No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.
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sábado, 7 de febrero de 2015

El sueño oscuro y profundo, de Craig RUSSELL




El primer título de esta serie de Craig Russell –que ya conocíamos de su Serie del HauptKommissar Fabel (ver lectura)– precisamente se titula Lennox. Es como si Raymond Chandler hubiese titulado El sueño eterno como Marlowe o Ross Macdonald hubiese llamado Archer a El blanco móvil, o aquí en España que Tatuaje se hubiese titulado Carvalho o Romano Un beso de amigo. La diferencia estriba en que todos los citados no eran conscientes –o no lo eran del todo– de que estaban empezando una serie mientras que Craig Russell lo es absolutamente. Y no sólo sabe que en este género de la novela negra –porque esto es novela negra de la buena– el personaje principal es el que sostiene la trama y que todo depende de cómo lo dibujas, sino que se conoce pormenorizadamente todos, absolutamente todos los trucos, todos los elementos y todos los entresijos para hacerlo bien o muy bien. Sabe que necesita la Glasgow de los años cincuenta, una Glasgow de posguerra, sucia por fuera como el Clyde y sucia o negra por dentro, como los otros personajes que van apareciendo en la serie; sabe, al hilo de esto, que necesita a los Tres Reyes: Sneddon –protestante–, dueño del sur de la ciudad, Martillo Murphy –católico–, de la parte occidental y el guapo o apuesto Cohen –judío–, de la oriental; que también necesita rubias o, sin ser rubias, bellezas que te atrapen los ojos y que no puedas dejar de mirarlas y de desearlas, Lillian Andrews o Helena Garsons en esta primera novela o Sheila Gainsborough o Lorna MacPharlen en la segunda, The Long Glasgow Kiss (El beso de Glasgow), o las gemelas Isa y Violet Strachan o Leonora Bryson en la tercera, The Deep Dark Sleep (El sueño oscuro y profundo) –hasta ahora sólo se han traducido las tres primeras novelas de las cuatro que componen la serie–, ya sean malas o buenas, inocentes o débiles, manipuladoras o frías. Pero a la vez, como contrapunto, haya algo que no sea bajo, algún asidero, mínimo, apenas visible, que le permita visualizar al personaje, a Lennox, una vida distinta de esta que lleva, y eso se lo da su casera Fiona White y la evolución del trato cada vez menos distante e incluso más íntimo que van teniendo a lo largo de las novelas.

Es decir, Craig Russell sabe lo que hace, sabe lo que hace porque sabe perfectamente cómo crear unas tramas perfectas en una atmósfera, la de Glasgow, ya mencionada, pero sin ser tan concreto, una atmósfera propia de novela negra, una atmósfera de violencia, extrema si es necesario, de intriga, de personajes bien trazados, perfectos en su sentido radical, y que no son estereotipos sino que evolucionan como evoluciona cualquier ser humano, pero sin menoscabo de su característica principal, como Sneddon y su pretensión de darle a su parte del imperio un carácter de legalidad que incluso parece que llega a suavizarle el carácter a medida que pasamos de una novela a otra; decíamos, una atmósfera, donde los propios matones, como Deditos McBride, capaz de cortarte los dedos de los pies con unos alicates y lector del Reader’s Diggest, tienen también su corazoncito; una atmósfera que se crea no sólo a través de las descripciones sino en los propios diálogos, porque esa ironía, que descubrimos tan marcada en Marlowe, aquí también está y se ve acompañada de cierto sarcasmo e incluso de un cierto humor negro, como la atmósfera, porque la narración a través de la primera persona de Lennox nos lleva a donde él quiere y nos puede manejar a su antojo, incluso haciendo que nos desternillemos de risa –cosa que quizá no es tan habitual–, doy un pequeño ejemplo que aparece en la primera novela al inicio del capítulo veinticinco: “Durante los dos o tres días siguientes traté de pasar más desapercibido que un prepucio en una convención de rabinos”.

Gordon Street, cerca de la Estación Central, donde tiene la oficina Lennox

El sueño oscuro y profundo es la tercera de las cuatro novelas que hasta ahora completan la serie –ver bibliografía– y estamos a la espera que nos llegue la cuarta, Dead Man and Broken Hearts. Como ya ocurría en las dos previas no hay una sola trama sino que en todas ellas los casos que en un principio parecían dos líneas paralelas terminan siendo tangentes y acaban entremezclándose. Aquí la aparición de un cuerpo en el río Clyde y su posterior identificación como el posible cadáver de Joe Gentleman Strachan, uno de los primeros jefes del hampa glasgowiana y autor del mayor robo que se conoce, las cincuenta mil libras de aquella época que robó de la Exposición Imperio en 1938, provoca un cierto cataclismo en la actualidad, 1955, en el mundo policial de la ciudad y se entrelaza al final, como decíamos, con el caso que está llevando Lennox de las fotos comprometidas realizadas a un actor norteamericano, John Macready que se encuentra rodando una película en Glasgow, pero que tiene ciertas inclinaciones homosexuales que provocan un chantaje que Lennox tiene que resolver. De la misma forma en El beso de Glasgow el asesinato del corredor de apuestas calderilla MacPharlen justo el día que Lennox se está beneficiando a Lorna, su hija, se entremezclará con el caso de la desaparición del hermano de la bellísima Sheila Gainsborough que acude a Lennox para encontrarlo y al final una trama, por un lado que tenía que ver con el apaño de combates de boxeo como el del campeón escocés Bobby Kirkcaldy se termina enredando en un asunto de tráfico de drogas. Y, acabando, también en la primera novela el caso en el que está trabajando Lennox que era la búsqueda de la mujer de John Andrews, Lillian, dueño de una empresa de importación y exportación, se termina entremezclando con un asunto mucho más sórdido, primero con el asesinato de un jefecillo de baja estopa de los bajos fondos, Tam McGahern, que luego se descubre que está metido en un negocio de mucho mayor alcance de lo que él y su hermano Franckie están acostumbrados, un negocio que tendrá que ver con el tráfico de armas hacia el Oriente Medio y que implicará indirectamente a los Tres Reyes del hampa de Glasgow.

Como vemos, tramas complejas llevadas a través de la voz de un Lennox, de origen canadiense, de familia adinerada, pero que ha combatido en la segunda guerra mundial, lo que ha provocado su permanencia en Glasgow, porque los horrores vividos en esa experiencia han transformado a ese muchacho de cierta cuna en un detective privado con problemas para controlar su agresividad e incluso su sentido moral. Es decir, nos encontramos con un hombre en cierto modo perdido en una ciudad a su vez de alguna forma también perdida. Y esa búsqueda de algo que lo saque de allí se convierte en búsquedas, en investigaciones que le van surgiendo y que provocan en él una necesidad de encontrar lo que posiblemente no debería encontrar pero que está ahí, ahí mismo, tan dentro de nosotros, tan entremezclado en nosotros mismos, que forma parte indisoluble de nuestro ser. Y eso que busca y que encuentra es como no podía ser menos la maldad que llevamos inoculada, que nos conforma, y esa maldad se transforma en la mayoría de los casos en violencia y esa violencia se convierte en crueldad. Y eso es lo que Lennox quiere olvidar de su pasado de combatiente, pero es lo que conforma la ciudad de Glasgow y lo que conforma a buena parte de los habitantes de la misma, entre ellos el propio Lennox. Y el final de El sueño oscuro y profundo es un buen ejemplo de lo que estamos hablando.          






(1) 2009. Lennox (Lennox).
(2) 2010. The Long Glasgow Kiss (El beso de Glasgow).
(3) 2011. The Deep Dark Sleep (El sueño oscuro y profundo). Lectura
(4) 2012. Dead Man and Broken Hearts.

jueves, 16 de octubre de 2014

Miedo a las aguas oscuras, de Craig RUSSELL




A Fear of Dark Water o, traducida al español, Miedo a las aguas oscuras, es la sexta y última –ver bibliografía– hasta el momento de las novelas protagonizadas por el Krimminaialhauptkommissar Jan Fabel de la brigada de homicidios de la Polizei de Hamburgo. La sexta y última traducida de la serie, con lo que su autor, Craig Russell, es de los privilegiados que ha conseguido que todas las novelas de la serie lo hayan sido ya, y eso, no cabe duda, por méritos propios ya que las novelas enganchan porque están perfectamente construidas y urdidas de tal modo que su complejidad no sea óbice para sentirse atrapado hasta el final. En lo que sigue intentaremos aclarar el porqué.

Decimos que enganchan y el inicio de esta Miedo a las aguas profundas es un ejemplo de cómo una simple escena te hace poner los pelos de punta, y no estamos hablando de un asesinato sino de la angustia de un hombre Dominik Korn sumergido en las profundidades del océano a más de 3000 metros en un prototipo experimental, el Pharos Uno, y que lucha por salir a la superficie antes de ser engullido por el abismo.

Pero todo esto sucede quince años antes de los acontecimientos en el presente. Y los hechos del presente, al contrario que todas las anteriores novelas de la serie, se dirigen hacia el futuro de la humanidad y su posible debacle medioambiental, mientras que las cinco primeras novelas tenían su punto de mira más en el pasado, en la mitología nórdica de Odín –la primera de la serie, Blood Eagle (Muerte en Hamburgo), y la quinta, The Valkyrie Song (La venganza de la Valquiria)– o en leyendas –o cuentos de los hermanos Grimm basados en leyendas nórdicas, como en Brother Grimm (Cuento de muerte), la segunda de la serie– e, incluso, la reencarnación y la memoria heredada –en Eternal (Resurrección), tercera de la serie–, o, por último, con cierto canibalismo como antecesor de la fiesta de la carne que es el carnaval –The Carnival Master (El Señor del Carnaval), cuarta de la serie–.

Pero además de las tramas, como decimos, complejas pero fascinantes, los personajes también brillan, principalmente Jan Fabel, separado con una hija, un comisario de orígenes escoceses –como el autor– por parte de madre y frisios por parte paterna, pero establecido en Hamburgo, y cuya evolución a lo largo de las novelas –no sólo como policía sino también en su vida personal, su relación con la psicóloga criminal Sussane Eckhardt, que va del enamoramiento a la vida en común, ocupa toda la serie– le lleva incluso a plantearse la posibilidad de abandonar la policía en la cuarta de la serie, precisamente acentúa aún más su protagonismo. Y esa posibilidad de abandonarlo todo viene propiciada por lo que les va sucediendo a los compañeros de la brigada de homicidios, donde alguna que otra casi muere o, incluso, alguno muere, además de producirse algún desequilibrio mental que provoca esas dudas en la mente del comisario. Aun así, nos encontramos con algunos que van permaneciendo junto a Fabel, al pie del cañón a pesar de todo, Otto Werner, el más fiel, Anna Wolff, que a pesar de su rebeldía, sigue ahí, o antes Maria Klee –que desde el principio de la serie se ve envuelta en situaciones que terminarán por hacer mella–, o la última que se suma procedente de delitos infantiles, Nicola Brüggemann, que aparece en Miedo a las aguas profundas.


Y lo que también se destaca en esta serie es la ciudad de Hamburgo –con la excepción de El Señor del Carnaval en la que nos desplazamos a Colonia, otra bella ciudad alemana–, con su larga historia de ciudad comercial, capital de la liga hanseática, y sus atractivas calles y edificios ahí está el futuro edificio de la Ópera que se menciona en La venganza de la Valquiria, y sus canales como las venas que recorren todas las articulaciones de la ciudad.

Y caemos en las tramas. Unas tramas siempre bien llevadas donde la maldad impera, y predominantemente una maldad que siempre o casi siempre viene del este de Europa. Así en Muerte en Hamburgo una serie de asesinatos rituales donde el asesino o asesinos convierten a sus víctimas, mujeres, en una imagen simbólica, extrayendo y colocando los pulmones hacia fuera simulando las alas del águila sangrienta de la mitología vikinga, deriva en la persecución de una asesino despiadado que posteriormente aparecerá también en El Señor del Carnaval. Mientras en Cuento de muerte los asesinatos son el ejemplo perfecto de que no hay distinción entre realidad y literatura, como los cuentos de los hermanos Grimm extraídos de antiguas leyendas basadas en hechos reales testifican. En cambio en Resurrección –una mala traducción de Eternal– el pasado es más cercano y tiene que ver con los grupúsculos terroristas de raíz político anarquista o de extrema izquierda que surgieron en Alemania allá por finales de los setenta y principios de los ochenta del siglo pasado, en este caso “Los Resucitados”, y la traición a su cabecilla, Franz “el rojo”. La venganza en este caso se ve mezclada con el sentimiento de que la memoria puede provenir de otras vidas anteriores y de que la historia se repite. También la venganza, como indica su título, es el tema de La venganza de la Valquiria –las Valquirias eran las siervas asesinas de Odín–, y estamos dando un salto a la quinta de la serie, y en este caso la trama trata de asesinas profesionales formadas en la antigua República Democrática de Alemania –otra vez el mal viene del este–, tres adolescentes entrenadas hasta la maestría en el arte de matar. Retrocedemos hasta la cuarta, El Señor del Carnaval, y nos desplazamos a Colonia, como ya hemos dicho, para encontrarnos con una trama paralela, o, mejor, con dos tramas, una los asesinatos que se producen sólo en el Weiberfastnacht, es decir, la noche del carnaval de las mujeres, donde en los últimos dos años ha aparecido muerta una mujer a la que le falta un trozo de nalga. Allí se verá abocado un Jan Fabel, que se plantea abandonar la policía, pero que además teme por la salud mental de Maria Klee, una de sus compañeras, que sigue persiguiendo al fantasma que casi la mata en la primera novela de la serie, y este es el otro hilo que sustenta la novela, la búsqueda del demonio ucraniano.

Milchstrasse, en la zona de Pöseldorf de Hamburgo,
donde tiene su apartamento Jan Fabel en las primeras novelas de la serie
(para acercarse pinchar en la imagen)

Y, por último, la novela que nos ocupa, donde hay, como dijimos, algo que la diferencia de las previas, y es que la trama se sitúa en un presente que mira al futuro. En Miedo a las aguas oscuras nos encontramos con una secta que en realidad es una gran empresa o con una empresa que en realidad parece una gran secta, cuyo objetivo, aparte del meramente económico, parece ser el de salvaguardar el futuro medioambiental del planeta. Para ello las nuevas tecnologías también cobran un gran protagonismo y la intriga se sustenta en los senderos oscuros de Internet y en las vidas paralelas que se pueden vivir en la red. A eso, claro, se le unen una serie de cuerpos que van apareciendo en los canales de Hamburgo.

Elbphilharmonie (edificio de la Ópera de Hamburgo,
todavía en construcción. Prevista su inauguración en 2015).
Aparece mencionado en La venganza de la Valquiria.
Cada una de estas novelas que hemos tratado de resumir merecería un comentario aparte, por su complejidad argumental, por la maestría con las que el autor las narra y las ensambla, por el desarrollo y los vaivenes que sufren los personajes principales, por la espléndida Hamburgo, pero en este caso nos hemos limitado a esbozar un pequeño hilo que las une, dejando para más adelante un comentario más exhaustivo de alguna de ellas –sin olvidar que de este autor tenemos otra serie, la del detective privado Lennox, casi completamente traducida al español, que es sin discusión novela negra de la buena, trasladada al Glasgow de los años cincuenta (ver lectura)–.                
   





(1) 2005. Blood Eagle (Muerte en Hamburgo).
(2) 2006. Brother Grimm (Cuento de muerte).
(3) 2007. Eternal (Resurrección).
(4) 2008. The Carnival Master (El Señor del Carnaval).
(5) 2009. The Valkyrie Song (La venganza de la Valquiria).
(6) 2011. A Fear of Dark Water (Miedo a las aguas oscuras). Lectura

jueves, 15 de mayo de 2014

Órdenes sagradas / Holy Orders, de Benjamin BLACK




Años cincuenta. Siglo XX. Dublín. Lluvia todos o casi todos los días del año. Lluvia a lo largo de todo o casi todo el día. El río Liffey y el río Dodder, y el Grand Canal. Y la lluvia. Y un cadáver en el canal. Un cadáver directo para la autopsia. Y esperando otra autopsia, otro cadáver, el de un pequeño hombre. Pelirrojo.

Holy Orders, que traducida sería algo así como “Órdenes Sagradas”, es la sexta y última, hasta el momento, novela de la serie del patólogo Quirke –todavía sin traducción al español, a pesar de que se publicó en el 2013 (rectificamos, ya hay edición en español, enero de 2015)–, del escritor irlandés John Banville, bajo el pseudónimo de Benjamin Black. Pero mientras Vengeance (Venganza) se salía en cierto modo del guión habitual de esta serie, es decir, la trama se alejaba de los personajes habituales, aunque luego se inmiscuyesen en la misma, ya que iba de la relación de dos familias, los Delahaye y los Clancy, unidas por los negocios y también por sus, un tanto conflictivas, relaciones personales, donde se mezclaban los celos y ciertos desequilibrios; aquí vuelven a ocupar un lugar destacado –ver lectura y recorrido de la serie–.

El muerto, Jimmy Minor, es un amigo de Phoebe. Minor es pequeño, como su apellido indica, y es pelirrojo, y es periodista en el Clarion. Jimmy Minor ya había aparecido en alguna novela precedente, sobre todo en la tercera, Elegy for April (En busca de April), donde era uno de los miembros del llamado cogollito, o grupo de amigos, que en cierto modo se desintegró a raíz de la desaparición de la misma April, cuyo motivo es la trama de esa novela. Y volvió a aparecer, de una forma menor, también en la cuarta, A Death in Summer (Muerte en verano). Y como en aquellas, en esta, su papel no deja de ser minúsculo, pero esta vez sin él no habría trama. Ahora es el muerto. Y es un muerto que, cómo no, vuelve a involucrar en las pesquisas tanto a Quirke como a su hija Phoebe, aunque ella de una forma diferente, como veremos.



Pues Quirke identifica el cadáver cuando va a practicarle la autopsia y es el encargado de ponerlo en conocimiento tanto del Detective inspector Hackett, como de su hija Phoebe. Pero mientras el padre toma parte activa en las investigaciones, a la hija, Phoebe, le pasan cosas. Phoebe, como ya describimos en su día en la anterior lectura es un ser apocado, a la que el descubrimiento de su verdadero padre ha afectado hasta el extremo de cambiar su carácter y se ha convertido en una mujer pasiva, sin aspiraciones, e incluso tendente a abalanzarse hacia los problemas, como ya ocurrió en The Silver Swan (El otro nombre de Laura), y como también ocurre en esta novela cuando aparece en escena, Sally Minor, la hermana gemela de Jimmy. Phoebe se podría definir como una mujer sin identidad.    

Phoebe, hija de Quirke, ahora vive en
Herbert Place, Dublin

Holy Orders está dividida en dos partes. En la primera parte, como más o menos ya hemos comentado, se producen el descubrimiento de la muerte de Jimmy Minor y las primeras averiguaciones sobre lo que estaba haciendo a la hora de morir: estaba investigando algo en relación con los tinkers. (Aclaremos esto un poco: los tinkers eran una especie de vendedores ambulantes irlandeses, de vida itinerante, como los gitanos, que se desplazaban en carromatos y que incluso tenían su propia jerga, como la novela muestra perfectamente y aclara el autor en una nota al final del texto.)

Y una segunda parte donde las pesquisas se dirigen, una vez más, hacia la asfixiante vida religiosa dublinesa, a ciertos miembros de esa cohorte, y su omnipotente y oscuro poder, valga la redundancia. Porque, como decimos, no es la primera vez que aparecen en escena dominando los flujos de poder que mueven o movían a la sociedad irlandesa de ese periodo, como ya se vio en la primera novela de la serie, Christine Falls (El secreto de Christine), y volvió a aparecer en la cuarta, A Death in Summer (Muerte en verano), con aquellos Caballeros de Sant Patrick.

Porque hay dos elementos indisolubles de la serie y que en esta novela aparecen en primer plano tanto o más que en las previas. Uno tiene que ver con esa sociedad dominada por el clero, por el catolicismo irlandés, ese reducto británico, inoculado como un cáncer dentro de su anglicismo, tan dominante, que se ve capaz de saltarse cualquier norma, tanto legal como moral, solo porque se siente totalmente invulnerable dentro de su territorio.

Gabriel Byrne como Quirke
en la serie de la BBC
Y el otro factor es Quirke. Quirke copa la pantalla –valga el símil porque acaban de estrenar la serie basada en estas novelas policiacas de Benjamin Black–, porque se muestra como lo que es, como un gran antiheroe, y decimos antihéroe porque está sustentado en fallas más que en cualidades, como todos nosotros, o por mejor decir, sus cualidades en realidad son fallas. Es un alcohólico sin solución, a pesar de algún intento perdido por redimirse. Es un padre que, durante los primeros veinte años de la vida de su hija, no permitió que ésta supiera que lo era, y ahora es incapaz de dar un paso de acercamiento. Y es incapaz porque es un ser dominado por su propia miseria. La miseria de ser un niño de orfanato, precisamente en un hospicio religioso, Carricklea, como no podía ser menos, y luego un niño adoptado, aunque su nueva familia no fuese en realidad lo que debería haber sido, como se muestra en El secreto de Christine. Y es un amante incapaz de amar, a pesar de su atractivo –como aquí se muestra con la mujer del tinker Packie the Pike, Molly– y por más que Isabel Galloway siga con él.

Porque Quirke, como la sociedad en la que se mueve y vive, tiene algo dentro que no es bueno, que lo corroe, que lo está destruyendo y no le permite atisbar la luz entre esa cortina de lluvia constante que es Dublín, o entre las volutas de humo que forman su aura o entre los hedores y los vapores destilados del whiskey o de cualquier otro tipo de alcohol que constantemente bebe. Y no estamos hablando de las alucinaciones que de vez en cuando tiene y que por primera vez aparecen en esta novela. Porque, aunque el misterio de la muerte de Jimmy Minor queda resuelto aquí, el misterio de estas alucinaciones o el misterio del horror dentro de Quirke es algo que nos queda por descubrir en la siguiente o siguientes.      




2006. Christine Falls (El secreto de Christine).
2007. The Silver Swan (El otro nombre de Laura).
2010. Elegy for April (En busca de April).
2011. A Death in Summer (Muerte en verano).
2012. Vengeance (Venganza). Lectura
2013. Holy Orders. (Órdenes sagradas). Lectura

miércoles, 23 de abril de 2014

La rubia de ojos negros. Una novela de Philip Marlowe, de Benjamin BLACK




Tenemos el aroma, respiramos su perfume, asumimos su olor, el de la rubia de ojos negros que entra en la oficina de Philip Marlowe, nos enamoramos y emborrachamos de ella, como Marlowe, nada más entrar, porque somos Marlowe, sentimos como Marlowe, apreciamos como Marlowe esa nariz, nada parecida a la de Cleopatra, sino ‹‹preciosa, aristocrática›› y caemos al mismísimo fondo de esos ‹‹ojos negros, negros y profundos como un lago de montaña››. Y ahí nos detenemos. Hemos sentido el aroma, el olor si es que lo tiene de Marlowe, el olor a pipa, a tabaco, al whisky en pequeñas o grandes dosis, o al gimlet, preparado ‹‹como Dios manda››: ‹‹ginebra y zumo de lima Rose’s en idéntica cantidad sobre hielo picado››, pero hay algo…

No es la primera vez que otro escritor se agencia un personaje, podríamos recordar El Quijote de Avellaneda; tampoco es la primera vez que otro autor utiliza al personaje de Philip Marlowe, sin ir más lejos podríamos pensar en cómo Robert B. Parker usando el material inconcluso de Poodle Springs Story la completa y termina –autorizado por los herederos de Chandler, como también autorizó al mismo autor la secuela de El sueño eterno titulada Perchance to Dream (ver bibliografía abajo)–. En este caso es Benjamin Black, el que acepta la invitación de los herederos de Raymond Chandler y escribe una novela de Philip Marlowe, como reza el subtítulo a su obra, La rubia de ojos negros, –eso sí, utilizando a su vez un título ya usado para un cuento de la edición homenaje del centenario de Chandler donde una serie de autores, entre ellos el autor de ese cuento Benjamin M. Schutz, escribieron relatos cortos siempre con Marlowe de protagonista–.

De Benjamin Black ya conocemos su serie del patólogo Quirke –comentada aquí–. Pero ahora se ha embarcado en algo distinto, se podría decir que es una novela por encargo, pero como los asuntos que le llegan a Marlowe a su oficina de Cahuenga, el caso es un desafío y, como tal, hay que tomarlo como llega y afrontarlo, aunque lo que te reporte pueda ser de todo menos alabanzas. Y en este caso lo que llega al antedespacho puede ser o una desdicha o una rubia de ojos negros o ambas cosas a la vez, pero el magnetismo que no sabemos si es de los ojos de esa rubia u otro te impele –le impele–, como no podía ser menos, a actuar.

Cronológicamente, –hablamos, claro, de la cronología interna de la serie–, The Black-Eyed Blonde  (La rubia de ojos negros) se sitúa entre las dos últimas novelas de Philip Marlowe, entre la novela cumbre, The Long Goodbye (El largo adiós) y la última acabada por Chandler, Playback. Y el propio desarrollo de la trama, te sumerge aún más en ella porque Black asume su papel y decide que no se debe alejar demasiado del recorrido y utiliza a personajes ya salidos en El largo adiós, pero al igual que Parker escribió su secuela de El sueño eterno, ésta, salvando algo las distancias, también parece una secuela de El largo adiós, aunque no exactamente.

El caso que le llega a Marlowe es buscar al amante de Clare Cavendish, Nico Peterson, que lleva desaparecido unos dos meses, pero como tantas veces en tantos otros casos, sus propios clientes, aquí Clare, le cuentan menos de lo que saben, no sólo menos, sino una versión tergiversada de la verdad, pero aún así, Marlowe asume el caso, porque a Marlowe lo que le gusta son dos cosas: las dificultades y las mujeres, aunque en realidad ambas pueden ser sencillamente una sola. La búsqueda de Nico Petersen, primero muerto, después oculto, después huido, es el hilo, pero lo que se teje con ese hilo es mucho más, y es más porque tiene que ver con la vida personal de Clare y con su familia y tiene que ver con la vida personal del tal Petersen, aún oculto, y con su familia, la primera, una familia adinerada o, mejor, rica, con un emporio de perfumes, como la familia de Linda Loring en El largo adiós, y la segunda, una familia, por decirlo así, canalla, de la que para ganarse la vida, el padre, Canning, la hermana, menos, o el propio Nico Petersen no dudan en dañar o perjudicar a otros, y eso, normalmente termina o debería terminar mal.


Cahuenga Boulevard, Los Ángeles, California

Y Black sale muy bien parado del caso en el que se ha embarcado porque la trama, sin más, no envidia nada de las tramas de Chandler, nos guía a través de esa primera persona de Marlowe por una serie de escenas que son propias del detective, nos enseña de nuevo al policía Bernie Ohls, incluso, nos lo amplifica, nos vuelve a mostrar los malos, como lo que son, asumiendo su rol, sin miedo a la sangre y a los golpes, y a los que deberían estar en el otro bando, también como lo que son, con sus mentiras, sus medias verdades, sus tergiversaciones, pero también sus limitaciones, sus errores. Y ahí, la solución de la novela no decae a pesar de alguna sorpresa final, que tiene que ver con Terry Lennox, sí, ese ente un tanto vago, vaporoso, que era el eje central de El largo adiós sin apenas aparecer. 

Quizá si lo comparamos con otros que han intentado embarcarse en esta tarea de crear de nuevo a Marlowe o más bien de recrear al personaje, estamos hablando sobre todo de su antecesor en esto, Robert B. Parker, el resultado incluso puede ser mejor, aunque éste último tuvo la ayuda en su primera recreación, Poodle Springs Story (La historia de Poodle Springs), de los propios papeles de Chandler, ya que este dejó escrito los primeros capítulos de la novela, aun así a Parker debemos agradecerle esos diálogos tan bien conseguidos, un parecido cinismo, esa misma ironía, esa ampulosidad, que no era fácil de conseguir, sobre todo cuando hablan Linda y Marlowe ya casados y viviendo en Poodle Springs, en esa casa donde el color que prima es el rosa, ¿cómo se puede ver a Marlowe siempre de color de rosa? Esa es la pregunta que se planteó Chandler cuando empezó a escribir esa última novela inconclusa y que Parker asumió al continuarla. Y decimos que puede ser mejor, a pesar del té, porque estamos hablando de Benjamin Black (pseudónimo de John Banville), un muy buen escritor, no sólo de novela policial –Quirke–, con un exquisito desarrollo de los personajes, un gran mecánico para el engranaje de las tramas, un magistral diseñador de escenarios, pero hay algo…

…hay algo –y volvemos al párrafo inicial–, que yo sobre todo aprecio en dos características fundamentales en Chandler –como ya dije en la lectura que hicimos de El sueño eterno–: esa extrema acidez de los diálogos, primero, y, segundo, los símiles tan impactantes, tanto, que te golpean como si tú fueses un puching ball y él te golpease constantemente a lo largo de la novela con cada una de esas comparaciones, jugando contigo, divirtiéndose, entrenando sus reflejos, su velocidad, izquierda, izquierda y zas, su derecha, para acabar. Y esas dos cosas, más lo segundo que lo primero, aquí no terminan de estar. Aunque sí, nos sentimos Marlowe, porque eso sí está captado, perfectamente conseguido, excepto en el matiz de los diálogos donde falta un poco, pero no tenemos a Chandler, no, a Chandler no –claro, es Black– y no, no lo tenemos porque no nos termina de noquear. Zas.






Raymond Chandler (1888-1959):

1934. “Finger Man” (“El denunciante”/“El confidente”). [Primer cuento donde aparece Philip Marlowe]

Novelas
(1) 1939. The Big Sleep (El sueño eterno). Lectura
(2) 1940. Farewell, My Lovely (Adiós, muñeca).
(3) 1942. The High Window (La ventana siniestra/La ventana alta).
(4) 1943. The Lady in the Lake (La dama del lago).
(5) 1949. The Little Sister (La hermana pequeña/La hermana menor).
(6) 1953. The Long Goodbye (El largo adiós).
(7) 1958. Playback (Playback).

1958. “The Pencil” (“El lápiz”). [Cuento. Último texto acabado donde aparece Philip Marlowe]

1959. Poodle Springs Story (La historia de Poodle Springs). [Basada en fragmentos de la novela inacabada de Raymond Chandler, terminada por Robert B. PARKER y publicada en 1989]


Obras autorizadas no escritas por Raymond Chandler:

1988. Raymond Chandler’s Philip Marlowe a Centennial Celebration, AA. VV. [Una recopilación de cuentos de varios autores protagonizados por Philip Marlowe como homenaje en el centenario del nacimiento de Raymond Chandler, editada por Byron Preiss]

1991. Perchance to Dream, Robert B. PARKER. [Secuela de El sueño eterno]

2014. The Black-Eyed Blonde. A Philip Marlowe Novel (La rubia de ojos negros. Una novela de Philip Marlowe), Benjamin BLACK. [Se sitúa temporalmente entre El largo adiós y Playback] Lectura

sábado, 19 de abril de 2014

Venganza, de Benjamin BLACK




Vengeance (Venganza) es la quinta novela de la serie del patólogo Quirke. Hasta la fecha sólo falta la última por traducir, Holy Orders, que esperemos llegue pronto –ya está aquí, enero de 2015–. Adelantándose a ésta –a su publicación en español–, Benjamin Black, su autor –pseudónimo que utiliza el escritor irlandés John Banville para firmar sus novelas del género negro o policiacas– acaba de sacar, ya traducida, su novela con Philip Marlowe de protagonista, The Black-Eyed Blonde (La rubia de ojos negros) –ver lectura–.

Pero, como decimos, Venganza es su penúltima novela de la serie. Y, como todas las precedentes, presenta una trama no demasiado enrevesada, quizá podríamos decir que sencilla, o mejor, con un misterio hasta fácil de resolver, que no obvio, porque lo que de verdad importa en estas novelas no es tanto la intriga como el desenvolvimiento de los personajes, principalmente de los protagonistas que aparecen en todas ellas, algo menos los otros. Y los que aparecen en todas ellas son, en primer lugar, Quirke, un patólogo o médico forense, con una poca demasiada curiosidad. También con evidentes problemas de bebida. También solitario, a pesar de sus habituales enamoramientos o desahogos sexuales en las sucesivas novelas, como iremos viendo. Y con él su entorno familiar, aunque su familia no sea estrictamente una familia al uso o, más bien, es lo contrario a una familia, lo más alejado de ella, y, precisamente por eso mismo, la personalidad de todos ellos y sobre todo de Quirke se vea afectada por ello.

Portada de El secreto de Christine
En Christine Falls (El secreto de Christine) se nos presenta el personaje en una trama, quizá la más compleja de todas ellas, donde el lector va a ir descubriendo a medida que avanza el argumento no sólo a Quirke sino también a su entorno familiar. Porque en realidad el misterio tiene que ver con los secretos escondidos que hay en su propia familia. Quirke, niño adoptado, que ha pasado la primera etapa de su vida en orfanatos y hospicios para niños, se va a encontrar envuelto en una investigación sobre, en principio, la causa de la muerte de una joven, Christine Falls, que, realizada la autopsia, no tiene nada que ver con la que pone en el expediente, que habla de una embolia pulmonar, cuando en realidad ha sido a causa de un parto donde la joven se desangró y de cuya hija se ha perdido cualquier rastro. Y es ese rastro, que Quirke va a ir siguiendo a pesar de las advertencias, como la paliza que se lleva a mitad de la novela y que le destroza una rodilla, a pesar de las personas envueltas, su familia más cercana, su padre adoptivo, el juez, ya jubilado, Garret Griffin, e, indirectamente, su hermano Malachy, y su familia política, el padre de su mujer Delia, muerta hace veinte años, y de la hermana de esta, Sarah, casada con su hermano, pero de la que siempre ha estado enamorado Quirke, el padre, decimos, el millonario Josh Crawford, mantenedor junto a otros, de una serie de hospicios en Boston y otros lugares de Estados Unidos, que acogen niños que luego serán repartidos por el país y que provienen de Irlanda. Y es ese rastro el que persigue la curiosidad de Quirke y que va a permitir desvelar ese tráfico de niños bastante alejado de la legalidad realizado por esas instituciones católicas y financiado por altos personajes dublineses.

Junto a ese descubrimiento, también en esta primera novela, podemos intuir los motivos del alcoholismo de Quirke, de su soledad, de su falta de empatía social, podríamos decir, y todo ello tiene que ver con la que en principio se nos presenta como su sobrina, Phoebe, hija de Sarah y Mal, pero que en realidad es hija del propio Quirke y de Delia, muerta, como Christine Falls, en el parto de su hija, y que a sus veinte años descubrirá lo que Quirke se ha negado a decirse a sí mismo y a ella y que le hará cambiar totalmente su propia personalidad y su vida, de una joven alegre y jovial, con ganas de salir al mundo, se convertirá en una ser apocado y escondido, como veremos en las sucesivas novelas de la serie.

Portada de El otro nombre de LauraDe ahí que en la siguiente, The Silver Swan (El otro nombre de Laura), la propia Phoebe no quiera apenas saber nada de Quirke, a pesar de los intentos de éste de dejar el alcohol y de alguna forma redimirse. Aunque en realidad la novela se nos presente esta vez en un principio como algo ajeno al ámbito personal de Quirke. Se ha encontrado muerta a una tal Deirdre Hunt y todo indica que se ha suicidado. Pero su marido, excompañero en la universidad de Quirke, acudirá a éste, encargado de la autopsia, para solicitarle que no la haga. Pero a medida que avanza el caso, se irá descubriendo que Deirdre Hunt también es Laura Swan, en una suerte de desdoblamiento que también se muestra en la propia estructura de la novela, cuando el autor nos va presentando a la protagonista en capítulos alternos con los de la propia investigación. De alguna forma esta estructura ya la había trabajado el autor en la novela anterior, aunque ahí el desdoblamiento era entre Dublín y Boston y tenía que ver con una trama secundaria, la de los padres adoptivos de la hija de Christine. En este caso, ese desdoble nos sirve para conocer a los otros implicados en la vida secreta de Deirdre, cuando es Laura, es decir, el doctor Kreutz y, sobre todo, Leslie Swan, o Silver Swan.

O'Connell Street Lowel desde River Liffey
Dublín (Foto: Archivo personal)

En esta segunda novela adquiere algo más de protagonismo el inspector Hackett, como alter ego de Quirke, que mantendrá en las siguientes, y sobre todo Phoebe, con su affaire postrero con Leslie y que nos señala una de las nuevas características que tiene, la de caer en el peligro de una forma casi intencionada, como una huída hacia delante.

Mayor protagonismo si cabe tendrá en Elegy for April (En busca de April), la tercera de la serie, donde el misterio se encuentra en la desaparición de April Latimer, uno de los miembros del cogollito, el grupo de amigos de Phoebe, que incluye a la desaparecida, médico residente en el hospital del propio Quirke, al periodista Jimmy Minor, al estudiante de medicina Patrick y a la actriz Isabel Galloway, además de la misma Phoebe. Y es ella la que pedirá la ayuda de Quirke, preocupada por su amiga. Nuevamente las mentiras familiares, esta vez de los Latimer, de la alta burguesía de Dublín, serán las causantes de los hechos posteriores.

Portada de Muerte en veranoPortada de En busca de April

Del mismo modo que en A Death in Summer (Muerte en verano), el pretendido suicidio de Richard Jewell, otro adinerado hombre de negocios, es un asunto de familia. Aunque aquí, encontramos de nuevo las huellas de aquellos Caballeros de San Patrick que ya aparecieron en Christine Falls, y su implicación en esas instituciones para niños sin hogar, con un oscuro asunto de pederastia como el trasfondo oscuro de todo. En esta novela se desarrolla e introduce un nuevo protagonista, el ayudante de Quirke en el departamento de patología del Hospital de la Sagrada Familia, David Sinclair, un judío que acabará teniendo relación con Phoebe, como veremos en Venganza.

El título de esta última es bastante explícito a la hora de determinar el origen del suicidio de Victor Delahaye y de la muerte de su socio Jack Clancy. Ambos pertenecientes a dos familias fuertemente relacionadas en los negocios y en su vida personal, y esas tensas relaciones son el meollo de la trama de esta quinta novela. Es de las cinco –ver lectura de la sexta, Órdenes sagradas / Holy Orders– en la que menos ocupan protagonismo los personajes habituales y su aparición e implicación es más tangencial. Incluso Dublín comparte protagonismo con el condado de Cork. Por eso nos damos cuenta de que la curiosidad de Quirke se torna en el elemento imprescindible en la serie y quizá por donde decae incluso, ya que nos alejamos precisamente de lo que la había sostenido hasta ahora: los problemas familiares, no de otros como aquí, sino del propio Quirke y sus allegados.  
  





2006. Christine Falls (El secreto de Christine).
2007. The Silver Swan (El otro nombre de Laura).
2010. Elegy for April (En busca de April).
2011. A Death in Summer (Muerte en verano).
2012. Vengeance (Venganza). Lectura
2013. Holy Orders (Órdenes sagradas). Lectura

domingo, 9 de febrero de 2014

La biblia de las tinieblas / Saints of the Shadow Bible, de Ian RANKIN




Aunque Malcolm Fox y John Rebus ya habían coincidido en la misma novela antes, en Standing in another Man’s Grave o Sobre su tumba –última novela traducida y publicada en español (ver lectura)–, era una novela que pertenecía a la serie de John Rebus pues el papel de Fox era totalmente tangencial. En cambio en la última novela publicada de Ian Rankin, Saints of the Shadow Bible – en traducción española, La biblia de las tinieblas, no sabemos muy bien por qué– el papel de ambos se tiende a igualar, aunque siga siendo John Rebus el que lleve la trama, como luego veremos.

Antes de seguir, hagamos un pequeño repaso. La secuencia sería como sigue: en 2007 Rakin había hecho que Rebus ver serie abajo se jubilase en Exit Music (La música del adiós) y en 2009 se inicia una nueva serie con Malcolm Fox ver serie abajo como protagonista de The Complaints (Asuntos internos). Fox continuó su serie en el 2011 con The Imposible Dead, pero, cuando parecía que Rebus ya no iba a seguir dándonos problemas, aparece de nuevo en 2012 con Standing of the Man’s Grave (Sobre su tumba), con una pequeña aparición de Fox, que ya anticipa el protagonismo de ambos en Saints of the Shadow Bible (La biblia de las tinieblas), del 2013. ¿Cuál vendrá después? ¿Rebus? ¿Fox?

Por tanto, si hacemos caso a la afirmación del primer párrafo, podríamos decir que es una novela que se puede incluir en ambas series, si bien pertenecería algo más a la de John Rebus. Es Rebus, en esta novela, el que lleva el argumento a sus espaldas, ya que es Rebus el que pertenecía, en sus inicios como policía, allá como veinticinco o treinta años atrás, a ese grupo que se hacía llamar Saints of the Shadow Bible, que se podría reducir a “los Santos”. Esos “Santos” eran el Detective Inspector Stefan Gilmour, ahora un hombre de negocios influyente, además de uno de los políticos que se decantan por la campaña por el No a la independencia de Escocia; los Detectives Sergeants Dod Blantyre y Eamonn Paterson, ambos hace tiempo retirados y el primero de ellos sin apenas movilidad y más cerca del otro lado; y los Detectives Constables Frazer Spence, fallecido hace unos diez años en un accidente, y el mismo John Rebus. Pero esos “Santos”, según se va desprendiendo de la investigación que se ha encargado a Malcolm Fox por parte de The Solicitor General, Elinor Macari –ferviente defensora del Sí en la campaña de la independencia–, no son tales o bien no actuaron como tal en su momento. Veremos. Y de ahí viene el protagonismo de Malcolm Fox. Y lo que parecía podría ser un enfrentamiento entre ambos inspectores se va a convertir en un cierto compañerismo, a pesar del propio Rebus, claramente caracterizado casi desde los inicios de su serie como un antisocial, problemático y solitario policía, es decir, todo lo contrario a Fox.

El castillo desde Princess Street
Foto: Archivo personal
Pero, antes de meternos en esta obra, hay que añadir que, considerándola también como de la serie de Fox, sería la tercera, ya que en 2011, como dijimos, se publicó The Imposible Dead. En ella Malcolm Fox aparece aún más desarrollado que en The Complaints (Asuntos internos) –la primera de la serie y hasta ahora la única traducida (ver lectura)–, donde su vida personal era en cierto modo la protagonista, ya que era un caso donde el novio de su hermana Jude había sido asesinado. En The Imposible Dead, a parte de que su vida personal, que en este caso se centra en el drama personal de la vejez de su padre y la relación con su hermana, se sigue desarrollando, ahora se le encarga una investigación que envuelve a los compañeros de un policía, Paul Carter, denunciado por su propio tío, el ex policía Alan Carter. Y lo que parecería una investigación clásica de los asuntos turbios que se cuecen dentro del aparato policial se va a ir extendiendo a una investigación que se remonta a 1985 y que toca al antiguo Dark Harvest Comando, es decir a un grupúsculo terrorista a favor de la independencia escocesa que atacaron a las instituciones escocesas y británicas. Y en esa investigación ampliada los que ahora están bien posicionados, como el actual Ministro de Justicia o su hermana Allison Watson, un alto cargo de la policía, y su propio marido Stephen Pears, un exitoso hombre de negocios, antes, en otro tiempo, tenían otros nombres y presentaban otras caras.


Como se ve el tema político de la independencia no deja de estar presente en la vida escocesa y así lo muestra Rankin en ambas novelas, aunque, desde la perspectiva de la que nos ocupa, la violencia sea sustituida por una cierta máscara de democracia. Pero lo turbio, lo oscuro, sigue presente, aunque provenga de atrás. En realidad, en La biblia de las tinieblas todo se inicia con un caso distinto que luego se va enredando y que al final termina por relacionarlo todo, ese caso inicial no tiene apenas importancia al principio, un simple accidente de tráfico, una salida de la carretera de una joven estudiante universitaria, Jessica Traynor, pero algunas pequeñas irregularidades hacen dudar a los encargados de investigarlo: la Detective Inspector Siobhan Clarke, que encontramos acompañada del ahora de nuevo Detective Sergeant John Rebus. Porque, desde la jubilación de Rebus y posterior reincorporación al departamento de Cold Case en Sobre su tumba, las cosas han cambiado y ahora es Clarke la que ha ascendido en el escalafón y lleva la voz de mando, si bien, como el propio desarrollo de la trama pondrá en relevancia, Rebus, como siempre, va por libre. Y a esa investigación que se va complicando, pues Jessica es novia del hijo, Forbes McCuskey, de un Ministro escocés, se va a unir Malcolm Fox, al que el desarrollo de los acontecimientos le va a hacer implicarse en esta última investigación, uniéndose a Clarke y a Rebus.

Como siempre en Rankin o en Rebus y ahora también en Fox, el mundo de la política, de los políticos, y el mundo de la propia policía, de sus mandos y sus competencias, de sus discrepancias y culpabilidades, y el mundo de los bajos fondos, de los gansters y sus matones, todo, todo, está en cierto modo relacionado, todo tiene su conexión, y la labor de Rebus y ahora Fox –y de Clarke– será la de descubrir esa conexión, pues descubriéndola daremos con lo que se busca, aunque la próxima vez se vuelva a reproducir exactamente igual, aunque con otros nombres y otros implicados. Pero, ¿no es eso mismo la realidad?: algo que constantemente se repite. 


La biblia de las tinieblas (traducción de Eduardo Iriarte Goñi), RBA, 2014.    



1987. Knots and Crosses (Nudos y cruces).
1991. Hide and Seek (El escondite).
1992. Tooth and Nail (Uñas y dientes).
1992. Strip Jack (Jack al desnudo).
1993. The Black Book.
1994. Mortal Causes.
1996. Let it Bleed.
1997. Black and Blue (Black and Blue).
1998. The Hanging Garden (El jardín de las sombras).
1999. Dead Souls.
2000. Set in Darkness (En la oscuridad).
2001. The Falls. (Aguas turbulentas).
2002. Resurrection Men (Resurrección).
2003. A Question of Blood (Una cuestión de sangre).
2004. Fleshmarket Close (Callejón Fleshmarket).
2006. The Naming of the Dead (Nombrar a los muertos).
2007. Exit Music (La música del adios).
2012. Standing in another Man’s Grave (Sobre su tumba). Lectura
2013. Saints of the Shadow Bible (La biblia de las tinieblas). [También con Malcolm Fox] Lectura

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2009. The Complaints (Asuntos internos). Lectura
2011. The Impossible Dead.
2013. Saints of the Shadow Bible (La biblia de las tinieblas). [También con John Rebus] Lectura