No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Adiós, princesa, de Juan MADRID

Casa Camacho. Malasaña. Madrid
Foto: Archivo personal
Para alguien que viva en Madrid, leer las andanzas de Toni Romano es un placer. Y es un placer porque el Madrid de Juan Madrid, el de Toni Romano, es un Madrid de nostalgia que se hace realidad porque es tan real como Toni Romano. Y es un Madrid tanto céntrico como de las afueras, tanto de barrios pobres como ricos, pero es un Madrid de bares, de muchos bares que se sitúan sobre todo en el barrio de Maravillas o de Malasaña, aunque también del cercano Conde Duque o de Lavapiés o del centro centro, donde él vive en la calle Esparteros entre la puerta del Sol y la plaza Mayor.

Pero estamos hablando de un Madrid que se va transformando pues la primera novela Un beso de amigo es de 1980 mientras que la última Adiós, princesa o –si la incluimos– Bares nocturnos son de finales de la primera década del siglo XXI, es decir han pasado cerca de treinta años. Y el Madrid, pese a la nostalgia, ya no es el mismo, como tampoco es el mismo ni el personaje principal, que pasa de querer llamarse Toni Romano a Antonio Carpintero, su verdadero nombre, y eso a pesar de que la evolución cronológica de la serie es un tanto confusa y de ahí los problemas que nos vamos a encontrar constantemente de incongruencias y de repetición de nombres en personajes distintos. Pero luego entraremos en ello un poco más.

Adiós, princesa es la última novela de Antonio Carpintero –a partir de ahora siempre Toni Romano, a pesar del cambio de gusto de su personaje con respecto a cómo quiere que le llamen– como protagonista, escrita como todas las demás en primera persona, pero con Juan Delforo como personaje central de la trama. Este Juan Delforo salió por primera vez en Grupo de noche, la sexta de la serie, pero de forma tangencial, simplemente como un personaje que Toni Romano se encontraba en alguno de sus bares habituales, pero no como el vecino del apartamento de al lado, como es el caso en esta novela y como amigo desde hace veinte años de Toni Romano.

Y siendo la última, Adiós, princesa, y la más conseguida, la más compleja, donde el argumento, el estilo e, incluso, los personajes están más trabajados se aleja con mucho de la calidad de las primeras tres novelas de la serie: Un beso de amigo, Las apariencias no engañan y Regalo de la casa, las tres de los años ochenta; donde bien demostraba Juan Madrid cómo era eso de construir una original novela negra ambientada como debe de ser en los bajos fondos en este caso de una ciudad como Madrid, con personajes sin fondo, demacrados, codiciosos y violentos y con ambientes cargados de humo, de oscuridad, de desidia y de alcohol, como el propio Toni Romano, con una salvedad, y es que Romano sabe donde están los límites o al menos lo intuye.

Pero Adiós, princesa ha dejado de ser una novela negra para convertirse en una novela policiaca, con Antonio Carpintero intentando salvar a su presunto hijo Silverio San Juan de sus desvaríos adolescentes e intentando salvar a Juan Delforo, su presunto vecino, de sus problemas de amoríos y literarios. Del primero en cierta forma consigue salvarlo, a Delforo, pero el problema literario no tiene solución si no es volviendo –en palabras del propio Juan Madrid en boca del diario de Lidia Ripoll– a las novelas esquemáticas, vulgares, llenas de palabrotas y sin vuelo literario alguno. Algunas de estas características están en Adiós, princesa, mas depuradas, pero sin dudarlo describen asombrósamente bien las tres primeras de la serie.

En cuanto a las otras tres, anteriores a esta última, intentan repetir el método, Mujeres & Mujeres y Cuentas pendientes en los años noventa y Grupo de noche ya en los dos mil, pero es un remedo y con pesar llena de incongruencias cronológicas como hemos mencionado antes.

Adiós, princesa es una buena novela donde Toni Romano, un ex policía, ex boxeador, ex fisonomista se ha convertido en Antonio Carpintero y por segunda vez –aunque aquí parece ser la primera, otro ¿despiste? más– padre de un hijo con diecinueve años y de alguna forma abogado defensor de Juan Delforo –trabaja para su abogado– y ya no es lo mismo. Pero lo que no cambia es el lugar de la corrupción, no tanto en los bares de alterne, ya escasos, o en los bajos fondos de las ciudades como en las coctelerías para adinerados y en las altas esferas de la sociedad y, claro, en la propia policía, por eso Antonio Carpintero o Toni Romano no ha dejado de ser nunca un ex policía, que no puede dejar nunca de meter la nariz donde no le llaman, le pese a quien le pese e, incluso, donde le llaman, a pesar de todo.






Bodegas Rivas. Conde Duque. Madrid
Foto: Archivo personal
1980. Un beso de amigo.
2009. Bares nocturnos. (El protagonista es Silverio San Juan, pero Toni Romano aparece como personaje secundario)

miércoles, 28 de agosto de 2013

Hasta la cima de la montaña, de Arne DAHL

Acaba de salir recientemente en español la tercera entrega de la serie del Grupo A: Upp till toppen av berget (Hasta la cima de la montaña) –sólo tres de once y toda la serie va con más de una década de retraso respecto a su sueco original–. 

Y ha dado tiempo en sólo tres actos a que los actores que conforman el Grupo A se unan, se separen y se vuelvan a unir, como ocurre en esta última. La excusa es un caso con muchos testigos que no son tales pues están implicados en otro caso mucho más complejo y ramificado que envuelve a una facción de neonazis, a una red de narcotraficantes procedentes de la antigua Yugoslavia y a pedófilos sin miramientos ni para sus propios hijos. Es decir una trama compleja que se va extendiendo a medida que los siete antiguos componentes del Grupo A se van agregando a la investigación. La frase simple, el párrafo corto, el ritmo ágil vuelven a dominar el estilo de contar de Arne Dahl, como en las anteriores, pero en este caso en una trama mejor estructurada quizá.

Antes fue Ont blod (El que siembra sangre), la primera de la serie sobre el grupo A. Primera publicada por el autor, pero no la primera dentro de la cronología del grupo de investigación criminal, que será la siguiente Misterioso. En ésta se arma el equipo que será el protagonista de las siguientes entregas. Aunque en un principio Paul Hjelm parece el principal, después nos vamos dando cuenta de que el autor utiliza las historias de todos ellos para dar una visión nunca aislada y sí heterogénea de las vidas particulares enmarcadas dentro de una sociedad sueca moralmente en decadencia.  

El que siembra sangre es una trama compleja en la que se importa a un asesino en serie directamente del país de donde nacen: USA. Y que se va engarzando a medida que avanza la novela, para dar un giro imprevisto en el último cuarto de la obra, con una inesperada en principio lucha entre el capitalismo egocéntrico norteamericano y el fundamentalismo de corte islamista. La primera guerra de Irak del primer Bush y sus enmascarados motivos aparece como fondo.

Se podría leer la novela en clave política aportando precisamente ese trasfondo que desencadenará en los atentados del 11 septiembre, aunque no es precisamente ese el interés de la misma. Por ahí quedaría ciertamente coja y no creo que sea la intención del autor.

Si algo tienen las novelas de Arne Dahl es su fácil lectura. Se mantiene un ritmo ágil constante, con cambios de perspectiva a medida que Hultin, el comisario jefe del Grupo A, va repartiendo las tareas a los distintos investigadores y estos se van haciendo cargo de las mismas. Pero desgraciadamente le sobran páginas, como suele ser norma en algunos autores de este género. La perspectiva psicológica no deja de ser ciertamente superficial, no hay profundidad en la acera de los asesinos ni en la de los policías.      

Gamla Stam. Estocolmo.
Foto: Archivo personal
Pero engancha, aunque a veces la verosimilitud esté reñida con la realidad y cierto humor tenga que sustituirla. Los policías se nos hacen accesibles cuando penetramos en su vida que en ningún caso se acerca a lo convencional o establecido, sino que como en la vida misma cada uno se mueve como en aguas movedizas, intentando salvarse de algo como buenamente pueden. Y de ahí nos podemos agarrar para continuar con la serie, ya que los del otro lado no presentan rasgos que nos haga empatizar con ellos, son malos y ya está: ambiciosos, crueles y con todos los defectos que uno se pueda llevar a la cama; en fin: asesinos y ladrones. Y entremedias están los malos menos malos, ni lo uno ni lo otro, que se quedan en eso, aunque el autor se empeñe en salvarlos de alguna forma.






1998. Ont blod. (El que siembra sangre)
1999. Misterioso. (Misterioso)
2000. Upp till toppen av berget. (Hasta la cima de la montaña) Lectura
2001. Europa Blues.
2002. De största vatten.
2003. En midsommarnattsdröm.
2004. Dödsmässa.
2005. Mörkertal.
2006. Efterskalv.
2007. Himmelsöga.
2008. Elva.

martes, 20 de agosto de 2013

El martillo azul, de Ross MACDONALD

Las novelas de Ross Macdonald presentan siempre el mismo esqueleto, como los seres humanos, los mismos huesos con la misma distribución, lo que varía: corte de pelo, color de ojos, edad, pobreza o riqueza… sólo son excusas para mostrar la misma desgracia e incomprensión, provocadas por la codicia y el amor o desamor.

Casi siempre son padres con problemas matrimoniales, a veces él mayor que ella, ésta incluso con algún bagaje problemático, aunque ellos no se quedan atrás, suelen, ellas, conservar cierta belleza que rememora una anterior dicha. En cuanto a los hijos o hijas, su principal adversidad son sus propios padres y después ellos mismos.

Y el relato. El relato siempre se desvela al final. El relato verdadero no es el que se ha ido trazando a lo largo de la trama, que está lleno de desvíos, desajustes, engaños y mentiras, sino el último, el que se conoce en el desenlace, siempre con Lew Archer como el narrador omnisciente final, que consigue desentrañar todo el estropicio de robos, muertes simuladas y asesinatos violentos en un relato fidedigno último, donde los malos quedan descubiertos y desnudos ante su propia miseria.

Eso ocurre en The Blue Hammer (El martillo azul), la última novela de Ross Macdonald, donde el esquema se vuelve a repetir, en este caso el inicio es un robo de un cuadro de un artista conocido en la ciudad (Richard Chantry), desaparecido hace años, a manos del amigo (Fred Johnson) de la hija (Doris) de unos padres adinerados (los Biemeyer, Jack y Ruth), propietarios de la pintura. Pero eso es solo el planteamiento inicial, posteriormente viene el primer asesinato en el presente del marchante de arte Paul Grimes, que directamente va empujando la investigación hacia los antecedentes, hacia la genealogía, donde la historia de la desaparición del artista Richard Chantry cobra mayor protagonismo que el cuadro buscado en el presente, y sólo a partir del descubrimiento de los hechos del pasado se encuentra la verdad sobre el caso del presente.

Podríamos decir lo mismo de The Goodbye Look (La mirada del adiós), donde el buscado es Nick Chalmers, un chico con demasiados problemas psicológicos, cuyas causas se encuentran en la historia, genealógicamente desvelada, de sus padres, más que en los sucesos recientes que han ocasionado que Lew Archer aparezca en escena. O con The Far Side of the Dollar (El otro lado del dólar) donde el huido o desaparecido es el chico Tom Hillman, internado en un centro para jóvenes problemáticos por sus propios padres.

O, aunque cambie algo el esquema, como en Black Money (Dinero negro) o The Barbarous Coast (La costa Bárbara), al final todo se resume en un rastreo sobre vericuetos escabrosos del pasado que ocasionan las desdichas del presente.

El gusto de leer a Ross Macdonald o de seguir las vicisitudes de Lew Archer no está en lo inesperado de sus tramas –inexistente, a pesar de las continuas sorpresas finales– ni en buscar la excepción de los personajes –siempre son los mismos, pero con distintos nombres–, el gusto de perseguir a Lew Archer o de leer a Ross Macdonald es que cada lectura es una relectura. Y con cada relectura nos inmiscuimos en los mismos ambientes californianos –Lew Archer se recorre toda California en sus casos, no sólo Los Ángeles donde tiene su oficina, incluso, a veces, traspasando sus límites (Nevada, Arizona…) cuando el caso lo requiere–, nos encontramos con los mismos personajes, con los mismos problemas de codicia, de despecho, de envidias y de amores falsos y auténticos que nos forman y nos conforman, que, más bien, nos constituyen, dándonos una forma universal, como si nuestro lugar en el mundo fuera siempre y sin excepción un lugar fuera de lugar, excepto para Lew Archer, que sabe colocar cada pieza en su sitio.






  (1) 1949. The Moving Target. (El blanco móvil)
  (2) 1950. The Drowning Pool. (La piscina de los ahogados)
  (3) 1951. The Way Some People Die. (La forma en que algunos mueren)
  (4) 1952. The Ivory Grin. (La mueca del marfil o La sonrisa de marfil)
  (5) 1954. Find a Victim. (En busca de una víctima)
  (6) 1956. The Barbarous Coast. (La costa bárbara)
  (7) 1958. The Doomsters. (Los maléficos o Los malignos)
  (8) 1959. The Galton Case. (El caso Galton) Lectura
  (9) 1961. The Wycherly Woman. (La Wycherly)
(10) 1962. The Zebra-Striped Hearse. (El coche fúnebre pintado a rayas)
(11) 1964. The Chill. (El escalofrío)
(12) 1965. The Far Side of the Dollar. (El otro lado del dólar)
(13) 1966. Black Money. (Dinero negro)
(14) 1968. The Instant Enemy. (El enemigo insólito)
(15) 1969. The Goodbye Look. (La mirada del adiós)
(16) 1971. The Underground Man. (El hombre enterrado)
(17) 1973. Sleeping Beauty. (La bella durmiente)
(18) 1976. The Blue Hammer. (El martillo azul) Lectura

2007. The Archer Files. (El expediente Archer) [recopilación de todos los relatos (y algunas obras inconclusas) donde aparece Lew Archer. Relatos:

“En busca de la mujer” (1946)
“Muerte en el agua” (2001)
“La mujer barbuda” (1948)
“Extraños en la ciudad” (2001)
“Chica desaparecida” (1953)
“La siniestra costumbre” (1953)
“El suicidio” (1953)
“Rubia culpable” (1954)
“Empresa inútil” (1954)
“El hombre enfadado” (2001)
“Azul medianoche” (1960)
          “Perro dormido” (1965).]

miércoles, 14 de agosto de 2013

Un paso en falso, de Kjell Ola DAHL

Den fjierde raneren (Un paso en falso –o con una traducción más fiel, el cuarto ladrón–), es la tercera novela publicada en España de la serie de los policías noruegos Gunnarstranda y Frolich, pero la quinta de las ocho publicadas hasta ahora por su autor Kjell Ola Dahl –no confundir con Arne Dahl, autor sueco, también publicado en España–. Y es una pena que sólo sea la tercera, porque si algo demuestra este autor es su oficio, un oficio muy bien logrado con el que sin duda mantiene atrapado al lector de sus novelas y que se merecería un mayor interés de nuestras editoriales por publicarlo.

Dos ejes vertebran sus novelas: la desvelación poco a poco del misterio que siempre tiene que ver con hechos ocurridos en el pasado, o bien cercano o bien más alejado, y el diálogo constante que mantienen los dos policías, Gunnarstranda y Frank Frolich, entre sí o interrogando a los testigos y sospechosos hasta descubrir ese misterio.

En En liten gyllen ring (La muerte en una noche de verano) el asesinato de Katrine Bratterud, una ex drogadicta y ex prostituta, dada en adopción en su infancia, precisamente tiene que ver más con esto último que con sus relaciones en el presente con los distintos novios y amigos. Mientras que en Mannen i vinduet (Un muerto en el escaparate) el muerto, el anticuario Reidar Folke Jespersen, de setenta y nueve años, debido a su carácter osco y autoritario y en ocasiones malvado, tiene como posibles asesinos tanto a personas relacionadas con su mundo actual, esposa, amante de su esposa, hijo, hermanos, ex trabajadores, como a fantasmas del pasado más lejano relacionado con su juventud durante la segunda guerra mundial que irán surgiendo a medida que los dos policías se sumergen en la búsqueda de su asesino.

Un paso en falso tiene alguna diferencia con respecto a las anteriores –que no es el lugar donde se desarrollan, siempre Oslo– y es que el peso de la investigación, incluso, diría más, el peso de la trama, ya que le afecta en primera persona, es llevado por Frank Frolich, mientras que Gunnarstranda tiene en este caso un papel un poco secundario. Y le afecta porque se ve implicado en un romance con Elisabeth Faremo, hermana de un ladrón y delincuente y que por lo tanto le involucra sin que él pueda evitarlo en el otro mundo, y su visión del delito ya no será desde fuera, como hasta ahora, sino desde dentro, desde el momento en el cual él también está bajo sospecha.

La investigación también termina llevándonos hacia algo que tiene que ver con el pasado, un robo dos años antes de una Madonna de Bellini, pintor del renacimiento italiano, aunque el motivo primordial en este caso sea la codicia y, con ella, la mentira, mas teniendo a la belleza (de una obra de arte y de una mujer) como el elemento vertebrador, como el que propicia todo, como el pistoletazo de salida que hace que las cosas se pongan en marcha sin que se pueda evitar. 
 
Pero, como decimos, las elucubraciones en voz alta entre los dos policías, con constantes conversaciones entre ellos y con el fiscal Fristad, haciendo hipótesis de trabajo a medida que se van desarrollando las investigaciones y los interrogatorios individuales, repartiéndose las tareas tanto Gunnastranda como Frolich, van sosteniendo el desarrollo de las distintas novelas y nos van llevando de la mano, sin soltarnos, hacia el desenlace final, que siempre está marcado por alguna sorpresa de última hora, que no por eso desestabiliza el entramado muy bien construido de todo el argumento.






1993. Dodens investeringer.
2000. En liten gyllen ring. (La muerte en una noche de verano)
2001. Mannen i vinduet. (Un muerto en el escaparate)
2003. Lille tambur.
2005. Den fjerde raneren. (Un paso en falso) Lectura
2007. Svart engel.
2010. Kvinnen i plast.
2011. Isbaderen.

sábado, 10 de agosto de 2013

La telenovela, de Christian SCHÜNEMANN

La novedad de las novelas policiacas de Christian Schünemann es que el detective es un peluquero. Y esa novedad tiene la valentía de lo imprevisto pero también la rémora de lo fuera de lugar. Y eso afectará sobre todo en la resolución de los casos, más que en el propio desarrollo de los mismos.

Todos podemos ser inquisitivos y curiosos e ir por ahí interrogando e indagando y haciendo suposiciones e hipótesis y desentrañando enredos o enredándonos en ellos, eso es algo que va en la naturaleza humana, quizá más en unos que en otros, cómo no, pero ninguno de nosotros estamos capacitados para hacer que los asesinos se nos derrumben a nuestro alrededor y se nos declaren sólo porque sí, sin que corramos ningún riesgo en absoluto de cualquier reacción amenazante por parte de alguien que ya ha probado la facilidad de cometer un asesinato impunemente.

Daily Soap. Ein Fall für den Frisör. (La telenovela) es el cuarto caso del peluquero. En este caso el ambiente es el de un estudio de televisión donde se graba una serie de más de 5000 programas y veinte años de emisión. Por tanto las envidias, los endiosamientos y las intrigas propias de ese ámbito serán los obstáculos y las motivaciones que van a ir surgiendo a medida que avance la trama. En realidad todas las novelas del peluquero siguen en ese sentido un mismo patrón. Lo único que ha hecho el autor es trasladarlo de un ambiente a otro.

Así la primera, Der Frisör (El primer caso del peluquero), se desarrolla en el mundo de la redacción de una revista de moda, de mujeres sofisticadas y caprichosas; la segunda, Der Bruder (El hermano), dentro del mundo del arte, de las galerías y de los pintores y artistas que se intentan hacer un hueco en ese entramado de relaciones y competencias; y la tercera, Die Studentin (La estudiante), dentro del ámbito universitario, entre estudiantes que intentan labrarse una carrera en el mundo de la investigación y profesores y catedráticos que buscan su lugar de poder y de éxito en ese contexto no menos competitivo. Quizá éste sea el que menos tenga que ver con una peluquería y con un peluquero de fama, cuyas clientas habituales suelen ser mujeres de un nivel social normalmente alto. Pero el autor bien que mal se las va arreglando en cada una de ellas para que su peluquero protagonista homosexual no desentone del todo en los distintos escenarios. Para eso lo va rodeando de elementos o personajes que de alguna forma le introducen en aquellos. Tiene un novio ruso que trabaja con una marchante de arte (segundo caso) o se trae a una au-pair inglesa para que cuide de sus sobrinos y se introduzca y le introduzca en el mundo universitario muniqués (tercer caso) o son sus propias clientas la excusa perfecta para ello, una redactora en el primer caso o una actriz de serial en el cuarto.

Y todo ello mezclado pero no agitado dentro del mundo de una peluquería de moda de un peluquero conocido, con sus tijeras, alisadores para el pelo y todo tipo de tintes y cremas para hacer resaltar la belleza sofisticada dentro de una intriga con muertos de por medio.

La telenovela se desarrolla casi enteramente en Munich, y en eso se diferencia en algo de las anteriores, donde el protagonista hace algunas escapadas por Moscú, Londres, Niza o la capital de Islandia, llevado por sus relaciones personales o profesionales, otro rasgo cosmopolita que podría enriquecerlas, pero que al igual que ocurre con la psicología de los personajes nos quedamos en la mera superficie. Quizá porque la superficialidad sea una característica de nuestra época o porque cuando nos quedamos en la superficie por lo menos no nos ahogamos demasiado.





2004. Der Frisör. (El primer caso del peluquero)
2008. Der Bruder. Ein Fall für den Frisör. (El hermano)
2009. Die Studentin. Ein Fall für den Frisör. (La estudiante)
2011. Daily Soap. Ein Fall für den Frisör. (La telenovela). Lectura

miércoles, 17 de julio de 2013

1222, de Anne HOLT

Un accidente de tren. El huracán Olga. Dos asesinatos. Y cerca de doscientas personas encerradas en un hotel de montaña. Todos sospechosos.

Y Hanne Wilhelmsen para desenredar el nudo.

Sí. Es Hanne Wilhelmsen de nuevo. La que había sido disparada y condenada a una silla de ruedas para el resto de su vida en la anterior novela Sannheten bortenfor (hasta ahora sin traducir al español), con la que se suponía que se había acabado la serie de esta policía noruega, homosexual, distante y esquiva.

Después apareció tangencialmente en Presidentens valg (Una mañana de mayo) sólo para ayudar a Inger Johanne Vik (ver lectura de su serie) a salvar a la presidenta de Estados Unidos de las manos de sus propios compatriotas. Pero aquí, en 1222, reaparece, mas reaparece como una pasajera más de tren con destino Bergen que descarrilará y propiciará todo el embrollo posterior.

Y nuevamente nos encontramos a la Hanne Wilhelmsen metida en su caparazón. Ahora es un caparazón con ruedas que hace que las distancias con el resto de la humanidad se amplíen y que nadie la pueda tocar; antes era debido a su carácter y a su condición de homosexual lo que hacía que sus antiguos compañeros policías y también los fiscales adjuntos que trabajan codo con codo con ellos no consiguiesen penetrar ni siquiera rozar ese caparazón (excepción de su corpulento compañero de promoción Billy T.).

En esta novela la trama dista mucho de ser como las anteriores, pues Hanne hace tiempo que se ha retirado de la policía, pero muy a pesar suyo y debido a las circunstancias se ve embarcada en el esclarecimiento de los asesinatos de dos religiosos. Todo ocurre en unas circunstancias excepcionales, en Finse 1222, a treinta grados bajo cero en el exterior, sin posibilidad de salir debido a los vientos huracanados y a ese frío intenso, con los otros supervivientes del accidente de tren con los nervios de punta, con los pocos que son capaces de ayudar y de dirigir todo este desbarajuste. Y nieve, mucha nieve.

Y ahí tenemos nuestro reencuentro con Hanne Wilhelmsen, ya no aquella policía ágil, de las primeras novelas –sólo dos traducidas al español Blind gudinne (La diosa ciega) y Salige er de som torster (Bienaventurados los sedientos). (En 2014 acaba de aparecer Demonens død, traducida como El hijo único [ver lectura])–, sino con una mujer de cerca de cincuenta años, aislada en su entorno familiar y sin ningún interés de inmiscuirse en asuntos que considera fuera de su incumbencia. Hasta que el gusanillo de la investigación, de la búsqueda, penetra en ella, ayudada, eso sí, por los pocos que deja que estén a su alrededor. 

En realidad a la obra le falta un poco de intensidad, sobre todo al final, pero el contexto no propiciaba que la tuviese, la invalidez tiene estas cosas.

Como suele ocurrir con Anne Holt, a la intriga principal se le añade una secundaria, que es un guiño y un pasatiempo. Cuando se habla de terrorismo o de terroristas, el protagonismo lo toman los Estados Unidos y sobre todo el hombre más buscado hasta hace poco por éstos. Probablemente sea prescindible o sobre ese hombre de la barba subiendo al helicóptero en la escena final, pero estas cosas a veces también ocurren con Anne Holt.

Suelen sobrar algunas cosas en sus novelas.






(1) 1993. Blind gudinne (La diosa ciega).
(2) 1994. Salige er de som tørster (Bienaventurados los sedientos).
(3) 1995. Demonens død (El hijo único). Lectura
(4) 1997. Løvens gap (En las fauces del león). Lectura
(5) 1999. Død joker.
(6) 2000. Uten ekko. Escrita con Berit Reiss-Andersen.
(7) 2003. Sannheten bortenfor.
(8) 2007. 1222 (1222). Lectura 

2006. Presidentens valg (Una mañana de mayo). [Pertenece a la serie de la profiler Inger Johanne Vik y del policía Yngvar Stubø, pero aparece Hanne Wilhelmsen, ya retirada de la policía y en silla de ruedas, como amiga de Vik. Ver lectura de la serie.]

martes, 16 de julio de 2013

El ejército furioso, de Fred VARGAS

Adamsberg lo llena todo. Pero no es nada sin Cía. Y las novelas de Fred Vargas no son nada sin los personajes. En realidad hay dos elementos indispensables en ellas: como digo, los personajes son una y la otra es la confusión plausible entre la leyenda y la realidad; y entre estas dos se cruza el crimen, el misterio, el elemento a resolver, a desentrañar, y quien, quienes lo resuelven son Adamsberg y Cía. El uno con su mente como una nebulosa que al final encuentra el camino, los otros entre sabidurías, fuerza bruta, alejandrinos y amistad lo acompañan por él.

L’armée furieuse (El ejército furioso) es la séptima novela del comisario Jean-Baptiste Adamsberg –a las que habría que añadir otras cuatro novelle–. En todas o casi todas ellas encontramos supersticiones, enigmas del pasado, leyendas que nos hacen pensar que la solución está lejos de ser racional: un hombre lobo en L’homme à l’envers (El hombre del revés), la peste medieval en Pars vite el reviens tard (Huye rápido, vete lejos), el tridente del dios Vulcano, el dios del fuego, en Sous les vents de Neptune (Bajo los vientos de Neptuno), una monja del siglo XVIII que degolla a sus víctimas en Dans les bois éternels (La tercera virgen) o los vampiros y cazadores de vampiros en Un lieu incertain (Un lugar incierto). Aquí es la Mesnada Hellequin o el ejército furioso que anuncia la muerte de los señalados, de los prendidos.

Adamsberg, mientras soluciona a distancia el asesinato en París del financiero y padre del clan Clermont, viaja a la región Normanda para descubrir quién de verdad está detrás de las muertes anunciadas por la Mesnada Hellequin. Para lo primero necesita de la capacidad de volverse invisible a pesar de su enorme corpulencia de Violette Retancourt con el fin de introducirse en la casa de los Clermont. Para lo segundo contará con la ayuda del cerebro, que no de otras cosas, del bebedor y comandante Danglard, de su sabiduría y de su pusilanimidad. También del recuperado para la policía Veyrenc, el tejedor de versos, el de los mechones de fuego y paisano de los pirineos del andarín Adamsberg.

Mientras estos personajes son habituales, pues forman parte de la Brigada Criminal de París que comanda el comisario Adamsberg, los otros, los que van surgiendo en el camino del caso, no dejan de ser tan extravagantes como éstos, Lina, con sus visiones, que pone a todo el pueblo de Ordebec bajo sospecha; su hermano, hecho de arcilla, desde que su padre lo tiró por las escaleras en su más tierna infancia y se rompió entero (que recuerda al licenciado vidriera de Cervantes); o su otro hermano, que nació con seis dedos en cada mano, pero que su padre dejó con cinco con un hacha. Luego el conde de Ordebec, Leo o el capitán Louis Nicolas Émeri, descendiente de un general napoleónico, completarán el enredo.

Lo que hace Vargas con todo esto es una novela policíaca distinta, marginal, sugeridora, atractiva, donde tanto las tramas como los personajes enganchan, nos atraen con su magnetismo, con su extraña forma de actuar dentro del extraño paisaje del misterio. Un misterio que pese a las apariencias de irracionalidad se descubre de una lógica absoluta. El misterio, en realidad, está en el cruce, en la encrucijada entre lo que no entendemos o entendemos de una forma irracional y una realidad que es tan fantástica como la dosis de imaginación que cada uno quiera poner en ella.





1991. L’homme aux cercles bleus. (El hombre de los círculos azules)
1999. L’homme à l’envers. (El hombre del revés)
2000. Les quatre fleuves. (Los cuatro ríos) [novela gráfica]
2001. Pars vite et reviens tard. (Huye rápido, vete lejos)
2004. Coule la Seine. (Fluye el Sena) [incluye tres novelas cortas: Salut et liberté (Salud y libertad), La Nuit des brutes (La noche de los brutos) y Cinq francs pièce (Cinco francos unidad)]
2004. Sous les vents de Neptune. (Bajo los vientos de Neptuno)
2006. Dans les bois éternels. (La tercera virgen)
2008. Un lieu incertain. (Un lugar incierto)
2010. Le marchand d’éponges. (El vendedor de estropajos) [novela gráfica realizada a partir de Cinq francs pièce]
2011. L’armée furieuse. (El ejército furioso) Lectura

lunes, 8 de julio de 2013

La última causa perdida, de Dennis LEHANE

¿Qué es lo que mueve a Patrick Kenzie y Angela Gennaro? La rabia y la venganza. El tesón y la tozudez. La juventud y la ignorancia.

Las cinco primeras historias de esta pareja siguen un mismo patrón, mientras la que nos ocupa, Moonlight Mile (La última causa perdida), escrita unos diez años después de la anterior, es una despedida y siguiendo con su finalidad, –la de la despedida– también es un cambio de patrón. Porque, si hubiese seguido con el mismo, o Kenzie hubiera muerto despedazado o Angie hubiese sido violada y asesinada o ambos hubieran sucumbido de alguna forma cruel o, incluso, hasta su hija Gabby hubiese sido secuestrada y algo más. Aquí Lehane tenía que parar y no ha encontrado mejor forma de hacerlo que desgajar la sexta novela de la serie, es decir, cargarse la serie. Aunque tenga los mismos protagonistas, en realidad no son los mismos. Se parecen, tienen cosas iguales, casi son calcados, con unos años de más, eso sí, pero no. No son ellos. Les falta algo. O, más bien, tienen algo que antes no tenían o no se daban cuenta que  tenían: algo que perder.

Y eso es lo que de alguna forma caracteriza a las primeras cinco. En ellas Kenzie y Gennaro o Patrick y Angie se acercan tanto a los malos: su violencia, su rabia, sus ganas de venganza también, en cierto modo, que no se diferencian en demasía, no en vano su mejor amigo, Bubba Rogowski, es un traficante de armas sin ninguna consideración hacia los demás. Son tan capaces de volarles la cabeza a los asesinos como éstos a ellos. Y así ocurre.

Estamos en Boston, quizá la ciudad más europea de Estados Unidos, con sus irlandeses sobre todo, pero también sus italianos y, al final, también los rusos o chechenos o bielorrusos o moldavos, la nueva mafia; y la mayoría de las escenas no salen de la ciudad, aunque a veces las tramas les puedan llevar como en Sacred (Lo más sagrado) hasta Florida por ejemplo. Pero normalmente ocurren en Boston y no solo en Boston, sino en el barrio obrero de Dorchester, donde los protagonistas se criaron. Darkness, Take My Hand (Abrázame, oscuridad) se desarrolla allí y relaciona un caso actual de un asesino en serie con otros que se remontan a la época de su infancia y que incluso afecta al maltratador padre de Kenzie.


Esa suciedad del mundo que nos rodea, que nos mostró los inicios de la novela negra, esa suciedad que se traduce en muerte indiscriminada y violencia desmedida es lo que Lehane aprendió de los maestros y que pone en práctica en todas las novelas de esta serie y las lleva al extremo. Pero es una suciedad que también afecta a Kenzie y Gennaro como afecta constantemente a la clase política, en A Drink Before the War (Un trago antes de la guerra) o a la misma policía. En Gone, Baby, Gone (Desapareció una noche), quizá la mejor urdida de todas junto a Prayers for Rain (Plegarias en la noche), el secuestro o desaparición de una niña de cuatro años, Amanda, se convierte en el descubrimiento de que los policías también quebrantan la ley a su antojo y no saben delimitar lo legal con lo moral y llegan a extremos de crueldad inherente en un principio sólo para los delincuentes o asesinos.

Y es esta novela la que da pie al argumento de la última, Moonlight Mile, y al cierre de la serie. Amanda vuelva a desaparecer, aunque ahora tenga dieciséis años y no sea un secuestro sino una huida. Y ella sea al final la que de alguna forma mueva los hilos. No es buena, la novela, o, mejor, no se ajusta a los esperado pues no es ya de la serie Kenzie y Gennaro, porque aquí se vuelven humanos, mientras que antes eran animales salvajes que perseguían y se defendían de otros animales salvajes igual o más salvajes. Y con sus mismas armas. Y su misma violencia.





1994. A Drink Before the War. (Un trago antes de la guerra)
1996. Darkness, Take My Hand. (Abrázame, oscuridad)
1997. Sacred. (Lo que es sagrado)
1998. Gone, Baby, Gone. (Desapareció una noche)
1999. Prayers for Rain. (Plegarias en la noche)
2010. Moonlight Mile. (La última causa perdida) Lectura