No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.

lunes, 6 de enero de 2014

The Gods of Guilt, de Michael CONNELLY


The Gods of Guilt, literalmente “Los dioses de la culpabilidad o de la culpa”, es decir los que juzgan si alguien es culpable o inocente, es decir el juez o el jurado. Así se titula la última novela de Michael Connelly, publicada en el 2013 y aún no traducida al español, y que, como su nombre ya nos sugiere, tiene como protagonista al abogado Michael Haller.

En los últimos años este abogado defensor ha tomado un protagonismo similar o, diríamos, equivalente al del detective Harry Bosch (ver lectura de su serie) en las sucesivas novelas publicadas por Connelly. Desde The Brass Verdict (El veredicto), donde por primera vez aparecen los dos compartiendo en cierto modo protagonismo, se han repartido tres novelas cada uno –en las que uno u otro aparece aunque sea en pequeñas escenas– más otra: The Reversal (La revocación), que es el culmen de esta conjunción, como ya dijimos en la entrada sobre Bosch, pues la trama se va desarrollando y sosteniendo a través de capítulos alternos y paralelos entre ambos personajes.

Centrándonos en Haller todo empezó en realidad en el 2005 con The Lincoln Lawyer (El inocente), novela que le ha dado mucho juego a su autor y al personaje, pues luego se llevó al cine haciendo Matthew McConaughey del abogado Michael Haller, hecho que se menciona dentro de sus novelas, como un inciso de la realidad dentro de la ficción o de la ficción dentro de la realidad. En El inocente descubrimos cómo una trama policial se puede desarrollar desde un punto de vista distinto e incluso enfrentado, ya que la labor del abogado defensor no es llevar al presunto criminal entre rejas, como la de los policías, sino la contraria, intentar no llevarle, y buscar cualquier posibilidad para que eso no ocurra. Pero, claro, esa labor sería contraproducente en una trama policial, en la que el fin casi siempre es que el malo pague y para eso el bueno, el policía, tiene que ganar.

Portada para: El veredictoY ese problema, que parece un problema del autor con el lector, el de cómo lograr la empatía con el personaje, el de cómo ver a Michael Haller –para ello ayuda la utilización de la primera persona como la voz narrativa en sus novelas–, se convierte en un problema intrínseco en el desarrollo de las tramas sucesivas que va a protagonizar, pues también está en juego cómo el personaje se ve a sí mismo y cómo lo ven los demás, incluidos los policías, como su hermanastro Harry Bosch, pero también sus más allegados, su ex pareja, la fiscal Maggie McPherson y, sobre todo, su hija Hayley.

Santa Monica Blvd, Los Angeles, CA, EE. UU.Y para ello Connelly, ya desde esta primera novela, necesitaba en cierto modo presentar a un abogado atípico, un abogado sin oficina propiamente dicha, que se gana la vida en las calles de Los Ángeles desde el asiento de atrás de sus Lincoln Town Cars. Y eso tan aburrido que puede ser un juicio, la vida en los tribunales de justicia, el autor nos lo presenta en todas ellas como un work in progress, como un trabajo en una continua fase de desarrollo, con constantes sorpresas y descubrimientos nuevos que van modificando el trabajo dentro de las salas donde se imparte justicia. Y los diálogos e interrogatorios tan característicos en las novelas policiacas, no dejan de ser tan o más importantes en estas otras donde parte de la trama se desarrolla en la sala del tribunal en la que se van presentando los testigos para uno y otro bando. Y por eso estas novelas no pueden ser otra cosa que policiacas, porque la investigación continua y constante se convierte en el elemento clave también en ellas.

El inocenteEn El inocente, su defendido Louis Roulet es acusado del intento de asesinato de una prostituta, aunque todo parece indicar que es inocente, como dice el título. Y la defensa de este niño pijo y de buena familia que le reportará buenos beneficios, tanto económicos como publicitarios, y que a la vista de las pruebas puede ser factible llevar a cabo, se convierte al final en la defensa por parte de Haller de su propia integridad y la de su familia, incluso con el asesinato de su principal investigador Raul Levin por el camino. En El veredicto –la segunda y última novela traducida hasta la fecha al español– nos reencontramos con un Haller que, después de lo sucedido en el estresante final de la novela anterior, le ha llevado a una caída en picado hasta tocar fondo. Es decir, su desarrollo es la resurrección personal y profesional de Haller en un argumento que nos lleva hacia el mundo de Hollywood y la defensa de un magnate de esta industria, acusado de asesinar a su mujer y al amante de ésta. Como ya dijimos en la entrada sobre Bosch, éste aparece envuelto en la trama, aunque con un papel un tanto menor que el de Haller. La tercera de la serie será la ya comentada (ver lectura de la serie de Bosch) La revocación, donde Michael Haller se une a los buenos y se convierte por una vez en Fiscal, trabajando codo con codo con su ex mujer Maggie y su hermanastro Bosch.

Y de ahí caemos a las dos últimas novelas de Haller, ambas sin traducir todavía al español. En The Fifth Witness vuelve a ser abogado defensor aunque ahora lleve casos no sólo criminales sino también de desahucios, en realidad la mayoría de sus casos son de estos últimos –otro elemento que nos lo puede acercar al lector y justificarse a sí mismo, defender al débil frente al fuerte, los bancos, para mostrar cómo de injusta está construida la sociedad–, aunque aquí se entremezclen ambas facetas, pues le va a tocar defender a Lisa Trammel, que era cliente suyo por esta última razón, pero que ahora es acusada de asesinar al director del banco, Mitchell Bondurant con el que mantiene el litigio por su casa.

El desarrollo del argumento pero sobre todo el final de la novela, cuando la inocencia de su cliente sea probada en el tribunal pero no parece que lo sea de hecho, hacen que Haller se replantee eso de pasarse al otro lado, al de los fiscales, algo que ven con muy buenos ojos tanto su ex como su hija.

Pero The Gods of Guilt, la novela que nos ocupa, lo desmentirá. Pues la cercanía que había logrado establecer con su familia en The Fifth Witness vuelve a romperse por la extraña circunstancia de no conseguir el puesto de fiscal al que aspiraba. Y de nuevo parece que Haller empieza de cero haciendo lo que siempre ha hecho. Además el caso le retrotrae a su pasado, pues su cliente, Andre La Cosse, parece haber asesinado a una prostituta, Gloria Dayton, a la que él ya había defendido con éxito años antes. Además según avanza la investigación también aparece en escena el detective Lankford que, como ésta, ya tuvo presencia en El inocente al investigar el asesinato de su antiguo investigador Raul Levin, e incluso tenerle a él, Michael Haller, como sospechoso del crimen. El caso se presenta pues como enrevesado en sí mismo, donde la labor policial se pondrá en entredicho, pero también para el propio Haller, ya que ese Jury o The Gods of Guilt no sólo juzga en los tribunales sino que también es una especie de juez o jurado que juzga las acciones de uno mismo y decide sobre esas acciones y decisiones que cada uno toma en la vida. Y además ¿quiénes son?, ¿quiénes tienen el derecho de juzgarnos?, ¿son los que nos rodean, los más cercanos, los que nos importan?, ¿somos nosotros mismos?  






2005. The Lincoln Lawyer (El inocente).
2008. The Brass Verdict (El veredicto). [Harry Bosch es un personaje algo secundario]
2010. The Reversal (La revocación).[También con Harry Bosch como protagonista]
2011. The Fifth Witness. [Bosch está en la fiesta de cumpleaños de Haller]
2013. The Gods of Guilt. [Bosch sólo aparece en una pequeña escena] Lectura

sábado, 28 de diciembre de 2013

Los hombres te han hecho mal, de Ernesto MALLO



Más allá de la trama o del argumento, más allá de los personajes, habituales de la serie o nuevos de esta novela, más allá de las miserias y mentiras de la sociedad, el lector se va a topar irremediablemente con la desolación y con la rabia. 

Todo el capítulo 35 es desolación, nada más que desolación: Candela es la protagonista a su pesar. Sólo aparece ahí y ya es bastante. Cuesta leerlo porque de alguna forma ya lo intuimos, pero lo intuimos y aún así nos pesa, nos aplasta esa desolación.

El capítulo 40 es rabia. Una rabia que sentimos como la siente Braulio. Y es tan profunda, tan sincera, tan auténtica que en su situación haríamos lo que hace, y lo haríamos igual, de la misma manera, así, sin pensarlo, sólo sintiéndolo, así, así, de esa manera. No más.

Los hombres te han hecho mal es la tercera novela de la serie del comisario, que ya no lo es, Lascano del escritor argentino Ernesto Mallo. Y es la tercera pero posiblemente también la última. No sabemos. Pero de alguna forma se cierra algo. Luego veremos.


Antes publicó, ambas en el 2011 en edición de Siruela, Crimen en el Barrio del Once y El policía descalzo de la Plaza San Martín, que en Argentina, en su primera publicación tenían otros títulos. La aguja en el pajar, después llamado Crimen en el Barrio del Once, se publicó en el 2006, mientras que Delincuente argentino, después llamado El policía descalzo de la Plaza San Martín, se publicó en el 2007, en ambas la situación política argentina es un elemento clave.  

Crimen en el Barrio del Once se sitúa en plena dictadura de los comandantes, en la época de las desapariciones, de las continuas desapariciones. Venancio Ismael Lascano, el Perro, es comisario de la policía. El asunto se inicia por la aparición de dos cadáveres tirados. Cuando llega al lugar no hay dos sino tres. El tercero es distinto. El tercero no ha muerto con la cabeza acribillada a tiros, como los otros, sino con un disparo en el estómago. El tercero no es joven, sino viejo. El tercero, Lascano descubrirá, es el cadáver de un judío, Bieterman, un prestamista. Estamos en la dictadura, con asesinatos continuos cometidos por los milicos, pero el asesinato de Bieterman es distinto y Lascano lo descubrirá a pesar de los obstáculos en contra. Porque éste es un asesinato que lleva hacia arriba, es un asesinato cometido chapuceramente por alguien de la alta sociedad de Buenos Aires pero que tiene protección. En esta novela también hay una pregunta en paralelo y que lo une a la siguiente novela: ¿dónde están los hijos de los desaparecidos?

En El policía descalzo de la Plaza San Martín estamos en la transición, al principio de la democracia argentina con el “gordito maricón” de Alfonsín, en palabras de Giribaldi –un mayor que ya apareció en la novela anterior, ahora forzosamente retirado–, en el poder y pasando por los juzgados no sólo la junta de Comandantes, sino también algunos responsables directos de las atrocidades cometidas en la época anterior. Pero esta segunda novela nos habla del otro lado, nos habla del Topo Miranda, un ladrón de bancos de la vieja escuela, nos habla de la baja estofa. Y una de las características de estas novelas de Mallo es el preciso retrato del lenguaje, de la lengua vulgar de estos delincuentes –y en esa lengua (ni en ninguna, diríamos), en esos diálogos no hay guiones que marquen quién es el que habla–. El Topo Miranda va a salir de la cárcel y fuera no puede dejar de hacer lo que siempre ha hecho por más que su pretensión sea cuidar de sus nietos, cuando los tenga. Y lo que roba es dinero negro, mala cosa.


En ambas novelas, situadas en Buenos Aires, el Perro Lascano ejerce su labor de policía a pesar de todo, más en la primera, ya que en la segunda acaba de salir de entre los muertos y no se sabe muy bien si aún vive o no, de ahí que actúe casi en la clandestinidad, pues su protector dentro de la policía ha perdido su batalla por el poder en la institución. Y en ambas novelas el amor se le escabulle, ya por miedo ya por desconocimiento, y ése es el otro hilo conductor de las mismas. Porque para Lascano la amada siempre es un fantasma, alguien que estuvo pero no está, primero Marisa, su mujer que falleció, luego Eva, salida de no se sabe dónde, perseguida y, después de lo que le sucede al Perro, huída.

Los hombres te han hecho mal es una novela negra con todas las letras, de las buenas, de las mejores, al estilo de Cosecha roja (ver lectura) o La llave de Cristal de Hammett, es una novela negra teñida de rojo, de sangre. Y la trama que se sitúa en una época cercana a la actual le hace salir a Lascano –que ya no es policía y tiene unos sesenta años– a investigar fuera de Buenos Aires, a una ciudad turística, Mar de Plata, donde la prostitución y la corrupción que conlleva son un elemento más de esa “feliz” vida vacacional. Aquí Lascano investigará la desaparición y muerte de Amalia, la hija de su prima Sofía, poco después de haber tenido a su niña Candela. Y se encontrará con una organización muy bien establecida de prostitución y de trata de mujeres, más bien niñas. Donde no faltará en la cúspide de la pirámide el político de turno ni por debajo de él al jefe de la policía dentro de ese entramado corrupto en la que los curritos, por decirlo así, el Pescado Yancar, por ejemplo, no son ni mucho menos los más desalmados. Pero en el que nuevamente el lenguaje de estos individuos nos los hacen vivos, nos los muestran absolutamente reales, es una lengua que no se lee sino que se escucha. Todo, cómo no, acabará a tiros, con esa trama paralela de venganza entre delincuentes, hablo del Loco Romero con su pandilla y del Pescado Yancar, y el Perro Lascano será el que encienda la mecha. Pero en esa explosión final siempre hay alguien que se salva y no suele ser de los que van a la cárcel.

Y, como decíamos al principio, parece que el ciclo se cierra porque el otro hilo conductor, el contrapunto a tanta sangre, el del amor como fantasma parece que toma cuerpo real con el regreso de Eva, aunque en el amor…






2012. Los hombres te han hecho mal. Lectura

domingo, 22 de diciembre de 2013

Atrapado en un sueño, de Anna JANSSON



A veces uno debería abstenerse de hacer cualquier comentario sobre determinadas novelas, pero si esa obra ha sido deliberadamente escrita y por desgracia ha sido deliberadamente leída, y leída entera, completa, hasta la última de sus más de cuatrocientas páginas, y además uno escribe de vez en cuando algún que otro comentario sobre novelas policiacas, tiene dos opciones: no escribir comentario alguno –opción más que apetecible en este caso– o escribir un comentario para que la gente sepa a qué atenerse.

Drömmen förde dej vilse (Atrapado en un sueño) es la novela número once de la serie de la inspectora Maria Wern, publicada en español en el 2011, al año siguiente de su publicación en su idioma original, el sueco. De la misma autora, Anna Jansson, y serie también se dispone en español de la anterior, la número diez, Först när givaren är död (Hablaré cuando esté muerto). Y, por si fuera poco, la mayoría de las novelas de la serie también se han adaptado a la televisión e incluso se han doblado al español y además se emiten en pantalla actualmente –en La 2 de TVE–.

Maria Wern es una investigadora del grupo de homicidios de Visby, en la isla sueca de Gotland. Junto a ella nos encontramos con su superior Tomas Hartman y sus compañeros, Erika Lund, encargada de la recogida de pruebas, Per Arvidsson, Ek Rydberg y Haraldsson, entre otros.

El caso que nos ocupa se inicia con la agresión que sufre la propia Maria Wern al intentar defender a un chico de unos trece años que estaba siendo apaleado y pateado por un grupo de tres hombres que al final terminan matando al chico y dejando maltrecha a la policía. Pero el verdadero caso será el del asesinato y ensañamiento de la enfermera Linn Bogren ocurrido algo después, al que le seguirá otro más, el de su vecino hipocondríaco Harry Molin.

El enredo se inicia con el súbito enamoramiento de Erika, la mejor amiga y compañera de Maria Wern, del médico Anders Ahlström, que, por casualidad o no, es el médico de Linn Bogren y de Harry Molin. A todo ello hay que decir que Erika no tiene mucho éxito con las relaciones de pareja y descubrimos que, además, es madre de dos hijos a los que no ve desde hace veinte años, puesto que se quedaron con su padre, después de una depresión posparto, según nos explican en la novela. El propio Anders también tiene una hija que vive con él, de once años, pero sin madre, porque esta murió seis meses después de nacer su hija, en plena boda con Anders, según nos cuenta el propio Anders, ahogada en la playa en plena madrugada. Pero además tiene un hijo que ahora estará en la veintena de un escarceo amoroso en su época de universitario, un hijo y mujer que abandonó en ese momento al no quererse hacer cargo de él. A ellos añadimos a la propia Maria Wern también divorciada y con dos hijos a su cargo, que no aparecen en toda la novela, porque en este caso hay custodia compartida, o su amado compañero Per Arvidsson, también separado y padre de dos hijos, con el que se supone que tiene una relación, aunque ésta se viese interrumpida después de que Per unas novelas antes casi perdiese la vida al ser disparado y sufriese posteriormente una depresión que le habría llevado a querer cortar con Maria. En esta novela parece que las cosas iban a mejor, pero un extraño desliz hace que Per se acueste con su mujer, Rebecka, de la que está separado, y las cosas sigan estando más que enturbiadas. Otro más, Ek Rydberg, tiene un hijo en la cárcel, Joakim, protagonista de la novela anterior, Hablaré cuando esté muerto –en la que no vamos a entrar, pues es más de lo mismo, que como unos cuantos más –creo que se mencionan cuatro o cinco– ha tenido de relaciones pasadas.

Pero si estas vidas caóticas de los policías no fueran suficientes, los propios asesinados y asesinos en esta novela no tienen nada que envidiar. La enfermera –profesión que comparte con la propia autora Anna Jansson (¿quizá por eso la mayoría de los casos de esta serie están relacionados con médicos, enfermeras y gente de esa rama?)– Linn Bogren se acaba de enamorar de una paciente, Sara, que necesita un transplante urgente de pulmón, y con la que empieza a mantener una relación, pero resulta que está casada con un marinero, Claes, que a su vez le pone los cuernos con otra cada vez que llega a puerto. O el otro, Harry Molin, vecino de Linn, y posiblemente enamorado de ésta, aunque su hipocondría no le ayude mucho en sus relaciones personales. En fin, que todo esto nos puede hacer pensar que lo que estamos leyendo es un culebrón, pero no, su pretensión es ser una novela policiaca. Quizás el desarrollo psicológico de los personajes, pues la autora pretende desarrollar algo así, tanto de las víctimas como de los policías deje un poco que desear. Ya no queremos hablar de que esta sociedad que se nos muestra merece un estudio sociológico profundo –y no nos referimos a las causas de los asesinatos–. Sino que los propios recursos de novela policial son tan mal trabajados, tan mal llevados… Ah, se nos olvidaba que hasta el final de la novela no se nos descubre que los asesinatos no son cometidos por un sonámbulo.   


Como hemos dicho, hasta ahora en español, para nuestra salud como lectores de novela policiaca, sólo se han traducido dos novelas de la serie de catorce de la inspectora Maria Wern. Y menos mal, aunque mirándolo bien, quizá nos hubiésemos conformado con una sola, y eso exagerando, porque hubiésemos mejor pasado sin ninguna. Pero y para los lectores suecos ¿qué? Y para los lectores de otros idiomas en los que se han traducido estas novelas… Sólo me queda decir que uno es libre de elegir lo que quiere o no quiere leer. Pero a veces las contraportadas no bastan porque llevan a engaño al incauto lector, porque su función evidentemente no es informar de lo que uno se va a encontrar, sino insinuar e incitar y, por lo tanto, de alguna forma, exagerar o mentir. Aquí, en este comentario, se ha intentado no mentir, al menos, aunque sea quizá –mas no lo creo– un tanto exagerado. 

Ahora ya se entiende por qué las novelas policiacas suecas tienen tan mala fama.






2000. Stum sitter guden. [TV]
2001. Alla de stillsamma döda. [TV]
2002. Ma döden sova. [TV]
2003. Silverkronan.
2004. Drömmar ur snö. [TV]
2005. Svart fjäril. [TV]
2006. Främmande fagel. [TV]
2007. Pojke försvunnen. [TV]
2008. Inte ens det förflutna. [TV]
2009. Först när givaren är död (Hablaré cuando esté muerto). [TV]
2010. Drömmen förde dej vilse (Atrapado en un sueño). [TV] Lectura
2011. Alkemins eviga eld.
2012. När skönheten kom till Bro.
2013. Dans pa glödande kol.