No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.

domingo, 6 de abril de 2014

Doble silencio, de Mari JUNGSTEDT





Con los libros policiacos de Mari Jungstedt hay que tener en cuenta una prevención al afrontarlos: su fácil lectura. Utiliza un lenguaje sencillo, llano, descriptivo, tanto de personajes como de lugares; sus capítulos son cortos, de digestión ligera, alternos y dinámicos; sus crímenes tienen el grado justo de crueldad y de sangre; y sus personajes son dulzones en su mayoría, tanto los puntuales de cada novela como los habituales de todas ellas, por más que se esmere en presentarnos conflictos psicológicos graves para de alguna manera justificar los actos posteriores.

Y con esa prevención en mente, acaba de aparecer y ya está dispuesto a ser leído: Den dubbla tystnaden (Doble silencio –por una vez bien traducido el título–), el séptimo volumen de la serie traducido al español, aunque en su lengua original, la sueca, este año, para mayor precisión, el próximo mes, ya está previsto que se publique el duodécimo, Den man älskar, algo así como “La persona que amas”, como se ve en la bibliografía de abajo, del que habrá que esperar unos años para conseguir leer su traducción –en torno a cuatro o cinco años suele ser la media–, pero ¿tenemos urgencia por leerlo?, es lo que nos tendríamos que preguntar. Dejémoslo por el momento.

En este libro, nos referimos a Doble silencio, vuelven a aparecer el comisario Anders Knutas y la subcomisaria Karin Jacobsson, y también el periodista Johan Berg, por fin establecido casi completamente en la isla de Gotland, y su ya esposa Emma Winarve, es decir, los personajes habituales. Junto a ellos la trama comienza con la descripción de las relaciones de amistad de tres parejas, Sam y Andrea, John y Beata y Håkan y Stina –con sus hijos respectivos, aunque estos no aparezcan en ningún momento– que viven en un barrio lujoso de Visby, Terra Nova, y que deciden irse de vacaciones juntos a la isla de Fårö, al norte de Gotland, porque se celebra la semana dedicada al director de cine Ingmar Bergman. Aquí quedará la primera víctima.

Y en este caso es la isla de Fårö y luego la pequeña isla de Stora Karlsö, al oeste de Gotland, reserva protegida por sus miles de aves –araos y alcas–, las que cobran protagonismo. Porque la otra característica primordial de estas novelas es que suceden en la isla de Gotland, con su bella capital, la ciudad medieval de Visby, y en las pequeñas islas cercanas, no en vano al ciclo se le podría llamar La serie de Gotland, como hace su editorial en España, si bien hay otros autores suecos (ver Anna Jansson, por ejemplo) que podrían apropiarse del mismo título.


Como decimos, ese protagonismo que normalmente es secundario en las novelas, como es el del paisaje, el del entorno, aquí cobra un realce mayor y la propia autora intenta sacarle partido de una forma muy obvia. Si repasamos los títulos publicados hasta ahora –y nos vamos a ceñir sólo a los traducidos al español–, los decorados externos, los idílicos decorados externos son el contrapunto perfecto a los sucesivos motivos criminales. Así en la primera novela de la serie, Den du inte ser (algo mal traducida como Nadie lo ha visto), ya apareció la isla de Fårö y su espléndida playa de Norsta Auren, y allí se producirá la persecución final de Emma Winarve, aunque antes, en otra playa cerca de Flöjel se dará la primera muerte, la de su amiga Helena Hillerström, donde comienza todo. O en la tercera, I denna stilla natt (traducida como Nadie lo ha oído, imitando a los títulos de las traducciones al inglés, aunque más bien significa “En esta noche silenciosa”), las excavaciones de un poblado vikingo nuevamente en Fröjel, al sur de Visby, son el perfecto escenario del asesinato de una joven holandesa, estudiante de arqueología, Martina Flochten, con el que se inicia el caso, que luego, hacia el final, derivará en el descubrimiento de una especie de secta –pero no vamos a entrar en ello–. O en la siguiente, Den döende dandyn (traducida El arte del asesino, cuando su título es “El dandi moribundo”, como se llama un cuadro que tendrá cierto protagonismo en la novela), donde el galerista de arte moderno Egon Wallin aparece colgado en la mismísima puerta de Dalmansporten, de la muralla medieval de Visby, aunque en este caso el pequeño Visby comparta protagonismo con la gran Estocolmo. O, para terminar, en I denna ljuva sommartid (Un inquietante amanecer, aunque signifique “En este encantador verano”), la pequeña y paradisíaca isla de Gotska Sandön, situada más al norte de Fårö, será escenario de unos hechos ocurridos en 1985, veinte años antes del asesinato de Peter Bovide en la playa de Sudersand, en la isla de Fårö.



Como vemos, el escenario es primordial, y junto a él, las historias personales. Principalmente, al menos en las primeras cinco novelas, las turbulentas relaciones, propias de telenovela, de Emma y el periodista Johan Berg. Haciendo un repaso, el culebrón sería así: flechazo en la primera novela, a pesar de que Emma esté casada y tenga dos hijos, enamoramiento en la segunda, divorcio de Emma y nacimiento de su hija en común, Elin, en la tercera, planes de boda y separación en la cuarta y boda final y a lo grande en la quinta (aunque Emma llegue media hora tarde a la ceremonia). Después parece que todo se calma, aunque en la sexta Emma sin preverlo se vuelva a quedar embarazada y casi muera en el intento de salvar a la víctima en la escena final de la novela. Porque esta pareja está aquí, en realidad para pasarlo mal. Emma casi muere en la resolución del caso de la primera novela, en la tercera será Johan al que le claven un cuchillo, en la cuarta su hija en común, Elin, será secuestrada al final, lo que provocará una nueva separación.

Y la otra pareja, aunque no sea tal –por ahora, la del comisario Anders Knutas y la subcomisaria Karin Jacobsson, en principio llevan una vida más tranquila, sobre todo Knutas, felizmente casado con la matrona danesa Line y con dos hijos. Pero todo se tuerce en la quinta de la serie, Un inquietante amanecer, sobre todo para Karin, al descubrirse su pasado, cuando con quince años fue violada, se quedó embarazada, tuvo una hija y sus padres la entregaron en adopción. En cuanto a Knutas, será en la sexta, Den mörka ängeln (La falsa sonrisa o, mejor, "El ángel de la oscuridad") cuando la relación con sus hijos, ya adolescentes, empieza a naufragar, sobre todo con Nils. Y en esta última su propia y gran relación de pareja parece que ya no lo es.

Pero lo que nos incumben son los casos, y como se puede apreciar los hemos dejado para el final, ¿por qué? Porque en realidad tienden a ser planos y fácilmente se ve la trampa, a pesar de o precisamente por esas partes donde nos remontamos al pasado de los asesinos, que aparecen en todas las novelas, y donde vemos las causas de los hechos posteriores y los consiguientes desequilibrios –que los hay y muchos que los provocan, y propiamente investigación investigación hay poca y al final se resuelven porque se tienen que resolver si no la novela quedaría inacabada y sobre todo no se presentaría la ocasión para hacer que los protagonistas pasen las de Caín, como hemos visto. Y menos mal, que en las dos o tres últimas –de las traducidas– la autora ha optado por no hacer al final un capítulo resumen explicando los motivos de los asesinos como si los lectores fuesen auténticos ineptos.       
   
  




2003. Den du inte ser (Nadie lo ha visto).
2004. I denna stilla natt (Nadie lo ha oído).
2005. Den inre kretsen (Nadie lo conoce).
2006. Den döende dandyn (El arte del asesino).
2007. I denna ljuva sommartid (Un inquietante amanecer).
2008. Den mörka ängeln (La falsa sonrisa).
2009. Den dubbla tystnaden (Doble silencio). Lectura
2010. Den farliga leken.
2011. Det fjärde offret.
2012. Den sista akten.
2013. Du går inte ensam.
2014. Den man älskar. [Pendiente de publicación en mayo del 2014]

lunes, 24 de marzo de 2014

El sueño eterno, de Raymond CHANDLER




The Big Sleep (El sueño eterno), publicada en 1939, fue la primera novela que compuso Raymond Chandler y decimos componer porque lo que hizo fue un ejercicio de composición, no musical –que también–, sino de poner al lado, de juntar, de unir –como la literalidad de la palabra indica: “poner con…”–. Porque lo que hizo Chandler, repetimos, es unir dos cuentos previos “Killer in the Rain” (“Asesino en la lluvia”) y “The Curtain” (“El telón”), publicados anteriormente en la revista Black Mask en enero de 1935 y septiembre de 1936 respectivamente. Los juntó, los unió, los entremezcló y los alargó, les añadió nuevos capítulos, nuevos personajes y cambió el nombre a los que ya había y sobre todo, sobre todo, creó a partir de los dos detectives que salían en los dos cuentos previos a Philip Marlowe. Ésa es la verdadera creación de Raymond Chandler.

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Porque es Philip Marlowe el que lo une, ensambla, entreteje y arma todo el engranaje de El sueño eterno. Es él el que lo articula, le da forma, lo enaltece y lo soluciona. Y, a la vez, es él el que se crea a sí mismo, montando, ensamblando, investigando, protegiendo y escarbando en el galimatías en que se había ido desarrollando toda la acción de la trama. Porque Marlowe se crea aquí, en la novela, aunque ya en el cuento “Finger Man” (“El confidente”, como se ha traducido recientemente, o “El denunciante”, como se tradujo antes), aparezca y tenga alguno de sus rasgos, pero aún no llevaba el nombre de nuestro protagonista, no era el suyo originalmente, fue el propio Chandler quien lo rebautizó, considerando que sus características esbozaban o eran muy similares a las que luego tendría el protagonista de todas sus novelas. Y no sólo utilizó al protagonista, sino que algunas escenas de ese mismo cuento también están en la novela. Hablamos de la de la ruleta, cuando la chica consigue que el dueño del local Las Olindas –ese garito es el mismo tanto en el cuento como en la novela, no el que lo regenta–, acepte su apuesta de todo o nada. Ya que eso sí, a partir de ahí, Marlowe será ya el protagonista único, el que aparecerá en todo lo escrito posteriormente por Chandler dentro de la novela criminal, se entiende –pues, en contra de lo que la mayoría de la gente piensa, Chandler en los años cincuenta escribió y publicó algunos cuentos de temática fantástica–. Es decir, siete novelas más un último cuento “The Pencil” (“El lápiz”) –aunque su título originalmente en 1959 fue el de “Marlowe Takes on the Syndicate”– y una novela inacabada, como se ve en la bibliografía abajo. (¿Podríamos añadir a su serie la novela de Benjamin Black, The Black-Eyed Blonde, traducida como La rubia de ojos negros, recién publicada en este 2014? Ver lectura de la obra.)

En el primer párrafo de El sueño eterno el propio Marlowe se describe a sí mismo, externamente eso sí: su forma de vestir, que no cambiará ya nunca, su aspecto físico y, para terminar, una introspección final. Y todo eso, él mismo, sólo lo es para sus clientes, un detective privado sólo se hace porque va a visitar y va a trabajar para otros, aunque luego el resultado de su labor, de sus pesquisas, de su actuación pueda beneficiar o perjudicar, según se mire, a su cliente. Porque si algo desprende Marlowe constantemente es su absoluta independencia, pero también, en contra de lo que parece, su fidelidad al cliente, hasta que las circunstancias digan lo contrario.





En este caso la fidelidad hacia el general Sternwood y, a pesar de todo, también hacia sus hijas, Vivian y Carmen, llega hasta el final, aunque los hechos pudieran propiciar lo contrario. Y las actitudes de ambas no sean las más allegadas, aunque flirteen y hasta, en el caso de la segunda, se expongan desnudas delante de Marlowe dentro de su cama y en su propio apartamento.

9788490063859El sueño eterno se inicia con dos casos en uno, un chantaje y una desaparición –motivos de “Killer in the Rain” y “The Curtain”–. El chantaje tiene que ver con las dos hijas del general y la desaparición aunque sea del marido de Vivian tiene que ver más con el propio general. Y lo que parecen dos asuntos distintos empezarán a tomar cuerpo de uno solo a medida que se vayan agregando invitados a la fiesta y Marlowe se vaya introduciendo en la compleja vida de su cliente, en realidad, de las hijas de su cliente.

Y mientras las escenas se van sucediendo a través de las potentes comparaciones e imágenes de Chandler, la ironía y el cinismo completan el resto a través de los diálogos. Pues la actitud de Marlowe se expresa por medio del trato que dispensa a cada uno y, por ejemplo, no es igual la manera en la que habla con el general y la manera con la que habla a cada una de las hijas, aunque en ambas sea un cínico y la ironía impere sobre todo lo demás. Y son las palabras de Marlowe con las que habla a cada uno de ellos como también están descritos éstos, no sólo descritos sino completados. Desde la primera escena en la que aparece Carmen Sternwood nos damos cuenta de cómo es, no sólo por lo que ella dice o hace, ni siquiera por cómo es descrita su maniática manera de chuparse el pulgar, sino que sólo por cómo le habla Marlowe ya se deja entrever su desequilibrio, y la manera en cómo la trama posterior tiene que ver con eso mismo.

No vamos a entrar en los caminos no cerrados, como en este caso puede ser la muerte del chófer Taylor, porque queda como un aspecto secundario y no interesante, porque los derroteros van por otro lado, porque la deriva va por otro lado, y Taylor deja de ser interesante casi desde el mismo momento en que aparece muerto, no importa; en cambio sí importan las actitudes de los vivos y sus comportamientos y con ellos el ritmo, porque sus acciones, ante todo y principalmente las de Marlowe van marcando ese ritmo, un ritmo constante que no decae en ningún momento con el que se van amalgamando las situaciones, en ese collage de escenas en el que se ha convertido la novela, pero un collage que al final presenta una estructura muy marcada y muy medida. Y que se cierra como un círculo cuando Marlowe se encuentra con Carmen a la entrada de la casa del general, en Alta Brea Crescent, West Hollywood, como en la primera escena, y se descubre todo.


West Hollywood, L. A. 

Nos falta hablar de las mujeres, de las otras mujeres, a parte de las dos hijas del general, que van apareciendo a medida que transcurre todo, Agnes en la trama de Geiger y del chantaje, junto a Brody; y Silver-Wig, en la otra, la de la desaparición del marido de Vivian, Rusty Regan, presunta amante de éste y mujer de Eddie Mars, el dueño de Las Olindas. Las hemos dejado para el final, porque con ellas completamos el cuadro de las mujeres de Marlowe, las cuatro: la loca o desequilibrada, la vividora o fatal, la inconsciente o utilizada y la que se deja engañar por amor o ingenua. Todas las que saldrán después, en el resto de novelas, o las que han salido antes, en los veintitantos cuentos previos tienen esos rasgos ya mezclados o desunidos, pero así son todas ellas.        

    



1934. “Finger Man” (“El denunciante”/“El confidente”). [Primer cuento donde aparece Philip Marlowe]

Novelas
(1) 1939. The Big Sleep (El sueño eterno). Lectura
(2) 1940. Farewell, My Lovely (Adiós, muñeca).
(3) 1942. The High Window (La ventana alta).
(4) 1943. The Lady in the Lake (La dama del lago).
(5) 1949. The Little Sister (La hermana pequeña).
(6) 1953. The Long Goodbye (El largo adiós).
(7) 1958. Playback (Playback).

1958. “The Pencil” (“El lápiz”). [Cuento. Último texto acabado donde aparece Philip Marlowe]

1959. The Poodle Springs Story (La historia de Poodle Springs). [Novela inacabada, terminada por Robert B. Parker]

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2014. The Black-Eyed Blonde (La rubia de ojos negros). [Escrita por Benjamin BLACK] Lectura

viernes, 21 de marzo de 2014

El reinado de Witiza, de Francisco GARCÍA PAVÓN





En 2013 salió una nueva edición de El reinado de Witiza de Francisco García Pavón, publicado por Rey Lear Editores. Esta editorial ha llevado a cabo una gran labor de recuperación de la serie del Jefe de la Policía Municipal de Tomelloso (G. M. T.), Manuel González, alias “Plinio”, de la que ya quedan pocos títulos por rescatar.

Porque hay que tener en cuenta que la obra sobre Plinio se sitúa a grosso modo en la década de los setenta del siglo pasado, y puntualizando un poco más empezó concretamente en 1965 con la novela corta Los carros vacíos (como se ve en la bibliografía de abajo). En total se compone la serie de ocho novelas, tres novelas cortas –aunque habría que añadir que el relato “El último sábado” se podría considerar también una de ellas, e incluso la mejor– y un conjunto de cuentos que también protagoniza Manuel González Plinio junto a su inseparable don Lotario.

En uno de los prólogos a esas primeras obras –en concreto en Historias de Plinio de 1968, que agrupaba las novelas cortas El carnaval y El charco de sangre– el propio autor, García Pavón, nos habla de sus intenciones a la hora de crear este tipo de novelas. Algo así como traer a nuestra literatura la novela policiaca o novela de suspensión, como él la llama, ya que aquí sólo aparecían traducciones, pero no novela original en español. Y qué más español que situarlas en un lugar de la Mancha, Tomelloso, en la ruta de un antiguo salvador de entuertos, como Don Quijote, y en un paisaje que ya fue tratado de una forma similar por otro clásico como Azorín, por ejemplo. Pues de algún modo es el remedo del estilo de estos dos autores –y alguno más– los que dan ese interés castizo, muy castizo, a su novela policial. Y esto puede ser un plus, pero también una rémora. Con ello no queremos quitarle originalidad al Plinio de García Pavón, pues claro que la tiene, porque la dificultad está, estaba, en llevar a un pueblo español, de gentes muy de pueblo, con hablas y maneras de pueblo, unas características muy específicas, las policiacas, y hacer que eso no se tambalee, que funcione, es lo que plenamente consigue el autor.

Incluye El reinado de Witiza,
El rapto de las Sabinas,
Las hermanas coloradas y El último sábado.
El reinado de Witiza es la primera novela larga que publicó y junto a Las hermanas coloradas, la de mayor éxito y reconocimiento. En ella la intriga se presenta cuando aparece un nicho en el cementerio de Tomelloso que debería estar abierto, pero está cerrado, y al abrirlo nos encontramos con un cadáver dentro de una persona desconocida. La primera parte de la novela se centra en descubrir la identidad de ese cadáver que para más INRI había sido embalsamado. Plenamente aparecen la ironía, la jocosidad y la campechanía tan características de toda la serie de Plinio y que aquí ya están perfectamente establecidas. Al final la identidad del muerto nos trae también la solución al enigma de por qué está en un nicho que no era el suyo y la chanza precisamente es el origen y la causa de la intriga. 


Y eso es precisamente otro elemento muy característico de las novelas de Plinio, que en realidad todos los casos no tienen apenas ningún componente de maldad en ellos, o bien su causa puede ser únicamente una broma, como el de esta novela, o una pérdida casual de un muerto, como en Vendimiario de Plinio, donde un cajón con el cadáver de una anciana dentro en una posición un tanto extraña, aparece y desaparece como las lagunas del Ruidera por toda la comarca, hasta que Plinio con su olfato o pálpito, como lo llama don Lotario, va descubriendo la rocambolesca peregrinación del cajón y su origen inicial. O unas desapariciones que luego se convierten en secuestros pero cuyo origen, luego se descubrirá, no está en un acto de maldad puro sino en unas causas que en el desarrollo de la novela está en cierto modo plenamente justificadas y de alguna forma atemperadas, endulzadas, diríamos. En este caso nos estamos refiriendo a Las hermanas coloradas –único caso que no se desarrolla en la zona manchega, sino en Madrid, en la capital, pero sus protagonistas sí son de Tomelloso y por eso la intervención de Plinio–, donde la desaparición de María y Alicia Peláez de su domicilio en la calle Augusto Figueroa de Madrid se convertirá en un asunto de celos que nos retrotrae a la época de la guerra civil y a aquellos escondidos después de la derrota –que también tratará en un cuento, “El caso de la habitación soñada”–, olvidados de todos, excepto de, en este caso, su novia oficial de antes del conflicto. De secuestro o rapto también se trata en la segunda novela de la serie, El rapto de las Sabinas, titulado así porque la primera desaparecida es Sabina Rodrigo, aunque luego vendrán Rosita Granados y Clotilde Lara, pero la solución está lejos de la anterior, en este caso tiene que ver con una merma de los instrumentos físicos masculinos para ejercer su labor y provocan esos raptos de mujeres lozanas y bien puestas que puedan provocar su resurgimiento o nacer primero. 

También de un caso de desviaciones sexuales tratará Voces de Ruidera, aunque mezclado con un secuestro de una personalidad que en ningún momento en la trama de la novela lograremos descubrir. Esta novela, quizá, sea algo más compleja porque entremezcla precisamente dos enigmas en su trama, cosa que no es habitual en las historias de Plinio, donde al primer suceso se suman otros, pero todos continuados a partir del primero. Una semana de lluvia –la cuarta de la serie– también trata el tema de las mujeres, en este caso de los suicidios de embarazadas, dos, Aurora Gutiérrez y Rosita Olivar, y como no podía ser menos tiene que ver, en contra de lo pensado por la mayoría del pueblo, con la honra familiar, como la escena final pondrá de manifiesto.

Los dos últimos casos de Plinio, nos referimos a las novelas Otra vez domingo de 1978 y El hospital de los dormidos de 1981, ya no se desarrollan en los finales de la dictadura, como todos los previos, sino en plena agonía del dictador, la primera y en la transición y consolidación de la democracia, la segunda, y en ellos la jocosidad y el sarcasmo están aún más acentuados, incluso el estilo se limpia, es algo menos castizo, añadiríamos, aunque sin perder, claro, su esencia. El propio don Lotario ha dejado el seiscientos de las novelas anteriores –y el Ford de las tres primeras novelas cortas que se situaban en el primer tercio del siglo XX– y se ha pasado a un SEAT 850. En la primera de las dos, Plinio, que ya ha perdido su condición de investigador para ejercer su labor normal de policía municipal debido a los mandatos de los altos cargos políticos de la provincia, investiga la extraña desaparición del médico don Antonio en plena madrugada. La solución como siempre en las tramas de Plinio no presenta ningún grado de absoluta maldad por ningún lado, sino que tiene que ver más con un accidente, aunque provocado, que con otra cosa. En la última ni siquiera hay muertos, sino dormidos y su extraña conducta viene provocada por unos placeres demasiado sublimes.

En fin, que lo que produce Plinio en los lectores actuales de sus obras es una recuperación de algo perdido, la vida de pueblo, los sonidos del pueblo, el ambiente de pueblo, donde todos se conocen, el olor de las gachas de Maleza, el cabo, en Una semana de lluvia, o de otros guisos tan populares y ya casi perdidos, las charlas y tertulias en los casinos del pueblo, el de San Fernando o el propio de Tomelloso, ambos en la misma localidad, con sus gentes sapientes como don Braulio, el "filósofo", y los churros y buñuelos de Rocío, donde don Lotario y Plinio suelen desayunar, también con el machismo de la vida familiar, donde las mujeres, Gregoria, la esposa, o Alfonsa, la hija, están al servicio del marido o padre.

Tomelloso. Ciudad Real. España

Y sobre todo “el caldo” –con algún que otro cigarrillo, los menos– que se lían una y otra vez, constantemente, ambos protagonistas y que se fuman con sumo placer. Porque aquí el humo que todo lo envuelve no es el de los asesinatos, robos y maldades habituales  y propios de las novelas policiacas, sino el del tabaco, el más puro tabaco de antes, que se liaba y se fumaba con tanto placer.          





Novelas cortas. [Recopiladas en Plinio. Primeras novelas, Rey Lear, 2007.]
1965. Los carros vacíos.
1968. El carnaval.
1968. El charco de sangre.

Novelas
1972. Vendimiario de Plinio.

Cuentos (ordenados según la fecha de edición en libro). [Recopilados en Plinio. Todos los cuentos, Rey Lear, 2010.]
1953. “El Quaque”.
1965. “Los jamones”.
1970. “El huésped de la habitación número cinco”.
          “El caso de la habitación soñada”.
          “Echaron la tarde a muertos”.
          “Las desilusiones de Plinio”.
          “Muerte y blancura de Baudelio Perona Cepeda”.
1974. “El último sábado”.
          “Las fresas del Café Gijón”.
          “Los sueños del hijo de Pito Solo”.
          “Fecha exacta de la muerte de Polonio Torrijas”.
          “Sospechas anulares de Plinio”.
          “La esquela mortuoria”.
          “Detalles sobre el suicidio de Arnaldo Panizo”.
          “Un crimen verdaderamente perfecto”.
          “Una tarde sin faena de Plinio y don Lotario”. (Es el mismo cuento que “Echaron la tarde a muertos” con un pequeño cambio en el final del mismo).
          “La bella comiente”.
1980. “El caso mudo”.
1985. “Pan caliente y vino fuerte, mi muerte”.
          “El roncador”.