollo, con constantes sorpresas y descubrimientos nuevos que van modificando el trabajo dentro de las salas donde se imparte justicia. Y los diálogos e interrogatorios tan característicos en las novelas policiacas, no dejan de ser tan o más importantes en estas otras donde parte de la trama se desarrolla en la sala del tribunal en la que se van presentando los testigos para uno y otro bando. Y por eso estas novelas no pueden ser otra cosa que policiacas, porque la investigación continua y constante se convierte en el elemento clave también en ellas.

El inocenteEn El inocente, su defendido Louis Roulet es acusado del intento de asesinato de una prostituta, aunque todo parece indicar que es inocente, como dice el título. Y la defensa de este niño pijo y de buena familia que le reportará buenos beneficios, tanto económicos como publicitarios, y que a la vista de las pruebas puede ser factible llevar a cabo, se convierte al final en la defensa por parte de Haller de su propia integridad y la de su familia, incluso con el asesinato de su principal investigador Raul Levin por el camino. En El veredicto –la segunda y última novela traducida hasta la fecha al español– nos reencontramos con un Haller que, después de lo sucedido en el estresante final de la novela anterior, le ha llevado a una caída en picado hasta tocar fondo. Es decir, su desarrollo es la resurrección personal y profesional de Haller en un argumento que nos lleva hacia el mundo de Hollywood y la defensa de un magnate de esta industria, acusado de asesinar a su mujer y al amante de ésta. Como ya dijimos en la entrada sobre Bosch, éste aparece envuelto en la trama, aunque con un papel un tanto menor que el de Haller. La tercera de la serie será la ya comentada (ver lectura de la serie de Bosch) La revocación, donde Michael Haller se une a los buenos y se convierte por una vez en Fiscal, trabajando codo con codo con su ex mujer Maggie y su hermanastro Bosch.

Y de ahí caemos a las dos últimas novelas de Haller, ambas sin traducir todavía al español. En The Fifth Witness vuelve a ser abogado defensor aunque ahora lleve casos no sólo criminales sino también de desahucios, en realidad la mayoría de sus casos son de estos últimos –otro elemento que nos lo puede acercar al lector y justificarse a sí mismo, defender al débil frente al fuerte, los bancos, para mostrar cómo de injusta está construida la sociedad–, aunque aquí se entremezclen ambas facetas, pues le va a tocar defender a Lisa Trammel, que era cliente suyo por esta última razón, pero que ahora es acusada de asesinar al director del banco, Mitchell Bondurant con el que mantiene el litigio por su casa.

El desarrollo del argumento pero sobre todo el final de la novela, cuando la inocencia de su cliente sea probada en el tribunal pero no parece que lo sea de hecho, hacen que Haller se replantee eso de pasarse al otro lado, al de los fiscales, algo que ven con muy buenos ojos tanto su ex como su hija.

Pero The Gods of Guilt, la novela que nos ocupa, lo desmentirá. Pues la cercanía que había logrado establecer con su familia en The Fifth Witness vuelve a romperse por la extraña circunstancia de no conseguir el puesto de fiscal al que aspiraba. Y de nuevo parece que Haller empieza de cero haciendo lo que siempre ha hecho. Además el caso le retrotrae a su pasado, pues su cliente, Andre La Cosse, parece haber asesinado a una prostituta, Gloria Dayton, a la que él ya había defendido con éxito años antes. Además según avanza la investigación también aparece en escena el detective Lankford que, como ésta, ya tuvo presencia en El inocente al investigar el asesinato de su antiguo investigador Raul Levin, e incluso tenerle a él, Michael Haller, como sospechoso del crimen. El caso se presenta pues como enrevesado en sí mismo, donde la labor policial se pondrá en entredicho, pero también para el propio Haller, ya que ese Jury o The Gods of Guilt no sólo juzga en los tribunales sino que también es una especie de juez o jurado que juzga las acciones de uno mismo y decide sobre esas acciones y decisiones que cada uno toma en la vida. Y además ¿quiénes son?, ¿quiénes tienen el derecho de juzgarnos?, ¿son los que nos rodean, los más cercanos, los que nos importan?, ¿somos nosotros mismos?  






2005. The Lincoln Lawyer (El inocente).
2008. The Brass Verdict (El veredicto). [Harry Bosch es un personaje algo secundario]
2010. The Reversal (La revocación).[También con Harry Bosch como protagonista]
2011. The Fifth Witness. [Bosch está en la fiesta de cumpleaños de Haller]
2013. The Gods of Guilt. [Bosch sólo aparece en una pequeña escena] Lectura

sábado, 28 de diciembre de 2013

Los hombres te han hecho mal, de Ernesto MALLO



Más allá de la trama o del argumento, más allá de los personajes, habituales de la serie o nuevos de esta novela, más allá de las miserias y mentiras de la sociedad, el lector se va a topar irremediablemente con la desolación y con la rabia. 

Todo el capítulo 35 es desolación, nada más que desolación: Candela es la protagonista a su pesar. Sólo aparece ahí y ya es bastante. Cuesta leerlo porque de alguna forma ya lo intuimos, pero lo intuimos y aún así nos pesa, nos aplasta esa desolación.

El capítulo 40 es rabia. Una rabia que sentimos como la siente Braulio. Y es tan profunda, tan sincera, tan auténtica que en su situación haríamos lo que hace, y lo haríamos igual, de la misma manera, así, sin pensarlo, sólo sintiéndolo, así, así, de esa manera. No más.

Los hombres te han hecho mal es la tercera novela de la serie del comisario, que ya no lo es, Lascano del escritor argentino Ernesto Mallo. Y es la tercera pero posiblemente también la última. No sabemos. Pero de alguna forma se cierra algo. Luego veremos.


Antes publicó, ambas en el 2011 en edición de Siruela, Crimen en el Barrio del Once y El policía descalzo de la Plaza San Martín, que en Argentina, en su primera publicación tenían otros títulos. La aguja en el pajar, después llamado Crimen en el Barrio del Once, se publicó en el 2006, mientras que Delincuente argentino, después llamado El policía descalzo de la Plaza San Martín, se publicó en el 2007, en ambas la situación política argentina es un elemento clave.  

Crimen en el Barrio del Once se sitúa en plena dictadura de los comandantes, en la época de las desapariciones, de las continuas desapariciones. Venancio Ismael Lascano, el Perro, es comisario de la policía. El asunto se inicia por la aparición de dos cadáveres tirados. Cuando llega al lugar no hay dos sino tres. El tercero es distinto. El tercero no ha muerto con la cabeza acribillada a tiros, como los otros, sino con un disparo en el estómago. El tercero no es joven, sino viejo. El tercero, Lascano descubrirá, es el cadáver de un judío, Bieterman, un prestamista. Estamos en la dictadura, con asesinatos continuos cometidos por los milicos, pero el asesinato de Bieterman es distinto y Lascano lo descubrirá a pesar de los obstáculos en contra. Porque éste es un asesinato que lleva hacia arriba, es un asesinato cometido chapuceramente por alguien de la alta sociedad de Buenos Aires pero que tiene protección. En esta novela también hay una pregunta en paralelo y que lo une a la siguiente novela: ¿dónde están los hijos de los desaparecidos?

En El policía descalzo de la Plaza San Martín estamos en la transición, al principio de la democracia argentina con el “gordito maricón” de Alfonsín, en palabras de Giribaldi –un mayor que ya apareció en la novela anterior, ahora forzosamente retirado–, en el poder y pasando por los juzgados no sólo la junta de Comandantes, sino también algunos responsables directos de las atrocidades cometidas en la época anterior. Pero esta segunda novela nos habla del otro lado, nos habla del Topo Miranda, un ladrón de bancos de la vieja escuela, nos habla de la baja estofa. Y una de las características de estas novelas de Mallo es el preciso retrato del lenguaje, de la lengua vulgar de estos delincuentes –y en esa lengua (ni en ninguna, diríamos), en esos diálogos no hay guiones que marquen quién es el que habla–. El Topo Miranda va a salir de la cárcel y fuera no puede dejar de hacer lo que siempre ha hecho por más que su pretensión sea cuidar de sus nietos, cuando los tenga. Y lo que roba es dinero negro, mala cosa.


En ambas novelas, situadas en Buenos Aires, el Perro Lascano ejerce su labor de policía a pesar de todo, más en la primera, ya que en la segunda acaba de salir de entre los muertos y no se sabe muy bien si aún vive o no, de ahí que actúe casi en la clandestinidad, pues su protector dentro de la policía ha perdido su batalla por el poder en la institución. Y en ambas novelas el amor se le escabulle, ya por miedo ya por desconocimiento, y ése es el otro hilo conductor de las mismas. Porque para Lascano la amada siempre es un fantasma, alguien que estuvo pero no está, primero Marisa, su mujer que falleció, luego Eva, salida de no se sabe dónde, perseguida y, después de lo que le sucede al Perro, huída.

Los hombres te han hecho mal es una novela negra con todas las letras, de las buenas, de las mejores, al estilo de Cosecha roja (ver lectura) o La llave de Cristal de Hammett, es una novela negra teñida de rojo, de sangre. Y la trama que se sitúa en una época cercana a la actual le hace salir a Lascano –que ya no es policía y tiene unos sesenta años– a investigar fuera de Buenos Aires, a una ciudad turística, Mar de Plata, donde la prostitución y la corrupción que conlleva son un elemento más de esa “feliz” vida vacacional. Aquí Lascano investigará la desaparición y muerte de Amalia, la hija de su prima Sofía, poco después de haber tenido a su niña Candela. Y se encontrará con una organización muy bien establecida de prostitución y de trata de mujeres, más bien niñas. Donde no faltará en la cúspide de la pirámide el político de turno ni por debajo de él al jefe de la policía dentro de ese entramado corrupto en la que los curritos, por decirlo así, el Pescado Yancar, por ejemplo, no son ni mucho menos los más desalmados. Pero en el que nuevamente el lenguaje de estos individuos nos los hacen vivos, nos los muestran absolutamente reales, es una lengua que no se lee sino que se escucha. Todo, cómo no, acabará a tiros, con esa trama paralela de venganza entre delincuentes, hablo del Loco Romero con su pandilla y del Pescado Yancar, y el Perro Lascano será el que encienda la mecha. Pero en esa explosión final siempre hay alguien que se salva y no suele ser de los que van a la cárcel.

Y, como decíamos al principio, parece que el ciclo se cierra porque el otro hilo conductor, el contrapunto a tanta sangre, el del amor como fantasma parece que toma cuerpo real con el regreso de Eva, aunque en el amor…






2012. Los hombres te han hecho mal. Lectura